Publicado en Vasco Press
23 de junio de 2015
Euskadi
tendrá la próxima semana su ley contra el fracking. El proyecto legislativo
superó hoy el trámite de comisión con el voto a favor de todos los grupos
políticos a excepción del PNV, que se abstuvo, y quedó listo para ser aprobado
de forma definitiva en el pleno ‘escoba’ que tendrá lugar el día 30 de junio.
No
hubo sorpresas. La intervención inicial del parlamentario del PNV Javier Carro
pidiendo disculpas por su “enfado” de la última sesión de ponencia “por vernos
fuera del acuerdo” y valorando ciertos aspectos del texto hizo presagiar un
cambio de posición de los jeltzales, pero finalmente no se sumaron a la mayoría
que apoya la iniciativa –EH Bildu, PSE y PP– y se abstuvieron.
Carro
intentó sin éxito que el resto de partidos se replantearan su negativa a
incorporar en el proyecto un artículo que establezca una moratoria de cinco
años a la exploración y explotación de la fractura hidráulica como medio de
extracción de gas natural. EH Bildu, PSE y PP coincidieron en que la moratoria
“carece de sentido” y sólo serviría para generar inseguridad jurídica.
Independentistas,
socialistas y populares coincidieron en avisar que introducir la moratoria
daría lugar a un recurso del Gobierno de España ante los tribunales tal y como
sucedió con la moratoria andaluza, y subrayaron además que el Gobierno Vasco es
el que impulsa el fracking en Euskadi mediante una empresa pública y tiene en su
mano paralizar todos los procesos.
El
proyecto de ley llegará a pleno en los mismos términos que salió de ponencia,
es decir, con una batería de herramientas legislativas sectoriales en materia
de suelo, agua y medioambiente con el objetivo de dificultar al máximo el
fracking hasta el punto de impedirlo ‘de facto’. Esta fórmula tiene como base
las enmiendas de EH Bildu y PSE.
Concretamente,
el texto “no permite” la fractura hidráulica en suelo no urbanizable, prohíbe
el uso de esta técnica en aquellos espacios de riesgo medio, alto o muy alto en
el mapa de vulnerabilidad a la contaminación de acuíferos, y obliga además a
someter cualquier proyecto de fracking a una evolución ambiental estratégica.
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