Ana Botella ha firmado, en un acto oficial, un convenio con el presidente de Repsol, Antonio Brufau, para promover el uso de vehículos propulsados con autogás, con el uso de un SEAT Altea XL que utiliza como combustible Gas Licuado de Petróleo (GLP).
El ayuntamiento ha hecho público la reducción de la cuota mensual de alquiler en un 13% (667,20 euros actuales frente a los 766,94 del Toyota Prius Plug-In, IVA incluido en ambos casos).
Hasta ahora, la alcaldesa utilizaba el Toyota Prius "híbrido" y "enchufable", con motores de gasolina y eléctrico, que heredó de su antecesor en el cargo, Alberto Ruiz-Gallardón.
El GLP es una mezcla de propano y butano, que se almacena en estado líquido y que emite menos contaminantes a la atmósfera, respecto a la gasolina o al diésel. La baja emisión de contaminantes del gas se hace notar en la combustión sin considerar su extracción.
Este novedoso vehículo ya tuvo antecesores en el pasado. Así, hacia la década de 1970, los coches de gas fueron una realidad en España, si bien quedaron relegados a los vehiculos de uso público. El sector del taxi, en las grandes ciudades, supuso su principal consumidor. Entonces fue habitual ver a los SEAT "1430" o "131" haciendo uso del gas, incluso algunos SEAT "1500" liberados del motor diesel "Perkins" o "Barreiros" y con el motor de gasolina original de fabrica, lo utilizaron.
Así, mediante la instalación de un circuito al carburador del coche se conseguía hacer un uso indiferente de gas o gasolina. Se elegía con la ayuda de un interruptor en el interior del vehículo y un direccionador en el propio carburador.
El suministro se conseguía desde 2 bombonas de gas instaladas en el maletero del coche, repartidas a ambos lados. Con la ayuda de una llave de paso se podía dirigir el gas desde una botella u otra hacia el carburador. Así, cuando se acababa el gas de una, se suministraba el gas desde la otra.
En aquel entonces, un "engorro" era reponer el combustible. En Madrid existían unos pocos enclaves en la periferia de entonces, en el barrio de San Blas, en Manoteras y en Fuencarral.
Es de suponer que el nuevo Altea reciba el gas mediante alguna manguera de inyectado. Para saber sobre la situación de las estaciones de carga actuales, es sencillo, sólo habrá que fijarse donde lo hace el nuevo coche de la alcaldesa.
Con Ana Botella y Brufau le ha salido un competidor al coche híbrido y al eléctrico.
También nos tendrán que explicar que hace un ayuntamiento promocionando el gas con una empresa privada de suministro. Porque no nos olvidemos que el convenio no es con el fabricante del automóvil, sino con el que pone el combustible. Además, ¿ y por qué no con la electricidad o la energía solar ? ¿O es que una nueva función del ayuntamiento es la de agencia de publicidad?
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