En esta entrada del blog vamos a hablar solo un poquito de fracking,
mayormente hablaremos de teleféricos y de proyecciones de futuro.
En
estos días hemos podido leer en las páginas del Diario Montañes
sobre los aspectos concursales de un proyecto de teleférico en los Valles
Pasiegos, dentro del término municipal de Vega de Pas.
Como
todo proyecto novedoso levanta la polémica y la discusión entre defensores y
detractores, hasta el punto de merecer una columna en el Diario de D. Carlos
Díez, ingeniero de caminos, para volcar una fuerte crítica al proyecto, visible
ya en el título del escrito: Dinero público y
despilfarro: el teleférico de Vega de Pas.
Sin
embargo, la base del proyecto merece alguna reflexión. Parte de la crítica viene
de un planteamiento erróneo y muy habitual en los tiempos actuales. La única y
principal motivación de la iniciativa privada es la rentabilidad en un plazo
razonable y para los proyectos más extensos en el tiempo las empresas suelen
tener un brazo corto. Es por ello, que históricamente cuando se busca un brazo
más largo se recurra al Estado, es decir al dinero público, aquí y en cualquier
sitio. Otra cosa es que el proyecto lo merezca.
Este
proyecto de teleférico ha venido a coincidir en el tiempo con el teleférico de
Cabárceno y así, desde los medios y los tertulianos se ha hecho un espejo del
proyecto de Cabárceno donde se reflejaría el teleférico de Vega de Pas.
Craso
error. No se pueden comparar dos cosas que son diferentes. El teleférico de Cabárceno
no deja de ser un complemento más en una operación ya exitosa, uno de los
parques zoológicos más reconocidos en el entorno europeo. Con la masiva llegada
de visitantes podría tener éxito tanto la demanda de montar en el teleférico
como de pedir una coca-cola y un bocadillo.
Prácticamente,
la utilización, dentro de un régimen de costes adecuado, está llamada al éxito.
El
espejo más acertado donde mirar sería el teleférico de Fuente Dé. Es un
teleférico exitoso, del que todos los cántabros se sienten orgullosos, y que
consiguió revitalizar la zona de los Picos de Europa y formar parte de las
guías turísticas nacionales e internaciones.
Actualmente
nadie duda del éxito, pero ¿se llegó a dudar en algún momento?
En
1961, D. José Antonio Odriozola, ingeniero y montañero, planteó al Consejo
Económico-Sindical el proyecto de un teleférico en Fuente Dé, aprovechando un
cable por el que se bajaba mineral desde Lloroza. Es posible que, Odriozola,
“Toño” para los amigos, llevado por su pasión por el montañismo ya habría visto
los teleféricos alpinos, exitosos en el centro europeo.
Con
la llegada de las navidades de 1962, D. Pedro Escalante, presidente de la
Diputación Provincial, dio el visto bueno al proyecto. El entonces arquitecto
de la diputación, D. Angel Hernández se encontró con un proyecto que le
superaba en conocimientos técnicos y contactó con el ingeniero, D. José
Calavera, que acababa de dar un curso en Santander sobre estructuras de
hormigón armado.
Expresar
el esfuerzo titánico para realizar el proyecto en aquellos años excedería la
extensión de este escrito. Piense el lector simplemente en el acarreo a las
alturas de la ferralla y el agua para hacer la masa con la ayuda de carretones
impulsados por bestias y hombres aprovechando el buen tiempo.
Años,
más tarde uno de los dos técnicos, llegó a reconocer en una entrevista que el
proyecto, un reto técnico en lo profesional, nunca lo creyó con éxito en su
utilidad.
Durante
la realización, las críticas al proyecto fueron continuas y en aumento. Y en un
tiempo que no era frecuente levantar la voz para expresarse libremente.
Así,
se puede leer en una página web de Espinama,
"Finalmente, voy a hacerme eco de la
página que se publicó en Luz de Liébana «subvencionada por la Junta vecinal de Espinama
y el Comercio». Bajo el título «El Jefe de Estado, General Franco, Inauguró el
día 12 de Septiembre, el teleférico de Fuente Dé, Al Cable» (sic), y con el
subtítulo «La afluencia de gente para subir en la cabina del Teleférico a los
Picos, ha superado los cálculos más optimistas», en ella se contestan las
críticas recibidas por la realización de la obra, tanto las que se referían a
que no sería rentable como a los que estimaban que ese dinero estaba mejor
invertido en los pueblos de la costa cántabra y a los que pensaban que estaba
mejor invertido en carreteras o traídas de aguas en Liébana.
Así, se dice que los pueblos de la costa
«se han venido repartiendo siempre la mayor parte de la prenda de los
presupuestos provinciales» mientras en la periferia de la provincia, Liébana
incluida, «está todo por hacer» y «la justicia distributiva exige que se preste
mayor atención al más débil y necesitado».
