¡Tranquilos!, de momento el título de esta entrada del blog se corresponde con el estribillo de una canción del grupo Cambalúa. Se despide 2013 y afortunadamente el fracking no ha llegado a España, pero ya está en Europa. Este año hemos leído sobre el rechazo de la población a su realización en Rumania, Polonia o en el Reino Unido, entre otros paises. En América, también es motivo de polémica, desde Canadá hasta Argentina.
Es una situación curiosa, el fracking levanta tanto pasión en una parte de la población como desconocimiento en otra. Es por ello que, desde este blog y en este 2013, hemos buscado darle visibilidad para que el lector tome conciencia de la multitud de aspectos polémicos relacionados con esta técnica extractiva.
Hemos tratado aspectos ambientales, sociales, sanitarios o económicos, pero si algo caracteriza al fracking es su naturaleza invasiva. Nunca, una técnica de extracción de hidrocarburos había tenido necesidad de tanto territorio.
Si existe una sociedad para la que el fracking haya llegado, es la estadounidense. Y tal vez, EEUU, constituya el mejor ejemplo para mostrar ese caracter invasivo sobre el territorio y los ciudadanos. EEUU ha tenido la suerte, o la desgracia, de presentar grandes zonas geológicas aptas para obtener gas y petroleo con la técnica de la hidrofractura.
En un principio su realización se desarrolló en zonas rurales, caracterizadas por una baja densidad de población, y en terrenos federales (estatales). La escasa visibilidad y la existencia de propiedad privada vertical del suelo favoreció que fuera aceptado por muchos agricultores y ganaderos que obtuvieron compensaciones económicas importantes por dejar fracturar en sus propiedades o permitir la instalación de pozos de perforación. Paralelamente, empezaron a surgir voces disconformes por la contaminación del agua y del aire o por la alteración de la vida cotidiana en los pequeños pueblos.
Curiosamente, las primeras quejas surgieron con la intensidad del tráfico rodado de vehículos pesados, el trastorno en el desplazamiento diario de los vecinos o el deterioro de pequeñas carreteras municipales.
En cualquier caso la necesidad de la técnica de abrir miles pozos de forma ininterrumpida, la vida útil de un pozo no va más allá de 4 o 5 años, ha terminado cambiando el territorio de forma irreversible.
Sin embargo, parecería que el territorio se quedará pequeño para un fracking que ya se hubiera fijado en las ciudades y poblaciones que se asientan encima de esas zonas geológicas. El fracking ya ha llegado a la periferia y ya se fractura debajo de iglesias, cementerios, urbanizaciones o al lado de universidades.
Sin embargo, esta técnica también ha conseguido acercar a personas hasta ahora distanciadas. Ha puesto de acuerdo a blancos y negros y a pobres y ricos. En algunas poblaciones la periferia se asocia con la vivienda de ciudadanos de condición humilde y en otras, esa misma periferia, se corresponde con urbanizaciones de clase media y media- alta. El fracking esta dejando de ser visto con buenos ojos, a pesar de las regalias a los propietarios. Los municipios buscan prohibir su presencia en contra de leyes estatales que la favorecen y los ciudadanos se preocupan por la salud y por el deterioro de sus barrios y de sus propiedades. El malestar camina parejo al aumento de las demandas judiciales.
El fracking ya ha entrado en la vida diaria de millones de ciudadanos. Muchos ciudadanos que habían buscado su residencia en una zona tranquila y agradable la encuentran trasformada en una zona industrial.
De hecho, la discreción que mantuvo en sus inicios el fracking se ha perdido incluso para el visitante.
A diferencia de las zonas rurales, donde los pozos y piscinas eran visibles, en las ciudades, los recintos de las zonas de perforación presentan vallas elevadas buscando guardar un contenido cada vez más puesto en entredicho.
Si en 2013, el fracking se caracterizó por imágenes de cientos de pozos en las llanuras de Dakota del Norte o de Texas. Tal vez, en 2014, descubramos otras nuevas, y más cercanas a nuestras vidas.
Si sientes curiosidad por ver como será esta realidad, puedes empezar buscando la población de Fort Worth (Texas) en Google earth.