Publicado en Deutsche
Welle
08 de marzo de 2017
En
medio de un debate nacional sobre la fractura hidráulica, el Reino Unido ha
recibido su primer cargamento de gas natural desde la Amazonía peruana. Sin
embargo, las voces críticas son cada vez más fuertes. ¿No hay una alternativa mejor?
Mientras que muchas personas
perciben el gas natural como mucho más limpio que sus pares de combustibles
fósiles, el carbón y el petróleo, las controversias en torno a su defensa, extracción
y utilización están lejos de terminar.
Países, entre ellos Alemania están restringiendo el uso de la
fracturación hidráulica - fracking - pero otros, como el Reino Unido (UK)
continúan apoyando la exploración de gas de esquisto.
Recientemente, una nueva
polémica se ha añadido al debate. El Reino Unido ha recibido su primer
cargamento de gas natural directamente de la Amazonía peruana.
La ampliación del Canal de
Panamá ha permitido que el país andino pueda aumentar su exportación de
recursos y así, de acuerdo con el gobierno peruano, su beneficio.
Sin embargo, los defensores del
medio ambiente se oponen fuertemente a la medida, argumentando que podría dañar
el delicado ecosistema del Amazonas y a su gente.
La
planta de gas de Camisea está situado en el corazón de la Amazonía peruana
El
gas natural frente al carbón
Después de Alemania, el Reino
Unido es el mayor consumidor de gas en Europa. En 2015, más de un tercio de la
energía de las islas llegó a partir del gas natural.
El Comité sobre el Cambio
Climático (CCC) , un órgano consultivo del Gobierno, establece que las
emisiones de CO2 procedentes de la combustión de gas natural tienen
considerablemente un más bajo potencial de calentamiento global que el carbón
durante un período de 100 años.
Sin embargo, los grupos
ecologistas como Greenpeace y el Fondo de Defensa Ambiental (EDF) han advertido
que otros gases de efecto invernadero asociados con el gas natural tienen un
impacto aún mayor.
El metano, que se escapa a la
atmósfera durante la producción, la entrega y el uso del gas natural, puede ser hasta 80 veces más perjudicial que
el CO2 durante un período de 20 años, de acuerdo con el FED.
"El veinticinco por ciento
del calentamiento global que experimentamos hoy en nuestro planeta se debe al
metano," dijo a DW, Mark Brownstein, un vicepresidente en el programa de
clima y energía al Fondo de Defensa del Medio Ambiente.
El
debate sobre el fracking
Mientras que los científicos
siguen analizando el impacto del gas natural en el medio ambiente, el Reino Unido se encuentra inmerso en un debate sobre la práctica de la fracturación
hidráulica para extraer gas de esquisto, un gas natural atrapado en formaciones
de esquisto.
El Gobierno del Reino Unido
está convencido de que el gas de esquisto puede garantizar la seguridad
energética del país y fomentar el crecimiento económico. Fuentes oficiales
dicen que no hay necesidad de preocuparse por la salud, la seguridad y los
riesgos ambientales asociados con la fractura hidráulica.
Sin embargo, una ola de
oposición contra el fracking ha surgido en el Reino Unido. Los grupos
ecologistas como Greenpeace sostienen que la práctica seguirá contribuyendo al
calentamiento global y aumentará el riesgo de pequeños terremotos.
Greenpeace cree que fomentar un
debate sobre la sostenibilidad de la fractura hidráulica no haría sino ampliar
nuestra dependencia de los combustibles fósiles. En cambio, deberíamos desviar
todas las inversiones hacia las energías renovables, argumentan.
El
Amazonas en juego
El gobierno del Reino Unido
espera que la fractura hidráulica disminuya la dependencia del país de los
suministros y las importaciones extranjeras.
Sólo dos quintas partes del gas
natural consumido en 2016 procedían de fuentes nacionales; en 2030 se espera
que el Reino Unido importe casi tres cuartas partes de su gas.
Por ahora, el Reino Unido ha
decidido incluir entre sus proveedores a Perú después de la ampliación del
Canal de Panamá, por el aumento de los precios del mercado asiático.
Sin embargo, la organización de
derechos humanos Survival International ha advertido que la extracción de gas en
Perú amenaza a las personas
indígenas y a la biodiversidad de la
Amazonia.
Parte de la planta de gas de
Camisea en el centro de Perú se encuentra dentro de los límites de la Reserva
de los Nahua-Nanti, el hogar de varias tribus no contactadas.
Arlen Ribeira, representante de
la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA),
dijo a DW que las comunidades indígenas de estos territorios no reciben ningún
beneficio de la venta de gas natural. En cambio, dice, tienen que hacer frente
a la corrupción y el saqueo constante de sus territorios.
La
comunidad Nanti vive en el aislamiento voluntario en el Amazonas peruano
Un
cambio de enfoque
"Los envíos de gas natural
a Europa sin duda ayudan a evitar el consumo europeo de carbón", dijo
Brownstein. "Pero tenemos que ser muy conscientes de los riesgos que
presenta su producción en el país de origen."
Brownstein hizo hincapié en que
el impacto de los envíos de GNL (gas natural licuado) en todo el mundo sigue
siendo una cuestión abierta, y las fugas de metano podrían desempeñar un papel
muy importante en su respuesta.
Para él, la prohibición de la
fractura hidráulica no es la solución. El debate debería centrarse en cómo
reducir las emisiones de metano de la cadena de suministro de gas natural.
Basado en los resultados del
FED, Brownstein afirma que las instalaciones de gas natural con casi cero
emisiones son una realidad factible, pero es necesaria una mayor regulación.
De hecho, la CCC establece que
la "base de la evidencia actual sugiere que la producción nacional bien
regulada podría tener una huella de emisiones ligeramente más pequeña que el del gas natural licuado importado."
Esto significa que es posible
un uso más sostenible de gas natural. Sin embargo, Brownstein dijo que es
consciente de que un intento real para reducir los efectos del cambio climático
depende de trasladarse a la generación de electricidad libre de carbono. La
dependencia del gas natural puede dificultar tal objetivo.
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