Publicado en La
Diaria
07 de febrero de 2017
Se publicó el informe de
impacto ambiental para las perforaciones en busca de petróleo en el norte del
país, y se reactivó la alarma respecto del posible uso del fracking. Repasemos
detalles. En enero de 2015 la empresa Petrel Energy, accionista de Schuepbach
Energy, la empresa con la que ANCAP tiene contratos de exploración y
explotación de hidrocarburos, certificó los recursos prospectivos existentes.
Según el estudio, habría unos 5.637 barriles en el subsuelo. Esta certificación
se hizo con la información acumulada por Schuepbach Energy Uruguay durante el
año 2014, y fue evaluada por la empresa como “suficientemente positiva y
estimulante para seguir una nueva etapa de inversión”. Esto no era un
descubrimiento, sino estimaciones a descubrir, con los riesgos y costos que eso
implica. Ahora transcurre el segundo período del contrato de exploración, que
ya había sido anunciado en aquel momento. En esta etapa se requiere la
perforación de cuatro pozos exploratorios en la zona norte del país, más
precisamente en los departamentos de Tacuarembó, Paysandú y Salto. En ese mismo
comunicado de 2015, la empresa asegura que está considerando únicamente
recursos convencionales. Es decir, que no se utilizaría la largamente
cuestionada técnica de la fractura hidráulica, conocida como fracking.
Sospechas
Pero la duda persiste. Hoy, a
las 14.00, las organizaciones que se oponen al fracking entregarán en la
Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) los comentarios técnicos y las
posiciones respecto del proyecto, junto con la solicitud de que se convoquen
Audiencias Públicas en las localidades cercanas a las perforaciones, para que
sea escuchada la población del lugar, opción contemplada ante este tipo de
proyectos. Víctor Bachetta, periodista e integrante del movimiento Uruguay
Libre de Megaminería, una de las organizaciones convocantes, explicó a la
diaria que presentarán tres informes con análisis crítico sobre el proyecto. El
primero es un informe desde el punto de vista geológico de la doctora y docente
de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República Graciela Piñeiro;
otro es un informe del técnico petrolero argentino Roberto Ochandío con las
carencias que las organizaciones ven en el informe de Schuepbach, y el tercero
es un comentario sobre aspectos jurídicos. La Dinama clasificó estos proyectos
en la categoría B. Esto significa: “Proyectos cuya ejecución pueda tener
impactos ambientales significativos moderados, cuyos efectos negativos pueden
ser eliminados o minimizados”. Por eso se requiere un estudio de impacto
ambiental. Uno de los aspectos que generan más dudas en las organizaciones es
que este estudio dedica un espacio a criticar, de forma un tanto solapada, las
normativas departamentales que prohíben la aplicación del fracking en Salto y
Paysandú.
Primero advierten que el código
de Minería “declara de interés nacional a los yacimientos de la Clase I
(combustibles fósiles que incluye petróleo, gas natural, hulla, lignito, turba,
rocas pirobituminosas y arenas petrolíferas, otros yacimientos de sustancias
minerales o elementos aptos para generar industrialmente energía)” y por lo
tanto “estaría excluida de la competencia departamental la regulación sobre
estas actividades”. Lo advierten aunque dicen que “no corresponde considerar
este tema pues se trata de actividades de exploración y no de explotación, y
sobre objetivos convencionales”. Sin embargo, párrafo abajo, la empresa
insiste: “Desde el punto de vista legal, el Parlamento se ha expresado en
relación a la inconstitucionalidad de decretar prohibiciones por parte de las
Juntas Departamentales sobre tecnologías de uso en el sector petrolero, al
emitir una resolución sobre un decreto similar de prohibición del fracking
generado por la Junta Departamental de Tacuarembó”. Ignacio Sarli, de los
movimientos Paysandú Nuestro y el Grupo Ecológico Naturista Sanducero (Gensa)
-que participan en la convocataria de hoy- pregunta: “¿Si no van a buscar
petróleo por medio de fracking, por qué lo mencionan en el informe?”. Bachetta
suma otro elemento: “El 31 de enero, Petrel, la socia de Schuepbach, emitió un
comunicado dirigido a los accionistas e inversores en el que contempla la
posibilidad de hidrocarburos convencionales y no convencionales”. No es la
primera vez. Según publicó Sudestada en enero de 2015, cuando en 2013 se
iniciaban los trabajos de exploración, Petrel dijo en el portal Proactive
Investors Australia que “los pozos representan la primer exploración profunda
de petróleo en tierra en Uruguay por más de 30 años y la primera que se centra
en los objetivos ‘no convencionales’”. En el propio informe de la empresa en
2015 sobre la certificación, según informó también Sudestada, ANCAP omitió en
su comunicado la parte en que el gerente de la empresa habla sobre los no
convencionales. En la propia página web de Petrel, hasta hoy, la explicación
del proyecto habla de este tipo de recurso: “En octubre de 2012 Petrel adquirió
una participación en un proyecto de petróleo convencional y no convencional
grande en Uruguay.” ANCAP ha negado que se piense en la técnica del fracking, y
la empresa, en voz de su presidente, Martin Schuepbach, dijo a El País en 2015
que no piensan en utilizar esta técnica, pero básicamente porque no lo creen
necesario: “No hemos encontrado ninguna roca que necesite fracking. Las rocas
que hemos encontrado en el yacimiento hasta la fecha son convencionales con
altas permeabilidades y porosidades, por lo tanto el fracking no es necesario”.
Para Sarli, como fracking es una “mala palabra”, ahora “han cambiado el
discurso, y lo están ocultando”. Para Bachetta, “con estos elementos queda en
evidencia que Schuepbach no le está diciendo claramente a las autoridades
cuáles son sus objetivos con este plan y estas perforaciones, y esto es una
falta grave. Una empresa no puede presentar un proyecto diciendo esto, y
después hacer otra cosa”.
O
se la queda el pueblo
“La primera amenaza es sobre el
acuífero Guaraní. No hay absolutamente ninguna garantía de que incluso en esta
etapa no se contamine”, dice Sarli, y agrega que “sería nefasto hacer fracking
en la segunda reserva de agua dulce del mundo”. Bachetta dice que el plan de
perforaciones de Schuepbach, según todos los datos que tienen, es “sumamente
peligroso e implica serios riesgos para el acuífero Guaraní”: “Para nosotros
esto implica poner en riesgo nuestro recurso vital por una actividad de
exploración que, por cierto, es muy improbable que arroje que hay petróleo
convencional ahí”. Sin embargo, dice, estas empresas “buscan especular, ponen
sus acciones en las bolsas, y generan expectativas para atraer inversionistas,
aunque no encuentren o finalmente no exploten nada”, pero en “medio de ese
proceso están arriesgando y generando impactos que no les interesan”….
Para acceder a la noticia COMPLETA,
No hay comentarios:
Publicar un comentario