En una crisis de asma, los músculos
que circundan las vías respiratorias se vuelven tensos o generan exceso de
mucosidades, tras lo cual las vías se inflaman provocando dificultades en el
pasaje correcto del aire
Publicado en CNN
Por Aria Hangyu Chen
18 de julio de 2016
(CNN) ¿Alguna
vez se preguntó si sus ataques de asma pueden estar vinculados a los pozos de fracking
pozos cerca de su casa? Probablemente esté en lo cierto.
Los pacientes de asma son de
1,5 a cuatro veces más propensos a tener ataques de asma cuanto más cerca vivan
de pozos de desarrollo de gas natural no convencionales, según un estudio
publicado el lunes en el Journal de
la Asociación América de Medicina Interna.
Los investigadores de la
Universidad Johns Hopkins junto con el Sistema de Salud Geisinger llevaron a
cabo el estudio utilizando registros electrónicos de salud de entre 2005-2012
en el norte y el centro de Pensilvania.
Entre los 27.000 casos de asma
identificados en pacientes de edad de 5 a 90 años que cumplían los criterios
del estudio, aproximadamente 20.000 fueron clasificados por los investigadores por
tener ataques leves (tratados con corticosteroides orales), 1.800 eran ataques
moderados (visitas a salas de emergencia), y 4.700 sufrieron ataques graves
(hospitalización).
Pennsylvania ha experimentado
un rápido desarrollo del gas natural no convencional en los últimos años, con
más de 6.200 pozos en perforación a partir de mediados de los años 2000 a 2012.
Los investigadores del estudio asignaron a cada uno métricas basadas en la localización, profundidad, número, fases de
desarrollo y el volumen de producción y los datos de distancia entre
pozos, obtenidos a partir de los datos del departamento del estado.
A continuación, trazaron los
pozos y la ubicación de los pacientes con asma y los compararon con los
pacientes que no tuvieron ataques de asma en el mismo año.
El estudio encontró asociaciones
entre el aumento de riesgos de ataques de asma de pacientes que viven cerca de un
pozo ó más de gas natural en las cuatro
etapas de desarrollo: así la preparación de la plataforma, la perforación del
pozo, la estimulación (la etapa comúnmente conocida como fractura hidráulica) y
la producción. Los pacientes de asma que viven cerca de los pozos que se
encuentran en la fase de producción, que pueden durar años, están en mayor
riesgo.
Los resultados son robustos,
incluso después de tomar en consideración factores tales como los antecedentes
familiares, el tabaquismo, el estatus socioeconómico y la proximidad a las
principales carreteras.
El presente estudio no explica
las causas médicas exactas detrás de los hallazgos, explicó el autor principal
del estudio, Sara Rasmussen, una candidata a Ph.D. en la Universidad Johns
Hopkins. Los residentes que viven cerca de pozos de gas natural están expuestos
a una variedad de influencias negativas, como el estrés psicosocial, el ruido,
el tráfico de camiones pesados, interrupción del sueño y de la contaminación
del aire.
Dijo que sería necesaria más
investigación para averiguar cómo el estrés y la contaminación atmosférica
afecta a la relación entre los pozos y el deterioro por asma en las
inmediaciones de los pozos de fractura hidráulica.
Pero ella dijo que el estudio
se suma las crecientes evidencias que vinculan el desarrollo de gas natural no
convencional con los resultados de salud adversos, tales como los nacimientos
prematuros , el bajo peso al nacer y los problemas respiratorios y dedmatológicos
. "Este es el primer estudio de resultados respiratorios objetivos y su
relación con el desarrollo del gas natural no convencional", dijo
Rasmussen.
Rasmussen dijo que, dado que el
proyecto de investigación no singulariza como un factor aparte a qué distancia viven
los residentes de los pozos en desarrollo, "realmente no podemos dar
recomendaciones sobre una distancia segura." Sugirió que los pacientes que
lo necesiten hablen con sus médicos acerca de esta condición.
"En el futuro, todo el
mundo puede aprender de la experiencia de Pennsylvania," dijo Brian S.
Schwartz en un comunicado de prensa , el co-autor del estudio y profesor en el
Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental en la Universidad Johns Hopkins.
"Los organismos reguladores estatales deben utilizar el creciente número
de estudios de salud para entender los posibles impactos ambientales y de salud
pública de esta industria y cómo minimizarlos."
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