Por KATE GALBRAITH
Publicado
en The News Tribune
Con Rusia y su gas natural amenazando a Ucrania y Europa, el grito
ha salido del primer ministro británico, David Cameron, el Wall Street Journal,
e incluso (implícitamente) del presidente de EE.UU., Barack Obama: más fracking! Si la UE dejara de importar solo un tercio de
su gas natural de Rusia, según este argumento, sería más fácil imponer
sanciones más severas e ir más allá se expulsar grandiosamente a Rusia del G-8.
El fracking suena como una solución simple e inteligente. No sólo la exportación de gas
licuado de esquisto desde los Estados Unidos a Europa, Europa también puede
ayudarse a sí misma, diversificando y adoptando una tecnología que nutriría las
reservas con una cosecha propia. "No se puede confiar sólo en la energía de otras personas", Habría dicho Obama a los líderes de la UE.
El problema, por supuesto, es que gran parte de Europa,
especialmente la mitad occidental, no quiere el fracking. Francia (que tiene
considerables reservas) lo ha prohibido y Alemania ha hecho efectiva la misma negación
y el entusiasmo de Cameron se ha
desacelerado en el Reino Unido, por el “no en mi patio trasero” de las protestas ecologistas. Como comentó
el año pasado el diputado conservador Nick Herbert ( y que no es un acto
reflejo contra el fracking), el fracking ha provocado un "miedo a lo desconocido."
¡Ah, esas molestas y conocidas
incógnitas! Herbert realmente clavó el problema. Así pues, es una manera de ayudar a difundir el fracking:
Desterrar las incógnitas. Todavía hay mucha incertidumbre
y por lo tanto una controversia que rodea a la fractura hidráulica, incluso en
la pizarra local de los Estados Unidos, y que provoca que otros países tengan
inevitablemente reparos en adoptar la tecnología que anhelan para sus
beneficios.
El fracking, también conocido como fractura hidráulica, consiste
en inyectar agua, arena y productos químicos debajo de la tierra para romper la
roca y extraer petróleo o gas. Las personas que viven en zonas ricas en lutitas han expresado su
preocupación por la contaminación del aire, la contaminación potencial de las
aguas subterráneas e incluso los terremotos. Aquí, está Herbert nuevo: "La
gente entiende de los argumentos nacionales
sobre la necesidad de una energía segura y barata, pero no saben lo mucho que
esto puede dañar el medio ambiente local." Exactamente.
Se necesitan estudios definitivos, integrales y objetivos del
fracking para ayudarnos, tanto nosotros como a nuestros aliados, a pensar
racionalmente sobre el fracking y cómo esta energía se suma a las otras
alternativas, como la energía renovable, la energía nuclear, el carbón o el gas
barato de artesa de Vladimir Putin.
Por desgracia, este tipo de estudios son difíciles de encontrar -
y los que existen son rápidamente discutidos desde un lado o desde el otro. Como ProPublica ha escrito, "aún no se ha realizado un estudio sistemático
a largo plazo de los efectos adversos de la perforación de gas en las
comunidades." Esa es una omisión notable,
dado que el esquisto representó un tercio de la producción de gas natural de
EE.UU. en 2011 y está aumentando rápidamente.
El fracking es un procedimiento complejo, con múltiples etapas que
pueden afectar al medio ambiente de muchas maneras, cada una de ellas merece
una cuidadosa revisión independiente. Desde una perspectiva ambiental, la diferencia fundamental con la
perforación convencional es la cantidad de líquido en cuestión. El
fracking utiliza una mezcla de agua, arena y productos químicos
para destruir la roca y extraer petróleo o gas.
Ese líquido, a menudo varios millones, o más, de galones por pozo de petróleo o gas, se deben adquirir,
transportar y utilizar en el trabajo de la fractura. Las aguas residuales deben ser
almacenadas y posteriormente eliminadas, por lo general mediante la inyección
en una formación subterránea, donde se supone que permaneceran a perpetuidad. (El reciclaje de este exceso de líquido está todavía en pañales.)
Si ocurre un derrame o el líquido se filtra en el suelo durante
cualquiera de estos pasos, eso es un problema. Cosas extrañas pueden suceder. Un funcionario que supervisa las aguas subterráneas en parte del
oeste de Texas me dijo que en unos pocos casos, el agua salada del subsuelo se
ha disparado de forma inesperada y ha subido por los pozos petroleros antiguos
y abandonados. Lo que él describe es como algo
salido de una película de ciencia ficción, sólo que es real.
