Publicado en El Mundo
16/03/2014
16/03/2014
Apenas dos años después de haberle sido prohibida toda actividad extractiva en el Golfo de México por su falta de seguridad, la petrolera británica BP ha sido autorizada a regresar a esa región, que está viviendo un 'boom' petrolero espectacular.
La decisión del Gobierno de Barack Obama constituye un éxito de primera magnitud para BP, que en 2010 provocó la que probablemente haya sido la mayor marea negra de la historia cuando una de sus plataformas en el Golfo de México, la 'Deepwater Horizon', se hundió. Para los ecologistas y los habitantes de la región, sin embargo, es como dejar que el asesino vuelva al lugar del crimen.
Al hundirse la plataforma, el pozo que estaba perforando -llamado 'Macondo', en honor al pueblo en el que se desarrolla la novela 'Cien años de soledad', de Gabriel García Márquez- quedó abierto y expulsando petróleo a una profundidad de unos 1.600 metros, en el fondo del mar.
La marea negra que se produjo vertió alrededor de 780.000 metros cúbicos de crudo al mar, una cantidad suficiente para llenar el Santiago Bernabéu hasta la última grada. A día de hoy aún no existe la certeza de que el pozo -que sigue 10 kilómetros dentro de la corteza terrestre hasta la bolsa de crudo- esté completamente sellado.
Las verdaderas dimensiones del desastre medioambiental han quedado ocultas, ya que gran parte del petróleo quedó en el fondo del mar y, además, 'Macondo' estaba a 66 kilómetros de la costa de Louisiana, en una zona del lecho marino conocida como 'Cañón del Mississippi', en la que abundan, entre otras especies, los cachalotes y sus presas, los calamares gigantes, que viven en los 'desfiladeros' del fondo del mar.
Menos de un año antes de la catástrofe de la 'Deepwater Horizon', un equipo de investigadores estadounidenses capturó en esa región un calamar de 5,9 metros de longitud.
BP, como principal responsable del siniestro, que costó la vida a 11 de sus empleados, ha sido condenada a pagar hasta la fecha 30.000 millones de euros (42.000 millones de dólares) por una serie de delitos que van desde falsedad documental hasta negligencia. Además, hay varios procesos legales aún en marcha.
Las investigaciones llevadas a cabo tras la tragedia revelaron que BP no había respetado las normas de seguridad, había mentido a las autoridades acerca del alcance del derrame y había coaccionado a empleados que habían tratado de denunciar la falta de medidas de seguridad de la empresa. Ya en 2005, una explosión en la refinería de BP en la ciudad de Texas City, en el estado de Texas, había provocado 15 muertos.
En virtud de la autorización que ha logrado BP, la empresa podrá participar a partir del miércoles que viene en las licitaciones de bloques de exploración en el Golfo de México, pero estará fiscalizada de forma estricta por la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, según sus siglas en inglés). Aún así, el acuerdo entre la compañía y el Gobierno de Obama ha desatado las críticas de los ecologistas y ha sido saludado por la industria petrolera como un triunfo moral para BP.
El regreso de BP al Golfo de México llega cuando el área vive una explosión de la actividad petrolera en aguas profundas y superprofundas, que es como se conoce en el argot de la industria a las perforaciones de hasta 3 kilómetros de profundidad en el lecho del mar.
En la parte estadounidense del Golfo hay unas 80 plataformas, y se espera que el lado mexicano empiece a registrar actividad una vez que la privatización parcial del sector energético de ese país lanzada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto se ponga en marcha. En el Golfo de México, EEUU estima que hay entre 20.000 y 30.000 millones de barriles de petróleo y equivalente (es decir, contando las reservas de gas natural), de las que alrededor del 75% son profundas y superprofundas.
Para acceder al artículo original,
http://www.elmundo.es/america/2014/03/15/53249cda268e3e14288b4582.html
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