Publicado en El País
Por Daniel
Mediavilla
4 de mayo de 2015
Lo
casos detectados son poco frecuentes, pero los investigadores consideran que
son necesarios más estudios para reducir los riesgos
EEUU
impone estrictas normas para el `fracking´en terreno federal
A principios de este año, BNK,
una empresa canadiense, se convirtió en la
primera compañía en pedir permiso a la Administración para utilizar en
España la técnica de extracción de gas por fractura hidráulica conocida como fracking.
Antes de comenzar con los primeros pozos de exploración, que esperan iniciar en
2016 en el norte de la provincia de Burgos, deberán superar la evaluación de
impacto ambiental, un proceso que se podría completar en siete meses.
La cercanía de las primeras
perforaciones hace probable que se reavive el debate sobre una técnica
controvertida y la ciencia será parte de la discusión. Esta semana, un equipo
científico liderado desde la Universidad Estatal de Pensilvania (EE UU) publica
un artículo
en la revista PNAS en el que se
estudia la posible contaminación de agua potable por la explotación de pozos de
gas. Empleando una tecnología más sensible que la utilizada por los
laboratorios convencionales, los investigadores analizaron el agua potable de
varias fincas cercanas a cinco pozos de la zona de Marcellus Shale, en
Pensilvania.
Así, encontraron mezclas de
contaminantes orgánicos y 2-butoxietanol, un producto químico empleado entre
los líquidos que se inyectan en el subsuelo para fracturar la roca y obtener el
gas atrapado en ella. Los autores, que mencionan cómo el agua analizada hacía
espuma por los contaminantes, consideran que la explicación más probable de
esta contaminación es que algunas cantidades de gas natural y fluidos empleados
en el fracking se
liberaron durante la explotación y viajaron entre uno y tres kilómetros de
distancia a través de fracturas de la roca hasta los acuíferos.
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