Publicado en Digital
Journal
Por Mike
Rossi
28 de agosto de 2014
Según un nuevo estudio realizado por investigadores de
la Universidad de Stanford, las
compañías de petróleo y gas realizan el fracking mucho más cerca de lo que se
pensaba de las fuentes de agua subterráneas.
La investigación - liderada por Robert Jackson, profesor de Ciencias Ambientales de Ciencias de la Tierra y el investigador
asociado, Dominic DiGiulio -
examinaron dos campos de gas en Wyoming, Wind River y Fort Union, actualmente
en fase de exploración a través de la fractura hidráulica.
El fracking, como se le conoce más comúnmente, se
refiere al proceso por el cual las empresas o personas accedan a
depósitos previamente inalcanzables de petróleo y gas natural. Mediante la
inyección de millones de galones de líquido - típicamente agua mezclada con una
suspensión de productos químicos, arena y óxido de aluminio - bajo presión interna
y perforación, los buscadores pueden romper formaciones rocosas subterráneas
densas que permiten que los hidrocarburos buscados fluyan más libremente hacia
la superficie.
Aunque un gran porcentaje de los aditivos químicos
utilizados para el fracking son generalmente considerados
"inofensivos", un número incómodo son "carcinógenos y neurotoxinas conocidas."
A pesar de esto, la fracturación hidráulica es regulada
ligeramente por las autoridades federales.
Goza de grandes
exenciones de la Ley de Agua Segura de 1974 y protecciones importantes a
partir de la Ley de Política Energética de 2005, entre ellos - increíblemente –
la autoridad legal para hacer fracking en los recursos hídricos subterráneos.
A pesar de su legalidad, líderes de la industria del
fracking niegan que siquiera tenga que romperse en cualquier lugar cerca de
fuentes de agua potable, ya que, los ricos yacimientos de petróleo y gas se encuentran
a profundidades mucho mayores (normalmente miles de pies) que los acuíferos
relativamente poco profundos ( típicamente no más de 750 pies).
Sin embargo, como Jackson y DiGiulio ilustran en el
estudio, las empresas que operan en las regiones de Wyoming emplean procesos de
fracking a profundidades tan someras como 700 pies - al alcance de los recursos de agua potable
subterráneos.
Tomando esto en consideración, es importante tener en
cuenta que el estudio publicado por el equipo de Stanford no encontró
contaminado el agua potable cerca de los sitios de Wind River o Fort Union. Pero
DiGiulio concluyó que la actividad de la industria de la fracturación
hidráulica está "mal documentada, lo que dificulta la evaluación de daños
a los recursos potenciales y la exposición humana"
Su estudio confirma que el fracking tiene lugar a
profundidades mucho menos profundas que se pensaba y hay en el camino pocos datos
para predecir con precisión el potencial de costos para el ser humano humano, y
muchos ambientales, s para este tipo de prácticas peligrosas.
Por ahora, los legisladores no piensan en aumentar la supervisión federal de las más de 1
millón de operaciones de fracturamiento hidráulico que tienen lugar actualmente
en los Estados Unidos.
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