Publicado en Greenpeace.es
27 de abril de 2016
Muy poca gente conoce qué se esconde
tras esas siglas.
TTIP. No suena tan mal. Extraño, quizás. Lo mismo que su hermano menor, el
CETA. Si explicamos que son tratados de comercio con EEUU y Canadá, tampoco
parece algo negativo. Pero basta rascar un poco para darse cuenta del calado de
lo que se esconde tras esas siglas.
Argumentan que estos tratados eliminarán “barreras al comercio”
y ayudarán a la “armonización regulatoria”. De nuevo, frases que a priori
podrían sonar bien. En la práctica, esta armonía va a caer toda del mismo lado
y va a suponer una enorme transferencia
de poder desde la ciudadanía hacia las grandes empresas,
amenazando muchos de los principales avances logrados estos años en materia de
medio ambiente y derechos de los consumidores. Por ejemplo, el TTIP puede abrir de par en par las puertas a
transgénicos o fracking, contra los que llevamos años luchando.
El TTIP contempla la creación de un tribunal para que las
compañías puedan demandar a los gobiernos si consideran que sus inversiones se
ven perjudicadas por la legislación de cada país. Y la "armonización"
(a la baja) de los criterios sobre salud y medio ambiente de productos y
servicios nos dejará más
desprotegidos como ciudadanos y consumidores frente a las grandes empresas.
Esto ya suena peor, ¿no?
Pese a lo desconocido del tratado, las negociaciones sobre el
TTIP comenzaron en 2013 y hasta la fecha se han celebrado 13 rondas
negociadoras entre las delegaciones de la UE y EEUU pero el texto de las
negociaciones sigue siendo secreto.
La visita a Hannover del Presidente Obama este pasado fin de semana ha tratado de dar un impulso a este acuerdo,
en vísperas del comienzo de la próxima ronda de negociaciones entre ambas
delegaciones que están teniendo lugar esta semana en Nueva York. La visita tuvo
la réplica en forma de numerosas protestas. Más de 50.000 personas se echaron a
la calle para protestar y mostrar su oposición al tratado y activistas de Greenpeace descolgaron una pancarta
en la que junto al rostro de Obama se podía leer: Yes, we can stop TTIP (Sí, podemos parar el TTIP).
Porque cada vez más
ciudadanos tienen claro que el TTIP les va a afectar y mucho. Y
cuanto más se conoce, más crece la oposición a esta negociación secreta y que
va a condicionar el futuro de millones de ciudadanos. Desde Greenpeace vamos a
seguir diciendo NO al TTIP. Y NO al CETA. Porque no queremos renunciar a
nuestros derechos como ciudadanos y consumidores, ni tampoco al medio ambiente.
Ayúdanos a parar estos tratados que amenazan el medio ambiente y nuestros derechos
como ciudadanos.
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