Miguel G. Corral | Madrid
Actualizado lunes 24/06/2013 21:22 horas
El 'fracking' es ya uno de los temas más polémicos de la escena
energética española incluso antes de haberse perforado un solo pozo ni
siquiera para la investigación de su potencial en el territorio
nacional. Pero el interés mostrado por algunas autonomías como País
Vasco y por el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel
Soria, y la prohibición de este tipo de extracción de gas natural en otras regiones como Cantabria han situado esta técnica en boca de todos.
No obstante, es EEUU el país que tiene experiencia en esta nueva
forma de extraer gas para la que hay que romper estratos rocosos de
pizarra en el subsuelo, usando agua a presión mezclada con arena y
sustancias químicas contaminantes. Y es allí donde se están estudiando en detalle los riesgos ambientales,
geológicos y para la salud pública que puede implicar. El último de
ellos se acaba de publicar en la revista 'Proceedings of the National
Academy of Sciences' (PNAS) y revisa precisamente una de las mayores
amenazas para la salud pública: la contaminación de las aguas
subterráneas para consumo humano.
El equipo de investigadores de la Universidad de Duke que firma el
trabajo analizó 81 nuevos pozos de agua cercanos a puntos de extracción
de gas con la técnica de 'fracking' y añadió esos resultados a los que
ya se habían realizado previamente en otros 60 pozos. Las principales
conclusiones a las que llegaron es que la concentración de gas metano en
el agua de consumo humano era seis veces mayor de lo normal y la de
etano llegaba a ser hasta 23 veces superior en los pozos situados a un kilómetro de la prospección.
Todos los puntos analizados estaban situados en el noreste de
Pennsylvania, en un yacimiento de gas de pizarra llamado Marcellus. La
contaminación de las aguas subterráneas con metano es algo que ya se
había demostrado con anterioridad y que otros estudios aseguraban que
era producida por causas naturales. Pero, según el autor principal,
Robert Jackson, los resultados sobre el etano y el propano (encontrado
también en 10 de los pozos analizados) son "nuevos y muy difíciles de
refutar".
La polémica está servida
"No hay una fuente biológica de etano y propano en la región que
estudiamos y el gas de Marcellus es rico en ambos gases", explica
Jackson. Los investigadores, además, realizaron análisis isotópicos de
los átomos de carbono para comprobar la procedencia de los gases
encontrados. "Los datos sobre el metano, el propano y el etano y las
nuevas evidencias obtenidas de los isótopos de los hidrocarburos y del
helio sugieren que las perforaciones han afectado al agua de algunas viviendas cercanas", asegura el investigador del departamento de ciencias ambientales de la Universidad de Duke (EEUU).
"En una minoría de casos, el gas incluso se parece mucho al de
Marcellus, probablemente debido a una construcción defectuosa del pozo",
dice Jackson. Sin embargo, desde Shale Gas España, la plataforma que
aúna a las empresas interesadas en extraer este combustible en España,
dudan de la fiabilidad de los resultados obtenidos por Jackson y su
grupo. "Que hayan encontrado estos gases en aguas de pozos de agua no demuestra nada.
En esa zona de Pennsylvania hay contaminación de las aguas de forma
natural porque estos gases están a muy poca profundidad y están
realmente mezclados", explica Rafael López, geólogo de Shale Gas España.
Según este portavoz de la industria del 'fracking', para saber
realmente si la contaminación tiene que ver con este método de
extracción habría que hacer muchas más pruebas geológicas. En su opinión
aún hace falta mucha más investigación para "llegar al fondo del
asunto".
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