Publicado en
eldiario.es
Por Franciso
Ramos de Ecologistas en Acción
09/08/2014
- Los partidarios de la fractura hidráulica pretenden acotar la discusión sobre la técnica a "foros cualificados"
- Las amenazas de expropiación a los propietarios que no accedieran a negociar para la venta de terrenos han sido un error táctico garrafal para ganar crédito social
Desde
hace algún tiempo, los sectores interesados en el fracking parecen haber cambiado de estrategia.
La técnica de extracción de hidrocarburos no convencionales que algunas
empresas esperan desarrollar pronto en España se enfrenta a una oposición
popular generalizada así que toca virar el rumbo y dirigirse a otros públicos.
“Sacar el debate de la calle y teñirlo
de ciencia” parece ser el lema.
Los
movimientos, plataformas y organizaciones que dan la voz de alarma sobre los
peligros del fracking
son, sin lugar a dudas, una amenaza para el negocio. Muestra de ello son las
investigaciones que desarrollan varias empresas a nivel internacional. Una de
ellas es Control Risks, una consultora especializada en ayudar a gestionar
riesgos y oportunidades en entornos complejos y hostiles.
Su
informe The
Global Anti-Fracking Movement incluye un análisis de la Asamblea contra la
fractura hidráulica de Cantabria. Es uno de los casos de éxito por un
trabajo muy centrado en un objetivo concreto y por su gran activismo social
enfocado en las actividades de base. Además la asamblea trabaja en
coordinación con otras redes y cuenta con unas administraciones,
tanto en el ámbito municipal como en el autonómico, que se oponen
al desarrollo del fracking con moratorias, prohibiciones,
cancelación de permisos y estrictas restricciones ambientales.
La
Asamblea de Cantabria y otros grupos parecen estar ganando la partida de la
opinión pública, con argumentos de peso y un trabajo constante. Quizás por eso
ha perdido mucho protagonismo la plataforma Shale Gas España, creada en 2012
con el objetivo de “proporcionar información a cualquier ciudadano o asociación
interesados en entender y conocer más de cerca qué es el shale gas”. Reúne a
representantes de la industria, a expertos en hidrocarburos, en relaciones
públicas y en comunicación para generar “estados de opinión y propuestas
normativas en el ámbito del gas natural”, es decir, para tratar de
cambiar la percepción que tiene la sociedad.
Pero
esta misión no ha surtido efecto. La opinión pública ha entendido que desde
Shale Gas España defienden intereses concretos y no se ha dejado convencer por
los supuestos beneficios de la técnica. El lobby
pro fracking además
ha sido poco hábil a la hora de “hacer amigos” a nivel local. Las
amenazas de expropiación a los propietarios que no accedieran a negociar para
la venta de terrenos han sido un error táctico garrafal.
Que sólo hablen expertos
Ante
esta situación había que “sacar el debate de la calle”, como dijo hace unos
meses el ingeniero de minas Isaac Álvarez durante unas jornadas sobre fracking organizadas por el
Ministerio de Medio Ambiente. Sacar el debate de la calle y llevarlo a foros
cualificados, aseguró Álvarez.
Desde
entonces han sido los “expertos” los que han tomado la
palabra. Ingenieros de minas, sus representantes en los colegios
profesionales y sus escuelas y universidades adquieren protagonismo. Realizan
informes en los que son parte interesada, tanto técnica como empresarialmente.
Se organizan jornadas y cursos en los que ya no se niegan ninguno de los
problemas de la fractura hidráulica, sino que se minimizan y se asegura que existen
soluciones tecnológicas para cada uno de ellos. Todo se tiñe de argumentos científicos presuntamente irrefutables,
porque son ellos los que se erigen en poseedores del conocimiento frente a los
activistas.
Son
informes como el del Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas de
España -Gas no convencional, una oportunidad de futuro-, cursos como el
realizado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo -I
Curso de Hidrocarburos no Convencionales- o más recientemente en Torrelavega -El
nuevo panorama del petróleo: los hidrocarburos no convencionales- y en la
Escuela Politécnica de Ingeniería de Minas y Energía. Colocan la ciencia a su
servicio, llegando, por ejemplo, a manipular las informaciones del IPCC (Panel
de la ONU sobre Cambio Climático) a favor el gas de esquisto.
Esta
nueva estrategia incluye el invitar a los ecologistas a participar en debates
muy desequilibrados, con un gran número de ponentes a favor de la
aplicación de esta tecnología. Aceptamos las invitaciones, porque contamos con
infinidad de informes, pruebas y argumentos para oponernos al fracking, tambien
desde la ciencia y la investigación. Pero seguimos teniendo absolutamente claro que el debate debe
estar en la calle. La opinión pública debe ser consciente
de la necesidad de no aceptar una técnica que amenaza el agua, el
aire y la salud. La sociedad debe caminar hacia un cambio de modelo energético,
más sostenible, bajo en carbono y socialmente justo.
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