Publicado en Times
union
Por Heather
Leibowitz y Tony Avella
Heather
Leibowitz es directora de Medio Ambiente de New York
Tony
Avella es senador estatal demócrata por Queens.
Mientras que el
gobernador Andrew Cuomo continúa
valorando si se debe permitir la fractura hidráulica en New York, resulta importante recordar el peligroso pasado del fracking.
Hace
aproximadamente un año, un operador de Ohio fue arrestado después de vertir
unos 250,000 galones de aguas residuales del fracking en el río
Mahoning. Desde entonces, apenas ha pasado un mes sin que algún nuevo
incidente del fracking se vaya sumando a la cifra de los daños causados. Los fluidos del fracking fluyeron hacia
los ríos y las comunidades de Colorado durante la inundación del pasado otoño. Luego, los investigadores de Pennsylvania encontraron altos
niveles de material radiactivo en el sedimento de un arroyo donde se descargaban los residuos del
fracking de una planta de tratamiento.
En
todo el país, el fracking está contaminando el agua potable, las
familias cercanas enferman por la contaminación del aire, y convierte acres de
bosques en zonas industriales. Sin embargo, a medida que leemos las noticias o incluso los estudios
revisados por
pares científicos sobre el fracking, a veces podemos olvidarnos que estamos hablando de personas reales cuyas
vidas han sido gravemente dañadas por esta sucia perforación.
Judy Armstrong Stiles del Condado de Bradford,
Pennsylvania, nos habla de la presencia de bario y arsénico en su agua potable,
y luego en su propia sangre, después de que Chesapeake comenzara a perforar en sus
tierras. El alcalde de Dish en Texas, William Sciscoe, explica cómo las pruebas
de calidad del aire, cerca de una estación de compresión, encontraron sustancias
causantes de cáncer en una concentración 400 veces superior a los niveles de exposición máximos recomendados
por la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU. .
Y luego está Jamie Coitsville, en Ohio, quien descubrió
bario, estroncio, tolueno y otros contaminantes en su agua después de que 25 pozos
de perforación comenzaran a funcionar dentro de una milla alrededor de su casa. Eventualmente
un taladro de perforación se colocó al lado de su casa, "lo más cerca que la ley
permitía." No se dio aviso previo antes de los tres días
consecutivos de fractura hidráulica, las explosiones y el ruido ", eran
como una pista de aterrizaje." Ahora, tiene a la vista los
tanques de almacenamiento de gas y los tanques de desechos tóxicos radioactivos
desde la ventana de su dormitorio.
Entre los muchos síntomas de Jamie, han perdurado los fuertes dolores
abdominales, los vómitos y las infecciones renales e intestinales. La han tenido que extirpar la vesícula biliar. En sus palabras, "el peor
efecto secundario" se lo contaron sus médicos, que al estar embarazada pondría a su hijo en riesgo de tener defectos de nacimiento, un riesgo que dice nunca tendrá.
Las palabras de estas personas merecen ser escuchadas en el debate
nacional sobre el fracking. Es por eso que estamos apoyando "Historias de
Shalefield" - un libreto diseñado y publicado por los activistas locales
que permite a las personas afectadas por el fracking contar sus historias, con sus propias palabras.
Por supuesto la gente de "Historias de Shalefield" son sólo
algunos de los muchos individuos y familias directamente afectadas por las
operaciones de fracking. En algunos casos, los residentes afectados por el
fracking no son capaces de hablar de sus experiencias a causa de las órdenes de
mordaza contenidas en sus acuerdos legales con el operador de la perforación.
En la llamada "Lista de los Harmed" se cuenta con más
de 4.800 personas afectadas por incidentes relacionados con el fracking.
Estas tragedias personales son emblemáticas de lo que nos están diciendo datos
más amplios sobre la perforación. El otoño pasado,
"Fracking en números" informe publicado por el departamento de Medio Ambiente de
Nueva York documentó múltiples vías de contaminación del agua, miles de
millones de galones de desechos del fracking, cientos de miles de libras en la
contaminación del aire, y enormes emisiones del fracking en el calentamiento
global. El informe destaca que los pozos fracking produjeron en todo
el país, una estimación de 280 mil millones de galones de aguas residuales en 2012
- lo suficiente para inundar de aguas residuales la ciudad de Nueva York, una laguna tóxica de cuatro pies de profundidad.
Dado el número y la gravedad de estas amenazas, la creación de un
galimatías normativo suficiente para proteger nuestra agua y nuestra
salud en general, parece inverosímil en el mejor de los casos y mucho menos para hacerla cumplir en más de 80.000 pozos, además
de en los lugares de eliminación de residuos en todo el país.
Así que hoy, vamos a escuchar lo que las víctimas en
"Historias de Shalefield" nos están diciendo acerca de la tragedia de esta perforación sucia. A pesar de que fue una victoria que el comisionado para la
conservación del medio ambiente del estado, Joe Martens , informara a los legisladores que no se considerarían
permisos de fracking en Nueva York hasta finales de abril de 2015,
esto no es suficiente.
Es hora de que Cuomo y los responsables de las decisiones en Albany
finalmente cierren la puerta a la perforación sucia en nuestro estado. Y si nosotros hablamos lo suficiente a nuestros responsables en la decisión, tal vez
podamos evitar una edición en Nueva York de las "Historias de Shalefield."
Para leer más sobre "Historias de Shalefield",
http://shalefieldorganizing.org/
https://www.facebook.com/ShalefieldStories.Friends
http://www.environmentamerica.org/reports/ame/shalefield-stories
http://www.friendsoftheharmed.com/
http://www.nofrackingway.us/2014/02/01/shalefield-stories/
http://shalefieldorganizing.org/
https://www.facebook.com/ShalefieldStories.Friends
http://www.environmentamerica.org/reports/ame/shalefield-stories
http://www.friendsoftheharmed.com/
http://www.nofrackingway.us/2014/02/01/shalefield-stories/
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