El
consejero delegado del fondo de inversión noruego, Yngve Slyngstad. / Reuters
Publicado en El País
Por Thomas Gualtieri
7 de mayo de 2016
El
Global Pension Fund noruego se replanteará invertir en compañías cuyos ejecutivos
ganen un sueldo que considere demasiado elevado
Los países escandinavos suelen
ser el laboratorio de las políticas sociales más avanzadas, y las últimas
decisiones del fondo soberano público noruego, el mayor del mundo, no
desmienten esa fama. El consejero delegado, Yngve Slyngstad, anunció el pasado
domingo que el fondo se replanteará su estrategia de inversión en aquellas
empresas cuyos ejecutivos perciben un sueldo que considere excesivo; tres días
después, los gestores del fondo soberano anunciaron también que presionarán a
las dos petroleras estadounidenses Exxon y Chevron, de las que controlan
acciones, para que aumenten el número de informes sobre los riesgos para el
cambio climático de sus operaciones.
“Se ha por fin concretado la
sensación de que los incrementos salariales de los directivos se han convertido
en algo descontrolado. La decisión del fondo ha sido una especie de repuesta
retrasada a la crisis financiera de 2008, y dado su tamaño seguramente las
repercusiones serán importantes”, opina Stefan Stern, director del High Pay Centre, un think
tank que es un también un observatorio que monitoriza los sueldos de los
ejecutivos.
Las empresas en las que esta
nueva postura podría tener consecuencias son muchas más: el fondo noruego
controla 9.000 compañías en todo el mundo y posee el 1,3% de todas las firmas
que cotizan a nivel global, según sus propios datos.
Mientras tanto, las reacciones
de las dos petroleras norteamericanas no han tardado en llegar. Ambas compañías
han subrayado su compromiso en temas medioambientales y han asegurado que se
opondrán a la propuesta del fondo noruego —que controla poco menos del 1% de
ambas firmas— en sus Juntas de Accionistas, que se celebrarán el mismo día, el
próximo 25 de mayo. “[Si fracasamos] volveremos a intentarlo el año que viene y
el siguiente”, ha sido la respuesta de Slyngstad.
El instrumento financiero del
Estado noruego —cuyo valor asciende a casi 750.000 millones de euros debido
principalmente a la venta de crudo—, además, hizo pública a mediados de abril
una lista de 52 compañías del sector del carbón en las que dejará de invertir
por el elevado poder contaminante de ese combustible, a las que se está
planteando añadir otras 40 firmas.
Robert Brulle, catedrático de
Ciencias Medioambientales de la Universidad Drexel
de Filadelfia (EE UU), sostiene que “se está aplicando el sentido común también
entre los accionistas de las grandes corporaciones”. El académico insiste en
que “por fin ha emergido una presión en este ámbito que ha ido creciendo en los
últimos años”.
Para acceder a la noticia,
No hay comentarios:
Publicar un comentario