Publicado en Vozpópuli
Una
nueva investigación estima que los productos que salen a la superficie después
de la fractura hidráulica deben ser tratados de forma específica si no se
quiere dañar seriamente el medio ambiente. El tratamiento encarecerá este
método de extracción de gas.
Se estima que en los próximos
50 años se emplearán del orden de cuatro billones de litros de agua en la
extracción de gas de lutita,
también llamado gas de esquisto.
Esta cantidad ingente de agua deberá ser tratada adecuadamente antes de poder
verterla, pero un reciente estudio pone de manifiesto que los tratamientos
habituales podrían hacerla más peligrosa de lo que es.
El gas de lutita se encuentra
en formaciones rocosas que están a kilómetros bajo tierra. La fractura hidráulica, también
conocida como ‘fracking’, permite la liberación de este combustible rico en
energía de una forma que es eficaz
en términos de coste y tiempo. En esta operación se bombean a
presión agua, arena y una combinación de aditivos en el terreno a alta presión,
rompiendo las formaciones de lutita que contienen el gas, permitiendo que este
suba a superficie donde puede ser recogido.
Algunos de los aditivos y las
enormes cantidades de agua implicadas en el fracking hacen de esta una
actividad con un impacto
medioambiental potencialmente muy grande. Debido a la
composición de las rocas que rompe, el líquido de base acuosa que resulta
después de la extracción tiene una composición
rica en sales y contenido orgánico, que incluye hidrocarburos,
grasas y materia biológica. Esto implica que no puede reutilizarse tal como está, y mucho menos verterse a ríos
o acuíferos, lo que significa que debe tratarse.
En un estudio llevado a cabo
por Andrew Barron
y Samuel Maguire-Boyle,
de la Universidad de Rice (EE.UU.), estos investigadores han estudiado cuál
sería la mejor forma de tratar este efluente. Un primer paso ha consistido en
analizar su composición. Sorprendentemente la mayor parte de la materia
orgánica la constituyen hidrocarburos relativamente simples, a diferencia de los
efluentes de las plantas de metano de lechos de carbón, en la que estos compuestos son mayoritariamente
hidrocarburos poliaromáticos muy tóxicos.
La explicación es
relativamente sencilla: un aspecto interesante de los esquistos es que los
compuestos químicos que encierran no han
sufrido prácticamente alteraciones desde que se formaron a partir de restos de
plantas y animales allá por el Jurásico (hace más de 140
millones de años). Por otra parte la baja permeabilidad de los esquistos
significa que retienen la salinidad del agua de mar. Por lo tanto, cuando el
esquisto entra en contacto con el fluido de fracking todas estas sales,
compuestos y minerales orgánicos se solubilizan. El efluente que sale a la
superficie está lleno de estos compuestos.
Este tipo de composición
indica que los tratamientos de aguas convencionales no son precisamente los
mejores para este caso. En la actualidad las plantas de tratamiento emplean
oxidantes que contienen elementos
halógenos, como el cloro o el bromo, para eliminar las
bacterias del agua. Si el efluente del fracking sufriese el mismo tratamiento
estos oxidantes podrían reaccionar con los hidrocarburos produciendo clorocarbonos y organobromuros, más peligrosos
que los propios hidrocarburos tratados.
Esto significa que las plantas
de tratamiento de los efluentes de la obtención de gas de esquisto por fracking
deberían construirse y diseñarse
específicamente, enfatizando el empleo de métodos físicos de
separación, frente a los químicos. Lamentablemente, estos tratamientos son más
lentos e intensivos en superficie necesaria, con lo que los costes subirán. Pero
nuestra independencia energética del petróleo, con las presiones geopolíticas
añadidas, no puede venir a costa de destruir el medio ambiente.
Referencia: S J Maguire-Boyle and A R Barron (2014)
Organic compounds in produced waters from shale gas wells Environ. Sci.: Process Impacts. DOI:10.1039/c4em00376d
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Este artículo es parte de ‘Proxima’, una colaboración semanal de la Cátedra
de Cultura Científica de la UPV con Next. Para saber más, no dejes de
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de Cultura Científica.
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