Publicado en Noticias
de Álava
Por Jaione Sanz y Alex Larretx
19 de julio de 2015
Cientos
de personas participaron en la kalejira reivindicativa, desde Subijana a la
Virgen Blanca
Vitoria
- El calor era ya opresivo allí donde no alcanzaba la
sombra. Jon se recostó en el cobijo de los castaños del parque del Prado para
esperar la llegada de la kalejira. La gente que participa en la Acampada
Internacional contra el Fracking había salido a las nueve y media de la mañana
de su campo base, en Subijana de Álava, para acercar la reivindicación hasta
Vitoria. Llegó algo más tarde de lo previsto, sobre un asfalto de pegamento,
pero lo hizo con el ambiente festivo que todo el mundo esperaba. Y Jon se sumó
a la marcha pletórico. Y con él, poco a poco, otros gasteiztarras con ganas de
dar fuerza a la causa. Cuando la marea alcanzó la meta, en la Virgen Blanca,
los más de doscientos celebrantes que habían hecho el camino hasta la ciudad se
habían duplicado. Y la plaza, cargada como una olla exprés, escenificó con
música y lemas una lucha que se ha hecho mundial.
La gente joven fue mayoría.
Nuevas generaciones que creen en la movilización popular para cambiar las
cosas. Se vieron carteles en castellano, euskera e inglés, rostros de aquí y
otros indisimuladamente de fuera, reflejo de una frackanpada
que ha recibido a personas de mil sitios. Vascos, catalanes, castellanos,
madrileños, cántabros y andaluces, franceses, alemanes, ingleses, rumanos,
ucranianos y americanos... Campistas que llevan juntos desde este lunes y a los
que se han ido sumando otros a lo largo de estos días para compartir
experiencias y batallas, escuchar y aprender. Porque la fracturación hidráulica
sigue despertando el miedo entre demasiados interrogantes, aunque si en algo
coinciden todos es en que no la quieren para sus pueblos y sus tierras. Para
este mundo. Concienciación verde que ha guiado también el día a día del
cuartel, con paneles fotovoltaicos y control del uso del agua.
Y ayer, todo ese sentir quedó
reflejado en la kalejira, entre rostros perlados, alguna que otra camiseta
fuera y alegría, mucha alegría. Un tractor acompañó a los participantes, con
dos hiphoperos encima para amenizar
la caminata, en una procesión llena de lemas impresos en las ropas y en
carteles de protesta. “Fracking hoy, hambre para mañana”, “keep it in the ground”, “stop fracking”... Y así
llegaron a la Virgen Blanca, donde se escenificó la derrota de esta técnica
para conseguir energía con el derribo de una simulación de torre de
fracturación hidráulica y continuaron las canciones a golpe de beat. Fue una acción colectiva breve.
Lenguas de fuego lamían la piedra y en un rato habría que regresar a Subijana
de Álava.
Por la tarde, ya de vuelta, se
llevó a cabo un ejercicio de arte popular con la colocación de un gran
eguzkilore de piedra en la zona de los antiguos pozos. Y hoy, final de la frackanpada, el campo base acogerá una
fiesta con productos ecológicos y de artesanía, juegos rurales y bailes
populares, y un taller de cocina solar. Por terminar de dejar un buen sabor de
boca.
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