Publicado en El País
Por Elena G. Sevillano
17 de agosto de 2016
Un sondeo en las Baleares pone en alerta a los
ecologistas, que no se fían de su objetivo investigador. Un documento demuestra
relación con la industria de los hidrocarburos
La
industria de los hidrocarburos lleva años intentando obtener autorización para
hacer prospecciones en las aguas que rodean a las islas Baleares.
El método que emplea, la adquisición sísmica —una especie de ecografía del
subsuelo marino que se obtiene lanzando disparos con cañones de aire
comprimido—, es muy controvertido por ser perjudicial para los cetáceos y otros
animales sensibles al ruido que genera. Algunas empresas han renunciado antes
de hacerse pública la decisión porque sabían que iba a ser negativa. Otras aún aguardan los dilatados trámites administrativos:
solo así pueden conocer si bajo las aguas del Mediterráneo se esconden bolsas
de gas o petróleo que merezca la pena extraer.
Un
nuevo proyecto ha llamado la atención de los ecologistas. A finales de abril un
instituto oceanográfico público de Italia presentó el “proyecto MEDSALT-2 de
investigación científico-marina en zonas sometidas a la jurisdicción española”.
Consiste en recorrer durante nueve días el área comprendida entre las islas de
Ibiza y Mallorca y al sureste de Ibiza y Formentera con un buque equipado con
cañones de aire comprimido.
El
Parlamento Balear no tardó en pronunciarse. A finales de mayo aprobó por unanimidad “instar al Gobierno balear a rechazar
el proyecto por sus consecuencias en el entorno y en la fauna marina”. Tanto la
Alianza Mar Blava, que lucha contra las prospecciones en el Mediterráneo, como
Greenpeace recelan del objetivo puramente científico del proyecto, que llegó de
manos del Ministerio de Exteriores pero que ahora analiza el de Medio Ambiente
para decidir si le concede la autorización.
“MEDSALT-2
no tiene ninguna finalidad, ni relación, con actividad de búsqueda de recursos
naturales o hidrocarburos”, asegura el informe ambiental presentado por el
promotor.
Sin embargo, otro documento demuestra que el proyecto sí
tiene relación, o la tendrá, con la industria de los hidrocarburos. Uno de sus
objetivos es “proporcionar datos a los socios (por ejemplo, empresas privadas
de exploración sísmica, petróleo y gas)”, asegura un “memorando de
entendimiento” firmado en Bruselas el 30 de octubre pasado al que ha tenido
acceso EL PAÍS. En este documento de 15 páginas la agencia científica europea COST describe el proyecto MEDSALT y señala que el memorando
entrará en vigor cuando al menos cinco países miembros lo firmen. España
confirmó su participación en enero pasado; hay 18 países más…..
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