miércoles, 6 de julio de 2016

UK, a diferencia de España, se enfrenta con los errores del pasado


El tristemente famoso “Trío de las Azores” formado por George Bush, Tony Blair y José María Aznar, máximos impulsores de la guerra de Irak







Bush urgió a Blair a echarle "cojones" para ir a la guerra con Irak



Publicado en El Mundo
Por Carlos Fresneda
6 de julio de 2016 



El informe Chilcot examina en 12 volúmenes la responsabilidad del ex primer ministro británico


Bush y Blair hablan por teléfono en la víspera de la guerra de Irak. Bush le pregunta si está listo para dar la "patada en el culo". Blair le responde tembloroso y entre risas, alegando que puede ser el "epitafio" de su vida política. Bush le pide entonces que le eche "cojones" (en español). Y el resto es historia...

Las conversaciones entre el ex presidente y ex primer ministro (como la fechada en marzo del 2003 y escuchada por Sarah Helm, esposa del ex jefe de Personal de Downing Street Jonathan Powell) están contenidas en los 12 volúmenes y 2,6 millones de palabras del Informe Chilcot, la investigación interna que ha durado siete eternos años y que amenaza con reabrir las heridas de la guerra de Irak.

"No somos un tribunal, ni un jurado que emita un fallo, pero hemos intentado aplicar los criterios más altos posibles de rigor y de análisis", ha advertido Sir John Chilcot, el consejero privado que ha estado al frente de la controvertida investigación, entregada el martes al "premier" David Cameron. El miércoles por la mañana será presentado a todo bombo y platillo en el Queen Elizabeth II Centre de Londres, ante la presencia de familiares de las 179 víctimas víctimas británicas en el conflicto.

"Hay muchas lecciones que extraer del informe", ha advertido Chilcot. "Pero la más importante quizás es que en el futuro no será posible declarar una guerra de esta escala y de esta gravedad sin la posibilidad de retar la evaluación, el análisis y el juicio político que han llevado a esa decisión".

Chilcot se ha ganado sin embargo las críticas de antemano por "lavar" políticamente las conclusiones y no cargar las tintas sobre Tony Blair, que el miércoles saldrá previsiblemente en defensa propia con la arrogancia que le caracteriza, pidiendo en cualquier caso disculpas por las "ausencia" de las armas de destrucción masiva y por el deficiente planeamiento de la posguerra. En ocasiones anteriores, Blair ha asegurado que volvería a declarar la guerra y que el mundo es "un lugar mejor sin Sadam Husein".

"Hagas lo que hagas en Irak, estaré contigo"... Declaraciones de este tipo, contenidas en la correspondencia privada entre Blair y Bush, servirán también para demostrar el alto grado de complicidad del "premier" antes, durante y después de la guerra. El informe no entra en cualquier caso en la "legalidad" del conflicto, aunque revela los subterfugios empleados por Blair para excluir a su propio Gabinete de la decisión y manipular el Parlamento para lograr la aprobación final.

David Cameron votó a favor, mientras que Jeremy Corbyn se convirtió en "cabecilla" de la revuelta de 140 diputados laboristas y agitador de las movilizaciones callejeras. El informe será difundido a tiempo para la sesión semanal de preguntas al Primer Ministro y monopolizará por un día el debate político, en medio de la tormenta del Brexit y de la crisis del liderazgo en los dos grandes partidos.

El ex ministro principal de Escocia Alex Salmond tiene previsto intervenir en el debate y asegurar que las conclusiones del informe Chilcot son suficientes para incriminar a Tony Blair por crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional y para poner en marcha un proceso retroactivo de "impeachment" que le impida volver a desempeñar un cargo público en el futuro. 

El ex juez Geoffrey Robertson, autor de 'Crímenes contra la Humanidad', ha advertido sin embargo de antemano que la incriminación de Blair como criminal de guerra es "una imposibilidad legal". "La atención debería centrarse en cambiar las leyes para evitar que un futuro los líderes puedan lanzar agresiones armadas como la de Irak sin tener que rendir cuentas", asegura Robertson en un artículo publicado por The Guardian.




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