"Estás en un campo donde
se están bombeando en alguno de esos viejos pozos", comentó, "y
se produce una inyección en una parte de él, y, de repente algo sucede, no es
una gran fuga y el agua de pozo del vecino comienza a ser salada ". Se trata básicamente de un
mini-géiser de salmuera.
Otras preocupaciones del fracking, más comunes, incluyen la
contaminación del aire en los lugares de almacenamiento del gas, cuando los
productos químicos como el sulfuro de hidrógeno o el benceno son liberados; las
fugas de metano en la infraestructura del gas natural; la quema derrochadora
(es decir, la quema del exceso de gas natural que viene con el petróleo) , y
los terremotos que se podrían causar en algunas zonas por la eliminación
subterránea de los residuos del fracking.
¿Con qué frecuencia las cosas
van realmente mal, cosas como el disparo de salmuera en un viejo pozo o los
terremotos como resultado de las inyecciones subterráneas? ¿Cuántos contaminantes entran en el aire y cuánto de peligrosos
son? Francamente, no sabemos muchas de las respuestas.
Una investigación de ocho meses realizada por el Centro para la
Integridad Pública, InsideClimate News y el canal del tiempo descubrió
que en Texas, el estado con una mayor producción de petróleo y gas, el sistema
de monitoreo del aire, en una región tan importante de fracking conocida como
el campo de pizarra de Eagle Ford "la
información es tan deficiente que el estado no sabe casi nada sobre el nivel de la contaminación del aire" en la zona.
Existen datos fragmentados sobre el fracking. Por ejemplo, un nuevo estudio
realizado por académicos británicos y estadounidenses en la revista Marine y Geología del Petróleo calcula
que el 6,3 por ciento de los 8.030 pozos de gas inspeccionados en el campo de
pizarra Marcellus Shale en Pensylvania experimentaron problemas estructurales
entre 2005 y 2013. Esto es una información útil,
pero sólo se tiene en cuenta un estado y un tipo de problema (aunque
importante).
En Europa, según los investigadores, existen pocos datos
publicados de los problemas equivalentes respecto a los daños estructurales de
los pozos de petróleo y gas en tierra. (Debido a que la geología puede variar considerablemente de un
lugar a otro, sería necesario que sean del dominio público los datos de tantas
zonas como sea posible. Esta variación geológica también significa que los
grupos interesados tengan seguridad para desafiar a los estudios en otras regiones
tenidas cono inaplicables.)
La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) espera completar
un estudio de cómo afecta, la fractura hidráulica, en el agua para 2016, con
dos años de retraso respecto a la fecha inicial. El estudio incluirá información
consolidada sobre los derrames de líquidos relacionados con el fracking-, es
decir, problemas como fugas de los pozos de almacenamiento y los derrames de
camiones. Este es el material que necesitamos, pero
incluso para la EPA le está resultando difícil obtener los datos en conjunto,
según su último informe sobre la marcha del estudio.
Por ejemplo, en el fracking frenético de Texas no existe
ninguna base de datos sobre los accidentes relacionados con la fractura
hidráulica. Los reguladores del gas y petróleo mantienen datos sobre derrames, como
la reciente colisión de la barcaza en Galveston, pero no coinciden en los derrames
químicos vinculados a la fractura hidráulica, según el informe de la EPA. Wyoming y Colorado, entre otros, no disponen tampoco de los datos
de accidentes en la fractura hidráulica. Un sitio web de la industria, FracFocus.org, contiene
alguna información acerca de los pozos de fracking (no relacionadas con
accidentes), pero es parcial - especialmente en lo que se refiere a los
químicos utilizados -, que al ser voluntaria su especificación resulta
difícil conjuntar datos.
.
Se necesitan estudios en este caso también, y la EPA está
realizando alguno. Pero esto es difícil. Por un lado, la geología es
compleja, y el fracking no puede ser estudiado de cerca sin la cooperación de
la industria. Tanto la Universidad Estatal de Ohio y la
Universidad de Tennessee han generado controversia, considerando la
contratación con - y aceptar pagos de - empresas de perforación que trabajarían
en terrenos universitarios.
La influencia del dinero del petróleo y el gas tiene un largo
alcance en los institutos académicos, por no hablar del gobierno estatal.
" 'Frackademia' se ha convertido en el término preferido para describir
las nuevas asociaciones que se forman entre la academia y la industria del
fracking", escribió en el Times Higher el año pasado, Cary Nelson,
profesor de la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign.. (Del mismo modo, que la
industria cuestiona estudios en los que perciben un sesgo ambientalista en los
académicos.)
