Silvia
Guadalupe Garza Galván es senadora de la república de México por el PAN y Presidenta de la
Comisión Especial de Cambio Climático, además de participar en otras comisiones
ambientales y climáticas. Perfil
Publicado en Zócalo
Por Silvia Guadalupe Garza
27 de marzo de 2016
Hace
aproximadamente 15 años, la idea del fracking o fracturación hidráulica, se
promocionó en México y en el mundo como una fórmula mágica para disminuir las
emisiones de dióxido de carbono, ya que el gas natural es el hidrocarburo que
emite menos emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del cambio
climático.
Por otro
lado, también se promocionaba la idea de que era más barato que hacer
excavaciones profundas en el mar. De esta manera, a nivel mundial parecía ser
una opción idónea para reducir emisiones y alternar los suministros de energía
sin tener que cambiar el sistema energético a nivel mundial.
Parecía
que el mundo podría evitar el cambio climático y solucionar la escasez de
yacimientos de petróleo sin el menor esfuerzo. Así, la visión del fracking como
la panacea del cambio sin esfuerzo así fue adoptada por numerosos países en el
mundo, incluyendo a México. ¿Cuál es el problema de utilizar esta técnica de
extracción de gas shale?
La
realidad rápidamente demostró que la técnica del fracking viene acompañada de
un precio muy alto. El fracking requiere de la inyección de químicos y de
cantidades exorbitantes de agua en el subsuelo, lo que lleva a la contaminación
de mantos freáticos y del subsuelo e incluso se ha comprobado que dicha técnica
puede provocar sismos. Por el otro lado, la gran promesa de emplear fuentes que
emiten menos gases de efecto invernadero se ve socavada por el grave hecho que
inevitablemente los pozos tienen fugas de gas, particularmente del gas metano.
Dicho gas es 21 veces más potente que el dióxido de carbono, lo que significa
un peligro aún más grave para enfrentar el cambio climático.
Mucho
tiempo se le restó importancia a las fugas de metano en los pozos que utilizan
la técnica del fracking. Sin embargo, recientemente científicos de Harvard
publicaron un estudio en la revista científica Geophysical Research Letters en
el que demuestran que Estados Unidos tiene un problema serio de fuga de metano
que no había sido calculado hasta este estudio. Los resultados son alarmantes.
Los
investigadores demuestran que hubo un aumento de emisiones de metano entre 2002
y 2014 de 30%, que coincide exactamente con el periodo donde el fracking tuvo
mayor auge en el país. Sumado, da un total de un aumento de emisiones de metano
del 60% a nivel mundial En pocas palabras, resultó que la alternativa mágica al
carbón no resultó tan mágica y las emisiones de metano ahora van en un serio aumento
a nivel mundial. El tratado internacional firmado en París a final del año
pasado está centrado en la reducción de dióxido de carbono, desestimando el
poder y el aumento de emisiones del metano. Ahora el mundo deberá poner más
atención a este otro gas que calienta la Tierra de forma mucho más eficiente.
Debido a
las serias consecuencias ambientales que tiene la técnica del fracking, hay
países que prohíben el uso de la técnica en su totalidad, como Francia y
Bulgaria. También se ha regulado o prohibido a nivel estatal o local. Sin
embargo, no sólo es cuestión de prohibir la técnica y punto. Ahora las empresas
de extracción han adquirido gran poder con el que se pueden defender de la prohibición,
como en el caso de la provincia de Quebec, en Canadá. Quebec consideró que la
técnica era un peligro ambiental para sus ciudadanos y prohibió su uso. La
industria del fracking contraatacó invocando el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte, argumentando específicamente que se trataba de un caso de
competencia desleal. Las cortes favorecieron a la industria y el Gobierno de la
provincia tuvo que pagar millones de dólares en compensación por pérdidas económicas. Eso es sólo una pequeña probada de un
problema que puede ser mucho mayor, cuando entre en vigor el Acuerdo de Asociación
Transpacífico, TPP.
Recientemente
se dio a conocer el texto del TPP, y lo que contiene ha generado un gran
revuelo entre grupos de conservación y protección del medio ambiente. Dicho
acuerdo está dirigido a promover el crecimiento económico entre los países
miembros; sin embargo, el TPP también tiene implicaciones ambientales
significativas. Entre ellos se encuentran disposiciones que acelerar el ritmo
de la exploración de gas natural, la extracción y el consumo”, alentando una
mayor extracción de combustibles fósiles a través del fracking. Dicha
disposición contrapone lo pactado durante la COP21 en París que busca mitigar
el cambio climático e impulsar el uso de energías renovables. Parte de la controversia
que rodea el Capítulo Ambiental del TPP es el ISDS (Solución de Controversias
Inversionista-Estado). Esta disposición es muy controvertida, ya que ofrece a
los inversionistas y las empresas el poder para demandar a los gobiernos si
alguno de sus leyes o reglamentos dirigidos a la mitigación del cambio
climático podría perjudicar sus inversiones corporativas. Con esta disposición,
algunos países podrían incluso reconsiderar pasar leyes de protecciones
ambiental, otros ecosistemas perjudiciales y la vida silvestre.
En este
punto es donde se muestra uno de los grandes peligros que esconde el TPP,
recién firmado por el presidente Peña Nieto. El caso del Gobierno de la
provincia de Quebec es ilustrativo del peligroso poder que se les otorga a las
empresas de extracción que ahora contarán con una gran protección de los
tratados internacionales para continuar su actividad. Esto es un grave problema
que debemos considerar ya que puede llegar un punto donde sea imposible frenar
su actividad.
En fechas
recientes la Alianza Mexicana contra el Fracking realizó una solicitud de
información a Pemex para que proporcionara la información sobre el número de
pozos que existen en la actualidad en México que utilizan la técnica del
fracking. La respuesta de Pemex fue que actualmente existen 934 pozos que
utilizan esta técnica en todo el territorio nacional. Más de 500 de estos pozos
se encuentran en Veracruz, seguido por Puebla, Tamaulipas, Nuevo León y también
Coahuila. De acuerdo con información oficial hasta la mitad de 2015, hay 47
pozos que utilizan la técnica de extracción de fracking en Coahuila, 1 en
Piedras negras, 30 del campo Habano, 17 del campo Gamma, y otros 9 campos más
con al menos un pozo cada uno, dando un total de al menos 57 pozos con fracking
en Coahuila.
México,
con su reforma energética, compró la misma idea que el resto del mundo,
considerando que recurrir a la extracción del gas natural era disminuir las
emisiones de dióxido de carbono. Como se mencionó anteriormente, ahora se
cuentan con casi mil pozos de extracción. El mundo comienza a despertar para
prohibir esta práctica. La ciencia ha demostrado las terribles consecuencias al
entorno y para el cambio climático. ¿Cuándo frenaremos esta terrible práctica?
Afortunadamente, el PAN comenzó una iniciativa para prohibir el uso del
fracking en nuestro país. Es una empresa loable a la que debemos sumar
esfuerzos para hacerla una realidad, puesto que detrás de la industria se
esconden poderosos empresarios dispuestos a devastar ecológicamente todo el
país con tal de obtener jugosos ingresos. El futuro del mundo, y en consecuencia, de México depende de frenar esta contaminante actividad lo antes
posible. No fue la panacea que se esperaba; su terrible realidad es más cercana
a una pesadilla, recuerden cuidar nuestro entorno, pues sólo tenemos un
planeta.
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