El
presidente colombiano Juan Manuel Santos
Radio Macondo
26 de marzo de 2017
Las actividades de fracking son
contrarias a los principios y derechos constitucionales del ordenamiento
jurídico colombiano que deben ser garantizados por las entidades estatales. De
un lado, las afectaciones que tiene el fracking en el agua, y en su
disponibilidad, afectan los derechos a la vida, al agua y al ambiente sano,
entre otros. Esto, teniendo en cuenta que «el agua es vital para el ejercicio
de derechos inherentes al ser humano y para la preservación del ambiente»9 y
que el derecho al agua potable destinada al consumo humano es un derecho
fundamental de todas las personas.
Bogotá, D. C., 22 de marzo de
2017
Doctor
JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN
Presidente de la República de
Colombia Casa de Nariño
E. S. D.
Asunto: Solicitud de moratoria
al fracturamiento hidráulico en lutitas (fracking) y suspensión de proyectos
en Colombia.
Cordial saludo señor
Presidente.
Por medio de la presente,
organizaciones ambientalistas y sindicales, sectores académicos y procesos
sociales de defensa del territorio articulados en la Alianza Colombia Libre de
Fracking, acudimos ante usted con el fin de solicitar que se declare la moratoria
a la técnica de fracturación hidráulica de yacimientos no convencionales de
hidrocarburos, más conocida como fracking (en adelante fracking), en
perspectiva de su prohibición, así como la suspensión de los proyectos de
exploración y explotación de hidrocarburos que actualmente utilizan esta
técnica. Lo anterior, teniendo en cuenta el riesgo ambiental y de salud
pública que implica su implementación en nuestro territorio.
En particular, el fracking
conlleva un alto riesgo de afectación al agua, que es de vital importancia
para la vida y la supervivencia. De acuerdo con la Agencia de Protección
Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), esta técnica
podría generar la contaminación de cuerpos de agua potable, tanto subterráneos
como superficiales. Lo anterior se explica debido a la gran concentración de
sustancias químicas que se utilizan en la perforación. Los millones de litros
de agua que se utilizarían en esta técnica quedarían irremediablemente
contaminados y sería imposible verterlos nuevamente a las fuentes hídricas ya
que no existe ningún método en el mundo que permita eliminar los agentes
tóxicos y radioactivos de las aguas residuales.1 Esta situación podría
causar una disminución en la disponibilidad de la reserva hídrica nacional.2
Las afectaciones del fracking a
los ecosistemas y en la reducción hídrica pueden generar un aumento en los
conflictos socio-ambientales, en busca de un acceso equitativo y sostenible, y
asimismo poner en riesgo la gobernanza del agua en el país. Todo esto
conllevaría, a un incumplimiento por parte del Estado colombiano en su
obligación de garantizar el acceso al agua,3 así como a desatender los
compromisos internacionales sobre la protección de fuentes hídricas, que se
encuentran en instrumentos como la Convención sobre el derecho de los usos de
los cursos de agua internacionales para fines distintos de la navegación, la
jurisprudencia de tribunales como la Corte Internacional de Justicia y los
principios del derecho internacional ambiental.
Por otro lado, decenas de
investigaciones científicas producidas por universidades, institutos y
entidades prestigiosas en todo el mundo advierten del incremento de la
sismicidad que se generan con la reinyección de aguas de producción en la
actividad petrolera, actividad requerida en los pozos de fracking-.
Sobre la sismicidad, en
Oklahoma los pozos de disposición de agua del fracking, han generado una mayor
frecuencia y magnitud en la reproducción de sismos, que de 50 mayores a 3
grados en 2010, pasaron a 400 en 2014 (un aumento del 800%). Para Colombia, los
riesgos podrían ser mayores debido a su complejidad geológica.
En materia de salud pública,
existen informes en EE. UU., Canadá y la Unión Europea que relacionan la
proximidad de personas a las zonas en donde se adelantan actividades de
fracking con casos de alteraciones del tubo neural, nacimientos con bajo peso,
defectos congénitos e incremento en la incidencia de deficiencias cardíacas
congénitas. También hay evidencia de que las emisiones de pozos de fracking
pueden ser transportadas por el aire a zonas residenciales vecinas y generar
asma e inducir trastornos hematológicos y oncológicos. Además, los
compuestos químicos usados en este tipo de proyectos pueden inducir a
alteraciones endocrinológicas y causar infertilidad.4 Las razones expuestas
han llevado a que diferentes naciones prohíban su práctica como es el caso de
Alemania, Francia y el estado de Nueva York.
Está demostrado que las actividades
de fracking pueden generar un aumento en las emisiones de gas metano.5 Este gas
tiene un efecto invernadero veinticinco (25) veces mayor que el dióxido de
carbono, así que, en un período de veinte años, su huella en el efecto
invernadero es peor que la del carbón o la del petróleo, por lo que, a largo
plazo, sus implicaciones son mayores frente al cambio climático.6
A pesar de todos los
potenciales daños que pueden ser causados por el fracking, el panorama en
Colombia es desalentador. Actualmente, al menos, trescientos (300) municipios
del país están en riesgo potencial en por lo no menos 43 bloques destinados
para exploración y explotación de hidrocarburos en yacimientos no
convencionales.7
De manera específica, en el
Cesar y Santander se están adelantando actividades de exploración de YNC bajo
el contrato VMM3, cuyo titular es la empresa ConocoPhillips. En esta región la
comunidad de San Martín se ha movilizado pacíficamente en contra del
mencionado proyecto bajo el liderazgo de la Corporación Defensora del Agua,
Territorio y Ecosistemas (Cordatec) y, en múltiples ocasiones ha pedido ser
escuchada y tenida en cuenta por el Gobierno, sin resultados satisfactorios.
Además, no cuentan con garantías frente a su derecho a la protesta y por el
contrario han sido intimidados, perseguidos y amenazados en reiteradas
ocasiones.
Sumado a lo anterior, Colombia
no cuenta con información suficiente sobre los efectos de la implementación
del fracking en cordilleras. Por tal motivo, se desconocen los impactos que
tendrían los proyectos en estos ecosistemas. A pesar de esta falta de
información, gran parte de los bloques petroleros destinados a exploración y
explotación de hidrocarburos en yacimientos no convencionales (YNC) están ubicados
en zonas de cordillera, en áreas densamente pobladas.
Por otro lado, los cambios en
el acceso y la vocación productiva del suelo, derivados de los proyectos de
fracking, van en contravía de la Reforma Rural Integral que forma parte del
Acuerdo de Paz y que actualmente está en proceso de implementación, y de
principios como la participación de las comunidades y el desarrollo sostenible
para proteger y promover el acceso al agua, entre otros….
ALIANZA
COLOMBIA LIBRE DE FRACKING
Domingo 26 de marzo de 2017
Radio Macondo
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