Publicado
en El Economista
Por Rubén Esteller
8 de
enero de 2016
Repsol puede verse salpicada
por los problemas de su socio Sandridge en el corazón de EEUU. Los bajos
precios del petróleo han convertido a la petrolera de Oklahoma en una china en
el zapato de la española y pone en riesgo uno de los 10 grandes proyectos que
la compañía puso en marcha en el anterior plan estratégico de 2012 a 2016 para
aumentar su producción de petróleo: el yacimiento Missisippian Lime.
Sandridge es el operador de
este yacimiento en el que la petrolera española ha invertido del orden de 2.300
millones desde el año 2012.
Tras varios meses de advertencias,
la Bolsa de Nueva York (NYSE) decidió ayer expulsar a Sandridge del parqué por
sus anormalmente bajos niveles de cotización. A partir de ahora sus títulos se
podrán negociar fuera del mercado en los llamados OTC (over the counter).
La compañía tenía una
notificación de la Bolsa de Nueva York desde el pasado 23 de julio cuando sus
títulos bajaron de un dólar por acción y le había otorgado de plazo para
recuperarse hasta el 25 de enero, pero ayer cuando las acciones llegaron a los
15 centavos, tras un goteo de caídas en los últimos días por los precios del
crudo, la decisión se convirtió en irreversible. Sandirdge acumulaba ya una
caída de cerca del 90% en un año y se había permitido el lujo de suspender la
Junta que tenía prevista para el 6 de noviembre con el objetivo de hacer un
contrasplit que elevara el precio de los títulos y resolver el problema.
La compañía de Oklahoma, sobre
la que los analistas criticaban su elevado endeudamiento y su escasa
diversificación, realizó una compra de activos por 190 millones en abril pero
las agencias de calificación crediticia siguieron advirtiendo de la situación
insoportable de su estructura de capital, lo que puede abrir las puertas a la
presentación del llamada capítulo 11, es decir, la bancarrota.
Acuerdo
con Repsol
Repsol y SandRidge Energy
alcanzaron en 2012 un acuerdo por el cual la española adquiría,
aproximadamente, 1.500 km2 del vasto yacimiento Missisippian Lime, por 1.000
millones de dólares.
La compañía preveía perforar
más de 200 pozos horizontales durante 2012 y superar los 1.000 en 2014, en una
superficie de 6.900 km2 rica en carbonatos fracturados. Para ello, Repsol
esperaba invertir 2.300 millones con el fin de alcanzar una producción de
90.000 barriles de petróleo en 2019.
La participación de Repsol iba
a ser del 16% y del 25% en dos áreas dentro del yacimiento Mississippian Lime,
situado entre los estados de Oklahoma y Kansas, Estados Unidos.
Además de los inconvenientes
financieros derivados de la caída del petróleo, Sandridge atraviesa en los
últimos meses un serio problema con sus pozos por culpa de los crecientes
terremotos que se están produciendo en Oklahoma.
Según los datos del organismo
supervisor, en la zona se registraron en 2015 un total de 881 terremotos
superiores a 3 en la escala de Richjter y se pasó de 14 terremotos de escala 4
a 29 el año pasado, lo que ha hecho saltar todas las alarmas en la zona.
Según las sospechas que maneja
la comisión es que los altos niveles de inyección de agua están provocando
estos movimientos sísmicos en la zona. Por este motivo, el organismo ha
intentado reducir la cantidad de terremotos mediante un mayor control de estos
niveles de inyección.
La Oklahoma Corporation
Comission decidió cerrar varios pozos a un buen número de petroleras de la
zona, pero Sandridge se ha opuesto al considerar que podrían provocar un daño
irreparable para la compañía.
La Comisión ha anunciado que
está preparando ya una reforma legal para cambiar las adjudicaciones que
mantiene Sandridge.
Missisippian Lime es un
yacimiento con una elevada producción histórica y recursos probados, rico en
petróleo ligero y gas que se produce a partir de carbonatos fracturados. Existe
una extensa infraestructura en el área que opera desde hace más de 30 años.
Repsol considera Estados Unidos
y Canadá como una de las zonas estratégicas dentro de su nuevo plan de negocio
para la compañía, por lo que los problemas que encara este gran yacimiento
podrían acabar afectando a la producción que le corresponde a la petrolera
española.
Sandridge redujo un 75% sus
pozos perforando y la intención era dejar en ocho pozos en funcionamiento en la
zona de Missisipiam Lime. Según los analistas, si Sandridge los cerrara se
quedaría sin circulante.
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