La canciller alemana
Angela Merkel junto al primer ministro de Italia, Matteo Renzi
Publicado en El
Economista.es
15 de diciembre de 2015
Italia se pone dura y critica a Alemania por jugar
sucio con el gas ruso
A Italia se le ha acabado la
paciencia con el doble juego que parece mantener Alemania respecto a Rusia:
mientras en los pasillos de Bruselas apoya las sanciones por la política de
Moscú en Ucrania oriental, no pone reparos para impulsar la duplicación de
capacidad del gasoducto North Stream, construido expresamente para esquivar las
pequeñas pero irritantes -a los ojos de Putin- repúblicas del Báltico, Polonia
y la propia Ucrania.
Este juego ha terminado por
fastidiar a Matteo Renzi, el primer ministro italiano, que propone ahora que el
proyecto para ampliar el North Stream, en el que se esperan invertir 11.000
millones de dólares, sea examinado en el Consejo Europeo del próximo jueves.
Tal como informa el diario Financial
Times, los italianos argumentan que el gasoducto va directamente en contra
del espíritu de las sanciones impuestas a Rusia, y que pretenden doblegar a
Moscú para que abandone la vía militar en Ucrania.
Mientras, Berlín resiste a las
presiones de sus vecinos -y ahora también las de Italia- y pretende que el
gasoducto es una iniciativa enteramente privada, en la que el gobierno que
dirige Angela Merkel no tiene nada que decir.
La postura de Italia viene a
reforzar la propuesta, liderada por Polonia y apoyada por varios miembros de la
UE de Europa central, de que el Consejo incluya el gasoducto en la balanza de
las sanciones.
La
agenda de Italia
Claro que el objetivo de Roma
no parece estar enteramente alineado con el de Polonia. Mientras que los países
que lindan con ella viven con el miedo casi permanente al expansionismo de
Rusia, y para ellos la mejor manera de tratar a Putin es usar mano dura, Italia
busca casi lo contrario.
El país transalpino es un buen
socio comercial de Rusia -el segundo mayor de la Unión, de hecho-, y viene
solicitando que las sanciones se suavicen o se eliminen, directamente.
Al incluir la segunda tubería
del North Stream en el paquete de sanciones, no sólo intenta demostrar que la
postura del Consejo es incoherente, sino que además pretende revivir su propio
proyecto con Rusia.
Se llamaba South Stream,
debería haber conectado directamente con el sur de Europa para colocar allí el
gas de la rusa Gazprom con la participación de la italiana Enel, y fue
bloqueado por la Comisión Europea.
En Berlín saben que el diablo
está en los detalles, y su respuesta está preparada desde hace tiempo. ¿Por qué
North Stream 2 sí y South Stream no? Pues porque el segundo atravesaría suelo
firme de varios países donde la Comisión sí tiene competencias (Bulgaria,
Croacia, Eslovenia y Hungría). El primero, en cambio, serpentea bajo las -casi
siempre- plácidas aguas internacionales del Báltico.
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