Entrada publicada en el blog el 15/01/2014
Luther Leonidas Terry pasó su infancia en su estado natal de Alabama (EEUU) ayudando a su
padre, médico rural, en la pequeña farmacia y oficina de análisis clínicos que
regentaba. Infinidad de veces vio a su padre conducir el Ford A de la
familia para asistir de urgencia a vecinos del condado.
Seguramente aquellos momentos marcaron su vida para
siempre.
Luther Terry cursó estudios de Medicina y mantuvo una
carrera prolífica por Hospitales y Universidades. Con los años, Terry y su
equipo sentaron las bases de lo que se ha llamado "la era de oro de la
investigación clínica cardiovascular".
Fue nombrado Director General de Sanidad de los
Estados Unidos desde 1961 hasta 1965 y se destacó por su
lucha contra el tabaco. Se responsabilizó de un informe en el que el hábito de
fumar se asociaba a enfisema, enfermedades cardiovasculares y varios tipos de cáncer. El
comité que presidía llegó a la conclusión de que el tabaquismo era de tal
peligro para la salud como para justificar la introducción de medidas
reguladoras.
Las primeras advertencias sobre la toxicidad fueron
incluidos en las cajetillas el 1 de enero de 1965.
La industria del tabaco intensificó una campaña, que
venía realizando desde la década de los años 50, destinada a sembrar dudas
sobre los datos científicos obtenidos en su contra. Durante años gastaron
decenas de millones de dólares destinados a aparentar incertidumbre donde había
claridad. En un intento de prevenir o retrasar la introducción de regulación
en el sector buscaron desacreditar la investigación científica mediante la
creación de dudas y la manipulación en el debate. Generaron una falsa
controversia para discutir los datos científicos.
Con los años se evidenciaron químicos introducidos en
el proceso de fabricación de los cigarrillos. La industria se negó a facilitar
su identificación, alegando derechos de propiedad industrial y defendió
su inocuidad, describiendo algunos productos, como la vainilla y el cacao, como
propios de la industria alimentaria y con utilidad en agradar y
potenciar el sabor. Con el transcurso del tiempo se comprobó que aquellos
químicos incluían también agentes tóxicos y cancerígenos y otros
destinados a aumentar la dependencia de los afectados de tabaquismo.
Ya sabemos todos como acabó aquello.
Aún así, hay que insistir que la industria consiguió
durante un tiempo crear una opinión contraria a la regulación del tabaco
en una parte importante de la población y defender los intereses de lucro
privados sobre los intereses generales de salud pública.
En la actualidad el tabaco parece haber sido
sustituido por el cambio climático y el fracking. Algunas
de las agencias de publicidad y de creación de opinión que fueron
contratadas por la industria tabaquera son requeridas por el mundo del Oil
& Gas. Con la ayuda de algunos profesionales del ramo, periodistas,
políticos y otros voceros de colectivos de interés buscan sembrar dudas sobre
los perjuicios del fracking y sobre los nuevos datos científicos que van
surgiendo. El fin parece ser el mismo, evitar la aparición de regulaciones
que finalmente fueran contra sus intereses privados.
Esta actuación ya ha ocupado el interés de
medios de prensa reconocidos internacionalmente y de multitud de informes,
columnas y artículos independientes.
Se dijo que el hombre "es el único animal
que tropieza dos veces en la misma piedra". Está por ver
que no sea así.
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