Cuando cubrí el tema del petróleo y del gas en Texas entre 2010 y
2013, uno de los temas candentes fue la cantidad de agua utilizada en el
fracking. El fracking puede utilizar 4-6000000 galones de agua por pozo, o más,
por lo que en un momento en que la sequía estaba golpeando duramente a Texas,
naturalmente, fue objeto de escrutinio.
Para los periodistas, fue frustrante que un importante estudio
sobre el tema (realizado por los investigadores la Universidad de Texas, con el
visto bueno de la Junta de agua del gobierno del estado) fuera financiado por
una asociación de petróleo y gas. El estudio de 2013 encontró que menos del 1 por ciento del consumo
anual de agua de Texas se debió al fracking. Pero un análisis posterior de San Antonio Express-News determinó
que las cifras en la Eagle Ford Shale, la principal formación de pizarra de
Texas, "superan ampliamente" las estimaciones mostradas en el estudio
financiado por la industria.
Los beneficios de fracking son claros. Ha sido un gran paso hacia la independencia
energética de los Estados Unidos, y puede ser para el resto del mundo. Todo el mundo quiere los puestos de trabajo que trae consigo, la
riqueza y los ingresos fiscales que produce, y la energía que proporciona.
La combustión en más limpia que el carbón, aunque la dinámica entre estos dos
combustibles es compleja.
Pero es el momento de tener una conversación sensata y honesta con
la participación de los científicos, y los gobiernos federal y estatal, y
contar al público acerca de lo que sabemos y lo que no sabemos de sus impactos
ambientales. Tenemos que recopilar datos y hacer que estén disponibles, y
tenemos que encontrar la manera de obtener respuestas para las muchas
incógnitas que quedan, para que los países puedan decidir si permitir el
fracking o cómo regularlo en caso de hacerlo.
Las empresas odian la incertidumbre, como dice el refrán -
terminar con estas incertidumbres ambientales sólo pueden ayudar a la industria
del petróleo y gas y permitiría dar claridad a la gente en los Estados Unidos y
en el extranjero.
Esto requeriría la cooperación de todas las partes y, por
supuesto, dinero. En el mundo ideal, los grupos públicos y desinteresados proporcionarían financiación. Otra sugerencia proviene de
Nelson, el profesor de la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign, quien ha recomendado un impuesto de perforación a las empresas y la creación de una reserva de recursos independientes para
becas de estudio.
"Pero no hay tiempo!" los gritos resuenan cuando el
lobo ruso se coloca en la puerta, aullando. El reloj
está corriendo, sí, pero también es cierto que el gas de esquisto de cosecha
propia en Europa no puede llenar el vacío en el corto plazo, ya que puede
tardar una década para que pueda ser extraído en cantidades significativas. Eso es un montón de tiempo para un estudio y análisis, así como para
sentar las bases para el desarrollo a largo plazo de un recurso extraordinario.
Mi gran esperanza es ir más allá de la conversación infantil que
estamos teniendo ahora - cuyos ecos se escuchan en todo el mundo - "El
fracking contamina las aguas subterráneas" que los ecologistas gritan
sin parar, Para que la industria - después de tomar el término
"fracking" que significa el proceso específico de romper la roca, tal
vez el más insignificante de los riesgos - responda, "¡No, no es
así".
Incluso con más información y la continua presión de Rusia, Europa
Occidental todavía no puede ser tentado por el fracking. En su esencia, el fracking es
una operación mini-industrial, que a menudo se lleva a cabo cerca de las casas. Si los ricos lo pueden evitar, lo harán, porque evitarán la
interrupción en sus patios traseros.
También existen otras barreras al desarrollo de esquisto en
Europa, tales como el costo de la perforación, la relativamente alta densidad
de población de Europa, y la estructura de la propiedad de los derechos
mineros, como mi amigo Russell, del Wall Street Journal, explicó recientemente
(y autor del próximo libro de fracking "El Boom") . La calidad de las pizarras
europeas son todavía inciertas, aunque Francia, Polonia, Noruega y los Países
Bajos, así como Ucrania, se encuentran entre los países que se cree tendrían
importantes reservas. Pero si Gran Bretaña o Polonia
quiere empezar, merecen tener la mayor cantidad de información posible sobre la
que se les avecina.
Si nosotros aquí, en los
Estados Unidos, no tenemos toda la información - y (lo señala con golpes en el
pecho) el que inventó el fracking - ¿cómo esperar que nuestros aliados lo
averigüen?
Kate Galbraith es una periodista de San
Francisco, que escribe sobre energía y clima. Es
co-autora de "The Great Texas Wind Rush."
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