EUROPA
PRESS
Publicado en ELDIARIO.ES
Por Raquel Gamo
20 de marzo de 2017
Los
pueblos de la zona norte de Guadalajara celebran el veto de las Cortes
regionales al fracking después de cuatro años de intensa lucha
Luis
Javier López Herguido, motor de este movimiento: “La ley antifracking es un
paso adelante para Castilla-La Mancha, pero falta prohibirlo en todo el país”
La
Plataforma contra el Fracking en Guadalajara recabó más de 20.000 firmas y unió
sus esfuerzos con los colectivos del Campo de Montiel y La Mancha
La comarca del Ducado y la zona
norte de Guadalajara al fin respiran tranquilas tras cuatro años de intensa
brega en contra del fracking. Luis Javier López Herguido, portavoz de la
Plataforma Antifracking de Guadalajara y principal correa de transmisión de
esta reivindicación en la región, sostiene que la Ley aprobada por las Cortes
de Castilla-La Mancha para impedir esta técnica de extracción de hidrocarburos
“es una noticia fantástica y un paso adelante”. Sin embargo, avisa que el paso
definitivo “será cuando el fracking se prohíba en todo el país, algo que es
competencia estatal”.
El pasado 9 de marzo fue un día
histórico para el norte de Guadalajara, el Campo de Montiel y La Mancha, los
territorios sobre los que pesaba como una espada de Damocles la amenaza de la
implantación del fracking. Ese día, las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron
una ley que, en la práctica, impide esta técnica en la región. La votación
contó con el apoyo del PSOE y Podemos, y la abstención del PP. “A partir de
ahora, Castilla-La Mancha se puede declarar una tierra libre de fracking”,
señaló Francisco Martínez Arroyo, consejero de Agricultura, Medio Ambiente y
Desarrollo Rural.
La decisión adoptada en el
Parlamento regional supone un giro de 180 grados con relación a la política
ejecutada durante la anterior legislatura coincidiendo con el mandato de María
Dolores de Cospedal, quien nunca se posicionó en contra de un método de
extracción de hidrocarburos ampliamente rechazado por la comunidad científica
por sus efectos perniciosos para el entorno.
Una
técnica contaminante
La fractura hidráulica es una
técnica muy extendida en Estados Unidos y extraordinariamente agresiva para el
medio ambiente. Su implementación le ha servido a la primera potencia del mundo
para operar en el mercado del petróleo hasta el punto de abaratar las materias
primas y competir con los países de la OPEP. Pero las consecuencias físicas de
esta práctica son muy nocivas para el medio natural.
Ecologistas en Acción
Guadalajara valora positivamente la aprobación de esta norma en Castilla-La
Mancha. Su portavoz, Augusto Barcenilla, asegura que “con esta normativa nos
consideramos más protegidos”. A su juicio, “el fracking supone una gran
contaminación de acuíferos, la devastación del territorio por la necesidad de
abrir pozos permanentemente e incluso afecciones a la salud por la acción de
los contaminantes químicos. Tan importante es prohibir el fracking como
invertir en energías renovables”, advierte Barcenilla. La contaminación
acústica, atmosférica y el surgimiento de pequeños movimientos sísmicos
completan los efectos de esta técnica, tan pingüe para las empresas del sector
como repudiada socialmente.
De ahí que las plataformas
contra el fracking de Guadalajara y del Campo de Montiel y La Mancha emitieran
recientemente un comunicado expresando su satisfacción por el veto a esta
técnica aprobado por las Cortes regionales. Ambas organizaciones animaban a
“todos los partidos” a que se sumaran a esta iniciativa, al tiempo que
solicitaban al Congreso de los Diputados que aprobaran una ley para prohibir el
fracking “en todo el Estado”. Además, y en aras de la misma sensibilidad
medioambiental que ha llevado a parar el fracking, pidieron a los grupos con
representación parlamentaria en las Cortes de Castilla-La Mancha la adopción de
medidas para no permitir la megaminería de explotación de las tierras raras.
