Publicado en Oil
Price
Por Irina Eslava
31 de enero de 2017
La tan traída y llevada
"guerra comercial" que Donald Trump está aparentemente preparando con
el vecino del sur de los EE.UU. podría estar terminada antes de empezar, como
revela gradualmente toda la extensión de la dependencia mutua de los dos
países.
Uno de los principales aspectos
de esta dependencia mutua es el gas natural. EE.UU. exportó el año pasado unos
127.4 millones de metros cúbicos de gas a México cada mes, casi el doble de la
cantidad utilizada para la exportación dos años antes. Este incremento ha sido
de gran ayuda para los productores de gas de esquisto que estaban luchando con
la caída de beneficios a causa de un considerable exceso de oferta.
México ha ayudado a aclarar el
exceso y su necesidad de gas está muy lejos de cumplirse: existen proyecciones
de que la demanda de gas de Estados Unidos alcanzará los 6 mil millones de pies
cúbicos diarios en 2020, con un promedio de 3,5 mil millones de pies cúbicos
diarios en los primeros diez meses de 2016 . La industria de generación de
energía de México necesita combustible y combustible barato para esto, y los
productores de esquisto de Estados Unidos están dispuestos a suministrarlo.
La situación en este momento se
ve en un punto muerto: Trump quiere construir el muro y quiere que México - y US taxpayers- pague por ello. Peña Nieto
no parece dispuesto a aceptar estos términos. Luego está la intención declarada
de Trump para acabar con el TLC con el objetivo de que las cosas vuelvan a un
estilo de las políticas comerciales regionales. La combinación de estos puntos es
inflamable.
Es difícil decir quién necesita
más a quién. México necesita el gas natural para la mayor parte de su
producción de electricidad: el combustible es responsable de un 60 por ciento
de la producción eléctrica del país. El año pasado, las importaciones
procedentes de los EE.UU. superaron la producción nacional. A pesar de que
México está trabajando duro para ampliar su propia industria de la energía,
esto lleva tiempo e inversiones, y el gas de Estados Unidos es barato. Así,
México claramente necesita el gas, especialmente en medio de los crecientes
precios de los combustibles en las gasolineras – que parte de los esfuerzos de
liberalización del mercado de la energía por el gobierno - que provocaron
enormes protestas.
Para los EE.UU., México fue el
mayor mercado de exportación individual para su gas natural en los primeros
nueve meses de 2016. Las exportaciones a México se situaron en 123 millones de
pies cúbicos mensuales de enero a septiembre, de un total de 185 millones de
pies cúbicos exportados mensualmente en el período. El incremento anual fue del
79 por ciento. Mientras tanto, las exportaciones a Canadá, que es el otro gran
mercado para el gas de Estados Unidos, cayeron un 39 por ciento debido a la
menor demanda y la suficiente oferta local.
Ahora bien, si Trump sigue
adelante con el muro, a pesar de las protestas, México podría hipotéticamente
negarse a continuar con la compra de gas a Estados Unidos, que muy
probablemente conducirá a un aumento de los precios de la electricidad - y la
búsqueda urgente de nuevas fuentes de gas. Estos socavarán aún más la
estabilidad del gobierno, que está teniendo un tiempo bastante difícil ya con
las reformas impopulares.
Si los EE.UU. paran de exportar
gas a México, el exceso volverá, los precios caerán en picado, y los
productores de gas, una vez más tendrán que luchar por cada respiro que tomen.
El problema es que los EE.UU. aún no es un exportador de gas verdaderamente
global. Tiene unos muy cómodos oleoductos en el norte y en el sur, y aunque las
terminales de GNL se están construyendo a un ritmo sin precedentes, el mercado
mundial de GNL tiene actualmente un exceso de oferta, por lo que la versión del
gas licuado no es realmente una alternativa viable en este momento.
Por ahora, todo esto es
totalmente hipotético, pero ninguna de las partes parece disponer deuna gran
cantidad de movimientos útiles.
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