Donald
Trump en el Despacho Oval. JONATHAN ERNST (REUTERS) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
Publicado en El País
Por Amanda Mars en
New York
24 de enero de 2017
"El
ecologismo está fuera de control", dice el presidente de Estados Unidos
Donald Trump firmó este martes
dos órdenes ejecutivas para resucitar los proyectos de construcción de dos
polémicos oleoductos –el Keystone XL y Dakota Access-, que la Administración de
Obama frenó con el daño medioambiental como argumento. La medida refleja el
giro que el nuevo Gobierno estadounidense da también en este ámbito, si bien el
presidente advierte de que “renegociará” las condiciones de la obra. Un rato
antes, en una reunión con ejecutivos de la automoción, dijo que "el
ecologismo está fuera de control”.
El giro proteccionista de su
política económica también impregna el asunto de los oleoductos de la
discordia, ya que en otro decreto el presidente también plantea que estos
nuevos sistemas de tubos deben producirse en Estados Unidos, con material estadounidense.
“Compra productos americano, contrata a trabajadores americanos”, dijo en su
discurso inaugural, y en esa misma línea se expresó este martes mientras
rubricaba los decretos.
“Vamos a renegociar algunas
condiciones”, dijo el republicano, “y si les gusta, veremos si podemos
construir ese oleoducto, [habrá] muchos empleos, 28.000 estupendos empleos de
construcción”. “Vamos a devolver al trabajo a un montón de trabajadores del acero”.
“Vamos a construir nuestros propios tubos, como en los viejos tiempos”,
enfatizó el empresario neoyorquino, que ha convertido la vuelta a la América
más fabril en uno de los ejes de su política.
El bloqueo del macroproyecto
Keystone –la ampliación de un tubo que transportaría petróleo desde Canadá
hasta el golfo de México- fue una victoria del movimiento ecologista tras años
de batalla. La compañía TransCanada lo presentó en 2008 y salió adelante en el
Congreso en 2014, gracias a la nueva mayoría republicana, pero Obama lo acabó
vetando.
El Dakota Access, que movilizó
a la tribu sioux de Dakota del Norte porque afecta a su reserva, se frenó por
decisión del presidente demócrata el pasado septiembre, a la espera de cómo el
caso avanzaba en los tribunales. El tubo uniría Dakota, un estado clave en el
boom del fracking (la polémica técnica de fractura hidráulica del subsuelo),
con Illinois pero, según los sioux, atravesaría tierras ancestrales y
contaminaría sus aguas.
Los detractores del Keystone XL
–un proyecto que supone ampliar en 1.900 kilómetros la tubería, hasta sumar más
de 2.700-, argumentan que el petróleo que se transporta resulta muy
contaminante y que, además, la obra supone atravesar espacios protegidos y no
hace sino aumentar la dependencia de las energías fósiles. Sus defensores
esgrimen las decenas de miles de empleos que se crearán y el abaratamiento de
la energía para las empresas. El tramo paralizado uniría Alberta (Canadá) con
Nebraska hasta conectar con otro tramo ya existente que llegaría al golfo de
México y permitíra transportar 830.000 barriles diarios.
Giro
en política ambiental
Trump cumple así, en los
primeros días de su presidencia, otra de sus promesas electorales, que era
impulsar este tipo de obras. El republicano se alinea en este caso con la
filosofía de su partido, que era favorable al oleoducto, aunque se desmarca al
poner como condición la producción doméstica del proyecto, en línea con ese
giro proteccionista que sí rompe el credo conservador y que el día anterior se hizo
palpable con la retirada del tratado comercial pacífico (TPP)….
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