En cuanto a los lebaniegos que pensaban
que ese dinero estaba mejor invertido en carreteras y otras obras, se les dice
que muchos de los millones invertidos en el Teleférico, el Parador y la
carretera no hubieran llegado nunca a Liébana. Y les preguntan: «¿Cuando se
hubiera podido soñar con las caravanas de coches que este verano han visitado
Liébana?»."
Con
los años, el teleférico se mostró como un éxito en la atracción de visitantes.
Valga recordar que de 4 bares que contaba el valle en aquel momento se pasó en
pocos años a más de 50 establecimientos.
Pero
volvamos al proyecto de Vega de Pas. En un intento de emular a Fuente Dé en su
grandiosidad siempre se soñó con un teleférico que subiera hasta el Castro
Valnera desde la zona de Pandillo. Proyecto muy costoso, de gran impacto
ambiental y de difícil, por no decir imposible, realización por la normativa actual.
Así,
una de las críticas sería el recorrido “menos espectacular” desde el Valle de
Yera. Pero vamos a intentar ver el teleférico como un elemento más dentro del
entorno y no como un todo.
El
impacto ambiental del teleférico sería soportable ya que la salida coincidiría
con una plataforma ya existente en el fallido trazado ferroviario
Santander-Mediterráneo, conocido coloquialmente como el Túnel de la Engaña o la
Estación de Yera y la llegada, con otra plataforma proveniente de una
antigua cantera.
Se
situaría exactamente dentro del trayecto del complejo de túneles ferroviarios.
La llegada de público a este enclave ya existe. El número de visitantes
interesados en recorrer el complejo va en aumento y muchos lo combinan con una
agradable excursión desde el pueblo por la ruta de Yera o de Aján.
El
teleférico vendría a complementar la llegada del visitante a mayores alturas y
poder admirar las antiguas lenguas glaciares que conforman los valles pasiegos.
Incluso
el excursionista podría elegir solo el camino de ida o el de bajada. Desde la
plataforma de la estación existe una vía poco conocida y de utilidad para los
antiguos contrabandistas que permite conectar en una excursión, con vistas
impresionantes, ambas plataformas.
Con
poca inversión se podría mantener el firme entre los túneles para que fueran
cómodos de transitar en los meses invernales y con mayor lluvia.
Si
se rescatara uno de los edificios existentes, la antigua estación por ejemplo,
se podría diseñar y con poco costo realizar un centro interpretativo. Como
temas de interés podría ser el geográfico y orográfico, es fácil de comprender
la particularidad del entorno dentro de la orografía de Cantabria con ayuda del
Google Maps,
el etnográfico, el modo de vida y el pastoreo pasiego es único en Europa y
rescatar la historia del ferrocarril inacabado. Curiosamente algunos aspectos
de su realización son desconocidos incluso por personas que creen conocerlo.
Entender
visualmente la orografía y la etnografía pasiegas con la diseminación de
cabañas y las tierras para un pastoreo tan propio resulta fácil desde la
estación superior del teleférico.
Incluso
con unos guías formados sería un destino deseado para colegios y actividades
turísticas. El recorrido se podría completar con una visita al museo
etnográfico de la Vega de Pas, de pequeñas dimensiones pero muy rico en
contenido.
Con
una adecuación básica la plataforma superior del teleférico resultaría
excelente como punto de partida de excursiones de senderismo y en los meses
invernales para la práctica del senderismo con raquetas e incluso practicar el
esquí de fondo. Y siempre con la posibilidad reconfortante de una vuelta con
parada y fonda.
El
arreglo de la carretera de las Estacas, varias veces anunciada y por algunos
esperada con el mismo convencimiento que ver el tren salir de la Engaña,
facilitaría el paso de vehículos entre Burgos y Cantabria e incluso podría
animar a hacerse unas bajadas en
familia o con los amigos en la estación de Lunada durante los meses invernales.
El
teleférico de Vega de Pas no tendría de forma inmediata la afluencia de
Cabárceno pero presenta otras particularidades y no menos interesantes.
En
cualquier caso, se necesita un brazo largo y resultaría prudente que contara
con el apoyo o el rechazo de los cántabros que para eso es su dinero, pero,
también su montaña,
los montes orientales de Cantabria y la tierra de los pasiegos.
La
polémica siempre estará servida pero personalmente creo que el proyecto podría
salir adelante y además poner una zancadilla al fracking en los
Valles Pasiegos. Aunque quién sabe, tal vez al ministro Soria le parecerían
unas vistas magnificas para ver cómo los trabajadores de REPSOL desmochan el
monte y se ponen a perforar hasta cerca del infierno. Que solo para nivelar el terreno, ¡trabajo tendrían los ingenieros!.
En
cualquier caso, que cada uno lo piense.
Por
cierto, ¿recuerdan a un tal Homaechea cuando le dio por traer jirafas y
elefantes a un prau
de Cantabria?
Ya es hora de qe una persona posiblemente desinteresada nos de un voto de confianza a los pasiegos y no solo poner trabas para que las cosas vallan de mal a peor
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