Después
de leer un didáctico artículo de David Manthos en EcoNews, nos hemos decidido a publicarlo pero adaptándolo a nuestra realidad actual en la búsqueda de una mejor compresión.
Imaginemos, que en un periódico leyéramos la siguiente noticia:
“En 2011 los muertos en accidente de
tráfico disminuyeron un 29% con respecto a 2008”
¿Cómo
la interpretaríamos? Sin duda como algo positivo, habría disminuido el número
de personas fallecidas en la conducción de automóviles.
Sin
embargo, con sólo esta frase no sabríamos si estos datos estarían asociados a
una mejora en las carreteras, una nueva normativa de velocidad máxima, un nuevo
plan Renove que hubiera facilitado un parque automovilístico más seguro o a un
mayor control sobre la ingesta de alcohol ó drogas en la conducción, entre
otras muchas razones.
Nos
quedaríamos con el resultado final sin saber sobre las variables que influyeron
en el resultado.
Ahora,
imaginemos la siguiente frase:
“El número de fallecidos de tráfico en
2011 se incrementó un 400% respecto a 1947”
El
dato es imaginado pero nos servirá de ejemplo. Un lector despistado podría
pensar que la seguridad vial ha ido a peor con el transcurso de los años, pero a la mayoría nos sorprendería el titular. Esta frase, aún siendo cierta,
podría inducir un razonamiento engañoso si no accedemos a las variables que
justificaron el resultado.
En
1947, el número de vehículos que circulaban en España supondrían un pequeñísimo
porcentaje de los que circulan en la actualidad. A pesar de que la tecnología y
seguridad de coches y carreteras no aguantarían comparación con los actuales,
el número reducido de automóviles podrían justificar el dato. Incluso, se
podria pensar que en 1947 el porcentaje de fallecidos respecto al número
de accidentes habría sido mayor que en 2011.
Este
ejemplo, sirve para reflexionar sobre la forma en que se pueden exponer los
resultados. La estadística es una aplicación matemática con un cierto grado de
“elasticidad e interpretación” y haciendo uso de alguna de las variables
analizadas podemos conseguir el “titular” deseado.
Este
hecho lo podemos comprobar tradicionalmente, cada cuatro años, con la
celebración de elecciones. Cada vez que se realiza el comunicado de
prensa, por parte de los representantes de los partidos votados, un
sorprendido espectador puede llegar a la conclusión de que finalmente,
“todos ganan y ninguno pierde”.
Ahora,
con el tema del fracking, reflexionemos sobre una de las frases que más han
recogido los medios de comunicación y han repetido insistentemente los
defensores de la técnica y algunas autoridades:
“El fracking es un técnica segura con
más de 50 años de antigüedad y probada más de 1 millón de veces en el mundo”
Veamos,
la frase parece inicialmente clara y contundente. En esta afirmación, la
seguridad de la técnica se justifica tanto en la antigüedad como en el número
de veces que se ha realizado, como únicas variables.
Así,
un lector podría pensar que si la técnica hubiera sido insegura “no podría
haberse hecho tantas veces y en un tiempo tan extenso”, presuponiendo que en ese caso ya se
habría prohibido con anterioridad.
Pero,
analicemos la frase por partes,
“El fracking es
un técnica segura con más de 50 años de antigüedad y probada más de 1 millón de
veces en el mundo”
Y la
primera duda es, ¿Qué se entiende por fracking?
Aquí,
viene la interpretación de la primera variable. Por fracking, acción de fracturar en inglés, se
entienden los procedimientos de fractura aplicados en los yacimientos de hidrocarburos, y
que abarcan, desde los antiguos procedimientos de dinamitar pozos casi agotados
para aprovechar una extracción final, hasta los procedimientos de fractura
hidráulica horizontal, empleados en la actualidad.
El
primer procedimiento de fractura hidráulica la realizó en 1947 Stanolind Oil,
la actual Halliburton, inyectando apenas 4.000 litros de agua con algunos
químicos y arena en un pozo en Kansas (EEUU). Para conseguir la presión
necesaria para inyectar el fluido se utilizó un motor de repuesto de un
bombardero de la II Guerra Mundial.
Así,
patentes de fracking de 1953 recogían
métodos que conseguían presiones de 700 psi, casi anecdóticas con las
conseguidas actualmente.
En
1997, Mitchell Energy consiguió una operación de fractura hidráulica utilizando
3 millones de litros de fluido y miles de toneladas de arena.
