lunes, 14 de septiembre de 2015

Fracking: De ciudadanos a vasallos



Vivienne Westwood




El sábado escribimos una entrada en el blog en la que recogíamos una curiosa protesta antifracking que se celebró en la circunscripción electoral de David Cameron y exactamente en la puerta de su lujosa casa de campo.

La manifestación estaba encabezada por la famosa diseñadora Vivienne Westwood, millonaria y conocida activista antifracking,  que se presentó subida a un carro de combate con el que atravesó Witney hasta llegar al domicilio de Cameron en Chadlington, Oxfordshire.

El uso del vehículo militar se explicó desde la parodia de un ataque químico que sería lo mismo que quiere hacer el primer ministro al promover la polémica técnica del fracking con la inyección de químicos en el subsuelo, según la popular diseñadora.

Sin duda, el leer la noticia haría despertar una sonrisa en el lector por la aparente extravagancia de la protesta pero escuchando las declaraciones de la Sra Westwood la misma sonrisa podría desaparecer rápidamente.

Las declaraciones son accesibles desde algunos videos que recogieron el momento o se pueden leer en las páginas de The Guardian, entre otros medios, pero que se pueden resumir en una frase con la que nuestra protagonista apelaba a David Cameron y al fracking: "no lo quiere en su jardín”. 

Pero, ¿qué significa esta frase? 

David Cameron ha realizado una defensa abierta de las energías fósiles y del fracking en especial,  a la vez que ha mostrado apatía por las energías renovables. Su defensa de la fracturación hidráulica le ha llevado a realizar movimientos poco transparentes de cabildeo tanto en Gran Bretaña como en la Unión Europea para favorecer la implantación de la técnica en el continente. No ha dudado en manifestar públicamente que haría lo necesario para que la técnica sea una realidad en el Reino Unido.

El fracking resulta una técnica polémica por su carácter invasivo del territorio, donde compite con otras actividades existentes y por las dudas medioambientales y sobre la salud. 

Los efectos nocivos han sido negados interesadamente por la industria y silenciados por los líderes políticos que defienden su implantación.  Sin embargo, en los últimos años,  importantes Journals, revistas científicas con alto índice de impacto, han venido recogiendo trabajos con resultados inquietantes que vendrían a confirmar efectos indeseables y la sospecha de otros que todavía no son enteramente sólidos desde la certeza científica.

Movimientos sísmicos asociados al momento de la fracturación y a la inyección de aguas residuales, explosiones, contaminación de fuentes de agua potable por derrames, fatiga de materiales o malas prácticas de perforación, consumo desaforado de agua dulce que no resulta posteriormente recuperable, contaminantes aéreos relacionados con cáncer, afectaciones cutáneas, daños endocrinos o afectaciones fetales. Todo ello, sin contar con la afectación en el territorio, en la actividad económica, en la pérdida de valor de las propiedades o el incremento del coste de los seguros por la cercanía a una actividad de riesgo.

Resulta comprensible que si usted vive en una zona afectada por el fracking no quisiera ver perder valor a su casa o a sus propiedades pero menos que la salud de su familia o la de sus amigos se pudiera ver resentida.

Entonces, ¿qué quiso decir la Sra Westwood con “no lo quiere en su jardín”, refiriéndose a David Cameron?

Cuando se celebró la 14º ronda de concesiones de licencias de exploración terrestre en el Reino Unido con el fin de abrir a la exploración cualquier zona que presentara la más mínima posibilidad de contener gas o petróleo de esquisto, el DECC dejó una “isla” excluída de las concesiones de exploración.

¿Imagina el lector con qué se corresponde esa “isla”? Pues, con Witney , la circunscripción electoral de David Cameron. Donde su estupenda casa de campo, donde su familia, vecinos, amigos y votantes quedan alejados del fracking.

Este hecho fue publicado en el blog cuando recogimos un comentario del Prof. David Smythe, profesor emérito de Geofísica de la Universidad de Glasgow y donde explicaba no encontrar justificación geológica para que esta zona fuera excluida por el DECC.



En el caso de que el DECC se hubiera dejado influir por otras razones diferentes a las puramente técnicas, nos encontraríamos con que el Sr Cameron impondría el fracking a numerosas familias, con los posibles riesgos que implica, a la vez que vendría a decir que "lo que quiero para los demás no lo quiero para mí y los míos".

Hace tiempo dijimos en el blog que el fracking, además de ser un tema energético, empezaba a ser un tema de transparencia democrática y está por ver que no nos haga perder la condición de ciudadanos para alcanzar la de vasallos.





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