“Bienvenido,
Mister Marshall” es el título de una película española de 1953, dirigida por
Luis García Berlanga y con José Isbert, Manolo Morán y Lolita Sevilla como
actores principales
¡¡¡ Ya llega la lluvia de millones!!!
Y
tú, ¿Qué vas a pedir? ¿Un aeroplano de “chorro libre”?
Publicado en el Diario.es
Por José Luis
Gallego
15 de mayo de 2015
Los promotores del fracking no
se cortan un pelo. Pasando de los informes científicos que alertan sobre los
riesgos de esta técnica extractiva de gas no convencional, han decidido dar un
paso adelante y presentarse en los ayuntamientos para arreglarles las finanzas.
Así lo anuncian en su último
comunicado, donde bajo el embaucador titulo de “La Ley del Sector de Hidrocarburos
permitirá que las comunidades locales se beneficien de la exploración y
producción de gas no convencional”, prometen una importante cantidad de dinero
a todos aquellos municipios que se dejen taladrar el paisaje y reventar el
subsuelo. Y es que gracias a dicha ley, recién aprobada por el gobierno del PP,
se acaban de poner en marcha una serie de tasas e impuestos a las prospecciones
de fracking cuya recaudación irá a parar directamente a las comunidades
autónomas, los ayuntamientos y los propietarios que se dejen.
Como bien saben los lectores
de eldiario.es, el peligroso carácter de esta agresiva técnica extractiva de
gas no convencional ha generado una fuerte polémica en todo el mundo. El
fracking tiene en contra a buena parte de la comunidad científica, todos los
grupos ecologistas y numerosas plataformas ciudadanas que ven en este método
para absorber las últimas burbujas de gas oculto bajo sus tierras una amenaza
directa al entorno, al medio ambiente y a los paisajes donde han crecido.
La técnica consiste en la
perforación en horizontal del subsuelo para inyectar a alta presión agua
mezclada con arena y provocar la fractura hidráulica de las rocas de baja
permeabilidad o incluso de la roca madre. El propósito es que la potencia del
chorro de agua abra una grieta en la roca para que la arena la mantenga abierta
y el gas natural allí atrapado escape por los canales del pozo hacia la
superficie para ser capturado. El problema es que, para aumentar su poder
corrosivo, esa agua ha sido tratada con compuestos químicos que pueden
contaminar para siempre los acuíferos.
En Estados Unidos el fracking
ya ha echado a perder numerosos acuíferos subterráneos dejando sin
abastecimiento de agua potable a los habitantes. Pero es que además la
violencia de la fractura hidráulica aumenta los riesgos de actividad sísmica.
Según la Sociedad Sismológica Americana (EEUU), las prospecciones de fracking
han provocado cerca de un centenar de terremotos solo en el Estado de Ohio,
alguno de los cuales alcanzó una magnitud de 3 en la escala de Richter.
La industria del fracking en
España está representada por la plataforma Shale Gas España, cuyo director
general señala en el comunicado que la nueva ley “acerca los beneficios de la
exploración y producción de hidrocarburos a las comunidades que conviven con
estos proyectos” destacando que el fracking "contribuye a la mejora de la
competitividad de las empresas y crea riqueza mediante la generación de
actividad económica, empleo y pago de impuestos”.
De lo que no dice ni pio es de
los riesgos que genera el desarrollo de esta actividad para el medio ambiente y
la salud de las personas. Unos riesgos que aparecen
rigurosamente documentados en el informe “Impacts of unconventional gas
extraction on the environment and human health”
que sirvió como base al Parlamento Europeo para alertar a los estados
miembros sobre los peligros de la fracturación hidráulica y pedir a los
gobiernos que sean cautos y precavidos con la concesión de los permisos para
evitar “las peores consecuencias”.
Unas consecuencias relatadas
en la película Gasland
(2010) que tuvo su segunda parte
en 2013 y que se llevó el Premio Especial del Jurado en el Festival de
Sundance El filme, escrito y dirigido por el cineasta norteamericano Josh
Fox, recoge la alarma que está generando el fracking en Estados Unidos, las
experiencias personales vividas por los habitantes de las áreas donde se está
practicando la fracturación hidráulica y las nefastas consecuencias para el
medio ambiente.
Pero Gasland no es el único
trabajo cinematográfico que alerta sobre los graves riesgos del fracking. En
2013 la película Tierra prometida, protagonizada
por Matt Damon, denunciaba no solo el grave impacto medioambiental que puede
generar la fractura hidráulica, sino los cuestionables métodos mafiosos que
emplean algunas compañías para obtener los permisos de explotación.
Unos métodos que pueden
empezar a imponerse en España cuando los hombres de negro del fracking inicien
su gira de “estímulos” por todos los municipios señalados en rojo en el mapa de
la industria. Prometerán mucho dinero, dinero a raudales: hasta 16 millones de
euros por emplazamiento para el ayuntamiento y hasta 4 millones para el
propietario que se deje, así lo anuncia la plataforma en su nota de prensa.
La cosa da para un remake de
la obra maestra de Berlanga: pero cuidado señores alcaldes y propietarios,
porque puede acabar igual. Los promotores del fracking se lo juegan todo a una
carta: la carta del PP, su gran valedor. El resto de partidos políticos que
concurren a las elecciones autonómicas y locales, y que se perfilan como
alternativa de gobierno en la mayoría de nuestras comunidades y municipios, se
han declarado contrarios a su desarrollo y han anunciado que lo prohibirán.
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