En
la actualidad el fracking utiliza
hasta 800 veces el volumen de agua de las primeras operaciones y llega a
conseguir hasta 15.000 psi de presión en el inyectado.
¿Piensa
el lector que hay diferencias? ¿Se puede igualar, a efectos prácticos, bajo la
palabra fracking o fractura hidráulica todas las variantes de la técnica a
traves del tiempo?
Volviendo
a la seguridad vial y la automoción, ¿Sería lógico igualar las prestaciones
de un Seat 1400 de 1953 con un Audi R8 de 2013?
Si
pensamos que, aún siendo coches los dos, no tienen comparación por el salto
tecnológico que ha justificado el paso del tiempo, extrapolemos esta
situación al fracking y pasemos a definirlo por la versión actual de la
técnica, que sería la que se aplicaría hoy en día.
Entonces,
¿qué nos queda?
“El fracking es un técnica segura con más de 50 años de antigüedad y probada más
de 1 millón de veces en el mundo”
Una
vez decididos a considerar la técnica desde su versión moderna y tomando como base
la experiencia de Mitchell Energy de
1997 nos quedaría una fractura hidráulica con una antiguedad de unos 16 años y desde ese tiempo se habría
realizado menos de un 10% del
mencionado “1 millón de veces en el mundo”. Como el lector habrá comprendido
tampoco tiene sentido el mantener el término “mundo” y habría que sustituirlo por EEUU.
Así
una vez, reconsiderada la afirmación inicial nos quedaría el siguiente
planteamiento:
“El fracking es un técnica segura con
más de 16 años de antigüedad y probada más de 80.000 veces en EEUU”
Pero, ¿es cierta esta afirmación?
Para nosotros, NO.
Se están recogiendo muchos casos
adversos por una u otra razón.
EEUU no presenta una ley nacional para aplicar el fracking y dentro del formato federal cada estado legisla de forma autónoma. El Gobierno federal legisla sobre el suelo público (parques nacionales, reservas, etc..) y los estados presentan legislaciones diferenciadas, procedimientos prohibidos en algunos son válidos en otros. A esto hay que unirle la propiedad vertical de los privados, inexistente en Europa.
El fracking está provocando un autentico “rifirrafe” en la sociedad norteamericana, donde ya
empiezan a abundar las demandas judiciales entre propietarios, empresas y organismos oficiales. El Gobierno federal, a través de su Agencia de Medio Ambiente, ha sido acusado de ocultación
de datos, llegando a producirse un enfrentamiento entre funcionarios locales y
funcionarios federales y casos sobre contaminacion de aguas que habian sido cerrados han vuelto a ser abiertos.
Algunos estados han declarado moratorias o prohibiciones temporales a la técnica y también empiezan a realizarse consultas locales para prohibirlos en ciudades y pequeñas poblaciones. Algunos gobernadores compiten con alcaldes y condados para ver quien tiene competencias en la decisión. En algunas ciudades ya se permite fracturar en los suburbios, afectando a urbanizaciones, parques y cementerios.
En casos sabidos de contaminación, las compañias negocian indemnizaciones con los afectados, a espaldas de los tribunales, evitando la transparencia de los hechos sucedidos.
Se recogen fallos en la integridad de los pozos por la enorme presión del inyectado del fluido o por la inducción de los sismos asociados, el caso de un pozo afectado ya ha sucedido también en Reino Unido que costó una amonestación del Ministerio a la compañia por no haber informado en tiempo y forma, no existe un criterio unico de como tratar las aguas residuales y vertidos descontrolados a ríos y arroyos han sido confirmados, se estudia la contaminación aérea que podría afectar a la salud de las personas, existen datos contradictorios sobre la emisión de metano, casos de contaminación del agua subterránea y superficial e incluso desconocimiento de las propias compañias de los químicos utilizados por ser información protegida del fabricante.
Son demasiadas las variables y no se sabe el valor de muchas de ellas, ni tampoco el resultado de sumar o combinar varias. Para alguno de los aspectos polémicos seguramente se necesite más tiempo para que tomen visibilidad las consecuencias finales.
Es por ello que, de una afirmación de la industria del fracking, nosotros proponemos un interrogante,
“¿El fracking es un técnica segura con
más de 16 años de antigüedad y probada más de 80.000 veces en EEUU? ”
Para leer noticia en prensa,
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