La candidadura de Jeb
Bush, primero por la derecha, vendría a confirmar la intención de continuidad de
la saga de los Bush en el primer cargo del gobierno de los Estados Unidos
Publicado en El País / The New York Times
Por Paul Krugman
27 de septiembre de 2015
Dato: el consejero
delegado de Volkswagen ha dimitido tras saberse que su empresa ha cometido un
fraude a escala colosal, al instalar en los coches diésel un programa
informático que detectaba cuándo se estaban midiendo las emisiones y generaba
resultados engañosamente bajos.
Dato: han condenado al
expresidente de una empresa de cacahuetes a 28 años de cárcel por distribuir a
sabiendas productos contaminados que, a continuación, causaron la muerte a
nueve personas y enfermaron a 700.
Dato: Turing Pharmaceuticals,
especialista no en inventar nuevos fármacos sino en comprar los que ya existen
y subirles el precio, ha adquirido los derechos de un medicamento empleado para
tratar las infecciones parasitarias. En este caso, el precio pasó de 13,50
dólares por pastilla a 750.
En otras palabras, son
días interesantes para los expertos en empresarios rapaces.
No me cabe duda de que,
como a cualquiera que señale los defectos éticos de algunas compañías, me
acusarán de demonizar a las empresas. Pero lo que afirmo no es que todos los
empresarios sean demonios, sino que hay algunos que no son ángeles.
Resulta que, en el mundo
empresarial, hay personas que harán lo que sea, incluso permitir que muera
gente con su fraude, con tal de ganar dinero. Y necesitamos una reglamentación
eficaz que controle esa clase de mala conducta, especialmente para que los
empresarios íntegros no estén en desventaja cuando compitan con otros menos
escrupulosos. Pero eso ya lo sabíamos, ¿no?
Bueno, antes lo
sabíamos, gracias a un puñado de periodistas y reformistas de principios del
siglo XX. Pero Ronald Reagan insistía en que el Gobierno siempre es el
problema, nunca la solución, y esto se ha convertido en un dogma de la derecha.
En consecuencia, una
buena parte de la clase política estadounidense ha declarado la guerra hasta a
las normas más claramente necesarias. De hecho, ahora hay muchísima gente
importante que sostiene que las empresas no pueden hacer nada malo y que el
Gobierno no es quien para poner límites a la mala conducta.
Un ejemplo que viene al
caso: esta semana, Jeb Bush, que tiene el extraño don de la inoportunidad,
decidió publicar una tribuna de opinión en The Wall Street Journal en el que
criticaba al Gobierno de Barack Obama por aprobar “un aluvión de normas que
destruyen empleo y aplastan la creatividad”. El que tergiverse unos datos
estadísticos seleccionados cuidadosamente, o el hecho de que el empleo privado
haya crecido mucho más deprisa con las políticas “destructoras de empleo” del
presidente Obama que durante el mandato de su hermano George W. Bush es lo de
menos.
¿Y cuáles son esas
normas terribles e injustificadas que Jeb Bush propone eliminar?
El control de las
emisiones de dióxido de carbono debe desaparecer, por supuesto, porque no hacer
nada respecto al cambio climático se ha convertido en parte esencial de la
identidad republicana. Y también hay que acabar con la reforma sanitaria.
Pero Bush también
propone suprimir las normas relacionadas con la eliminación de las cenizas de
carbón, un subproducto de las centrales térmicas que contiene mercurio,
arsénico y otros contaminantes que causan problemas de salud graves. ¿Les
parece a ustedes que controlar este riesgo es una medida arbitraria y sin
sentido?
Luego está la educación
con ánimo de lucro, un sector plagado de fraudes —porque a los estudiantes les
resulta muy difícil valorar lo que se les ofrece— que deja a muchos jóvenes
estadounidenses endeudados hasta las cejas y sin perspectivas reales de que
haya empleos mejores. Pero Bush critica los intentos de expurgar el sector.
Ah, y critica al
Gobierno por “regular Internet como servicio público”, lo que puede sonar raro
hasta que uno cae en la cuenta de que lo que de verdad se regulan son los
proveedores de servicios de Internet, que se encuentran con poca o ninguna
competencia en muchos mercados locales. ¿He mencionado que, en Europa, donde
los proveedores de Internet están obligados a adaptarse a la competencia, la
banda ancha es mucho más rápida y barata que en Estados Unidos?
Por último, aunque no
por ello menos importante, Bush pide que se anule la regulación financiera, y
repite la afirmación, probadamente falsa, de que la ley Dodd-Frank de hecho
fomenta que los bancos se vuelvan demasiado grandes para ser rescatados. (Los
mercados no están de acuerdo: a juzgar por lo que les cuesta prestar, los
grandes bancos han perdido, no ganado, desde que se aprobó dicha ley). ¿Por qué
íbamos a pensar que dejar que los bancos se descontrolen supone algún riesgo?
La cuestión es que Bush
no se equivoca cuando insinúa que, durante el mandato de Obama, se ha tendido
hacia el aumento de la regulación, tendencia que probablemente continúe si el
año que viene gana un demócrata. Al fin y al cabo, Hillary Clinton anunciaba un
plan para limitar el precio de los medicamentos al mismo tiempo que Bush daba
rienda suelta a su diatriba antirregulatoria.
Pero la reacción en
contra de las reglas se está produciendo por una razón. Puede que, durante la
década de 1970, tuviésemos una reglamentación excesiva, pero ahora llevamos 35
años confiando en que las empresas hagan lo correcto con una supervisión
mínima, y esto no ha funcionado.
Por eso, lo que hemos
visto últimamente es un intento de corregir ese desequilibrio, de sustituir la
oposición visceral a la regulación por un uso sensato de esta, allí donde haya
motivos fundados para creer que las empresas podrían actuar de un modo
destructivo. ¿Va a continuar este esfuerzo? Las elecciones del año que viene lo
dirán.
Paul Krugman es premio Nobel de Economía de 2008.
Para acceder a la noticia,
http://economia.elpais.com/economia/2015/09/25/actualidad/1443194289_679154.html
Para acceder a la noticia ORIGINAL en INGLÉS,
http://www.nytimes.com/2015/09/25/opinion/dewey-cheatem-howe.html?rref=collection%2Fcolumn%2Fpaul-krugman&action=click&contentCollection=opinion®ion=stream&module=stream_unit&version=latest&contentPlacement=2&pgtype=collection&_r=0
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