Publicado
en El Confidencial
Diez años
después del primer visto bueno oficial, Repsol sigue sin pinchar en las profundidades de
la Costa del Sol para
buscar gas. En pleno debate sobre el permiso ministerial concedido para iniciar
la exploración de petróleo en
aguas canarias a finales de este año, la petrolera española demora sine die las pruebas para
comprobar si existen bolsas de gas metano en el subsuelo del litoral
comprendido entre las localidades malagueñas de Mijas y Fuengirola, según confirman fuentes oficiales,
donde no hay previsto llevar a cabo ningún sondeo antes de febrero de 2016.
La demora
tiene en vilo al Ministerio de Industria. A pesar de que el proyecto se
remonta a 2004, la petrolera obtuvo en 2011 la Declaración de Impacto
Ambiental, uno de los requisitos más importantes para ponerlo
en marcha. Desde entonces, sin embargo, últimos trámites administrativos y
problemas operativos argüidos por Repsol (contratación de una plataforma petrolífera)
obligaron al departamento dirigido por el ministro José Manuel Soria a ofrecer
una nueva prórroga (la quinta) para mantener en pie la iniciativa, impulsada
por el Gobierno para combatir el déficit energético del país.
De momento,
la Secretaría de Estado de
Energía contempla extender una vez más el calendario de permisos,
que vence en agosto de 2015, aunque desearía que Repsol iniciara cuanto antes
las pruebas exploratorias (Siroco-A), con las
que se concluiría si existen yacimientos de gas en la zona (con una
probabilidad del 10%). A pesar del interés de ambas partes, la poca fiabilidad
del calendario hace que sea necesaria una nueva prórroga, como ocurrió por última vez en
2013, después de que la petrolera no iniciara las prospecciones
entre los meses de febrero y abril de ese año, según tenía previsto.
Aunque el
proyecto cuenta con la oposición de grupos
ecologistas de la zona y las formaciones locales de PSOE e
IU, las prospecciones de gas en la Costa del Sol carecen de la
dimensión nacional alcanzada por las perforaciones para buscar petróleo en Canarias,
a cuyo frente se ha situado el mismísimo presidente de la comunidad insular, Paulino Rivero. Aun así, la
posibilidad de que estos trabajos se iniciaran en febrero del año que viene ha
movilizado a los ciudadanos más críticos (Movimiento contra las Prospecciones
en la Costa del Sol), que exigen a Industria un nuevo
estudio sismológico.
Como
también ocurre en Canarias, uno de los argumentos en contra es el impacto que
podría suponer a la industria turística de la Costa del Sol. El inicio de las
pruebas supondría la instalación de una plataforma
semisumergible anclada a ocho kilómetros de la costa mijeña, a
la altura del Faro de Calaburras, y a doce kilómetros del sureste de
Fuengirola, que dispondrá de 29 días para explorar la existencia de yacimientos
de gas metano en el subsuelo marino, prorrogables a 41 en caso de que se
realicen pruebas de producción para medir la viabilidad económica
del pozo.
Mientras
esto ocurre, toda la atención se centra ahora en Canarias después de que el sueño de encontrar oro negro
en las costas andaluzas quedara aparcado hace tiempo. La
posibilidad de que Repsol obtenga resultados positivos de las prospecciones,
como tratan de conseguir otras
petroleras en aguas fronterizas de Marruecos, ha generado un clima
de tensión política entre el Gobierno autonómico y el nacional, hasta
convertirse en un asunto de debate en la opinión pública, con dos bandos
opuestos. Por un lado, No Oil Canarias.
Del otro, las bondades de un proyecto de investigación.
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