La lucha contra el fracking en
Castilla-La Mancha y, particularmente, en Guadalajara, se remonta al 14 de mayo
de 2013. Ese día se publicó en el BOE un Real Decreto por el que el Gobierno de
Rajoy concedía a la compañía Frontera Energy Corporation el permiso de
investigación de hidrocarburos bajo la denominación de Proyecto Cronos. El
objetivo era calibrar las posibilidades para la extracción de hidrocarburos en
varias zonas de Guadalajara y Soria, y hacerlo a través de la fracturación de
capas de roca a más de 2.000 metros de profundidad utilizando agua y una serie
de productos químicos de alta toxicidad.
“Lo que intentamos hacer desde
el principio fue aglutinar esfuerzos de colectivos de distintos signo política
y que la plataforma alcanzara al mayor número de vecinos y pueblos posibles,
incluidos los más pequeños”, destaca López Herguido. “En pueblos de 30
habitantes, donde a lo mejor 25 personas nos apoyaban, nos decían: ‘si es que
somos muy pocos, nos da vergüenza apoyaros’ Sin embargo, para nosotros ese
respaldo fue clave”, añade.
Los movimientos sociales que
cuajaron desde ese momento esgrimieron contundentes argumentos de especialistas
para cuestionar el fracking. Por ejemplo, según la mayoría de expertos se necesitarían
entre 20.000 y 30.000 metros cúbicos de agua por cada pozo excavado, que
podrían ser entre 100 y 200. Unas cifras desproporcionadas para la sierra de
Guadalajara.
La Plataforma contra el
Fracking en Guadalajara se creó el 25 de mayo de 2013. Sus impulsores
encontraron un amplio respaldo a sus exigencias salvo en los representantes
públicos, del Partido Popular, tanto del Gobierno de la nación como del
Ejecutivo regional de entonces. Cabe recordar que la entonces presidenta de la
Diputación de Guadalajara y del PP en esta provincia, Ana Guarinos, desdeñó
públicamente a los promotores de la plataforma contra el fracking. Aseguró “no
entender” sus peticiones y se limitó a recordar que lo que entonces se había
autorizado no eran ni siquiera prospecciones, sino la posibilidad de estudiar
su implantación.
En realidad, lo que hizo el
Gobierno fue poner en el punto de mira a Guadalajara y a La Mancha para el uso
de una técnica invasiva, cuyo rechazo social fue creciendo con el paso de los
meses. Las movilizaciones cada vez eran mayores y encontraron un eco creciente
hasta el punto de que la plataforma de Guadalajara, pese a proceder de una
comarca como la del Ducado, muy afectada por la despoblación, logró recabar más
de 20.000 firmas. Su lucha fue firme y tenaz. Y fue compartida por decenas de
pueblos del norte de Guadalajara, como Luzón, Aguilar de Anguita, Anguita,
Alcolea del Pinar, Cobeta, Estriégana, Sigüenza, Luzaga y Molina de Aragón.
Sólo los ayuntamientos de Maranchón y Sigüenza, ambos gobernados por el PP,
decidieron no secundar esta protesta.
En enero de 2014, los
ayuntamientos afectados presentaron un recurso contencioso administrativo ante
el Tribunal Supremo. Sin embargo, el Alto Tribunal falló a favor del Gobierno
en mayo de 2016. Antes, la plataforma constituida en Guadalajara acudió al
Congreso para sumarse al resto de colectivos implicados en esta materia en la
reunión en la que todas las formaciones del arco parlamentario –excepto PP, PNV
y CiU- suscribieron un compromiso contra el fracking.
Cambio
político
En todo caso, el punto de
inflexión en esta larga marcha contra la técnica de fractura hidráulica llegó
en la primavera de 2015, coincidiendo con la campaña a los comicios autonómicos
y municipales. Emiliano García-Page, entonces candidato del PSOE a la
Presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha, firmó en Sigüenza el compromiso
contra el fracking en abril de ese año. Page -al igual que el candidato de
Podemos- prometió tumbar esta técnica si ganaba las elecciones. Y fue el vuelco
electoral que se produjo en Castilla-La Mancha en mayo de 2015 el que,
precisamente, permitió empezar a desandar el camino andado en esta materia...
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