Publicado en El País
Por Elena G.
Sevillano
7 de septiembre de 2015
Medio Ambiente ve errores en un plan de prospecciones
en el Mediterráneo
Los técnicos aconsejan no llevar a cabo los sondeos
por afectar a cetáceos y tortugas
“Deficiencias”, “errores de cálculo”,
“irregularidades”... La lista de inconcreciones y datos erróneos que han
encontrado los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente en uno
de los mayores proyectos para buscar gas y petróleo en el Mediterráneo es
larga. La Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar desmonta en
un informe de 22 páginas la documentación técnica presentada por la empresa
Seabird para realizar sondeos sísmicos en un área de 37.000 kilómetros cuadrados en
el Golfo de León, frente a las costas de Cataluña y Baleares. El texto, al
que tuvo acceso EL PAÍS, critica entre otras cosas que el proyecto no valora el
impacto de las prospecciones en los cetáceos y las tortugas.
La empresa pretende hacer una prospección
sísmica marina, como una especie de ecografía del subsuelo marino. Un barco
recorre la zona siguiendo líneas paralelas y lanza disparos con cañones de aire
comprimido. El ruido que generan rebota en las capas superiores del lecho
marino y permite saber si hay bolsas de petróleo o gas. Los técnicos del
ministerio aseguran en su informe que muchos cálculos están mal hechos. El
modelo acústico y la zona de exclusión (el área en la que si el avistador de
fauna ve un animal hay que demorar los disparos) propuesta en base a ese modelo
“no se puede considerar válido”, señalan. Tampoco son correctos los datos de
temperatura, ni la composición del fondo marino, ni el nivel de exposición
sonora.
El informe desgrana varios
errores, como cuando el proyecto lista las especies que podrían verse afectadas
y habla de las “producidas en Andalucía”. “Es evidente que se trata de un
error, ya que la zona en la que se pretende hacer la campaña sísmica no se
aproxima a Andalucía”, escriben los técnicos. La empresa asegura que la tortuga
boba está catalogada en España como de “interés especial”, y no es así. Se
considera especie amenazada, en la categoría de “vulnerable”. Tampoco acierta
al hablar de que no tiene zonas de puesta en el Mediterráneo occidental, cuando
sí existen. “La información presentada por el promotor no es correcta”,
concluye el informe ministerial, adelantado ayer por La Vanguardia.
La documentación llega a
mencionar un proyecto distinto cuando habla de la migración del rorcual. “Es
evidente que el promotor ha confundido el proyecto que nos ocupa con el
proyecto de sísmica Casablanca”, advierten los técnicos, que más adelante
vuelven a señalar errores: “La afirmación del promotor 'No nos encontramos en
un área de especial presencia de otros cetáceos' no puede ser aceptada”. En
contra de lo que alega la empresa, hay delfín listado, delfín mular, calderón
común, cachalote... La conclusión es clara: “No deberían realizarse operaciones
de prospección sísmica marina, en ningún periodo, en las áreas de presencia de
especies de cetáceos sensibles”.
Estas consideraciones de Medio
Ambiente se suman a las de otro informe oficial de finales del año pasado en
las que los
técnicos desaconsejan llevar a cabo el mayor proyecto previsto en la zona,
con cerca de 100.000 kilómetros cuadrados, por poner en peligro a especies
protegidas como cachalotes, delfines y tortugas marinas. "La potencial
afección sobre la fauna marina presente en el área de actuación es de una
magnitud suficiente como para desaconsejar que se desarrolle el proyecto",
sentencia el informe.
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