lunes, 3 de octubre de 2016

Los fondos de inversión se hacen con las infraestructuras de gas: crece la economía de la especulación








Publicado en El diario.es
Por Rodolfo Rieznik / Economistas sin fronteras
01 de octubre de 2016



Los fondos de inversión en Infraestructuras traen como mochila no la vocación de invertir en servicios comunes, sino la promesa de repartir, como mínimo, utilidades del 15% a sus accionistas

Los fondos de inversión no aportan ni profesionalidad en el oficio industrial, ni introducen innovación tecnológica más allá del expertise financiero especulativo

Mientras tanto, los españoles pagan la energía un 30% más cara que el promedio europeo


Los fondos de inversión desembarcan con fuerza en el sector del gas no contribuyen a fortalecer las infraestructuras de energía. Afirman tener vocación inversora, pero se posicionan para conseguir fantásticos beneficios de corto plazo.

La inflación baja, la productividad no crece, no hay trabajo, el paro ronda por encima del 21% desde el surgimiento de la crisis en 2008. La economía en términos de crecimiento estuvo en recesión 5 veces en los últimos 8 años y algunos fondos de inversión que operan en la economía española ambicionan rendimientos por encima del 50%. Goldman Sachs Infrastructure Partners, un fondo de inversión del Banco Goldman Sachs que estuvo como cooperador necesario de la debacle de la economía griega pone a la venta su Red de Gas en España, Redexis, por 2.500 millones de euros y en la que sólo había invertido 1.600 millones en los últimos en los 6 años últimos. En realidad, Goldman Sachs Infrastructure, no concretó en sentido productivo inversión ninguna. Compró no hace muchos años a Endesa y a Repsol redes de gas y de clientes que anteriormente habían sido propiedad de Gas Natural y de Repsol y que las leyes de la liberalización y la competencia obligó, en su momento, a desprenderse. Lo que sí hizo Goldman, y de eso sabe, fue ingeniería financiera variada agrupando y fusionando empresas, amortizando activos ficticios, endeudando a las sociedades compradas y un largo rosario de optimizaciones contables y financieras. Todo ello para conseguir desgravaciones fiscales, hacer caja, tesorería y repartir dividendos a los accionistas o partícipes accionistas de los fondos de inversión que gestiona. Si la operación sale bien, 2.500 millones sobre 1.600 invertidos, da una rentabilidad sobre la compra del 56%. Sin embargo, ese precio de venta por ahora no es firme, y el Fondo de infraestructuras de Goldman, que asegura tener vocación de inversor especializado en infraestructuras, coquetea simultáneamente con otros fondos de inversiones con la finalidad de generar una competencia al alza de los precios. No invierte en estructura gasista en favor de un servicio más confiable, seguro y generalizado para la economía:  gestiona la especulación financiera.

Las inversiones de esas redes de distribución de gas, incluso de instalaciones portuarias para recibir los barcos metaneros de gas, las regasificadoras para licuar el gas almacenado y los gasoductos para traer el gas natural de Argelia y Marruecos las pagaron los ciudadanos en la tarifa del gas. Incluso lo han hecho indirectamente también a través de los créditos subvencionados, avales oficiales, facilidades de permisos y servidumbres especiales con que se erigieron aquellas obras de infraestructura.

Global Infrastructure Partners otro fondo de inversión cuyos principales directores provienen de la banca de inversión, suiza, inglesa y americana, acaba de comprar un 20% de la empresa de Gas de Unión Fenosa, propietaria de redes de distribución de gas en Madrid y que también en su momento fueron propiedad de Repsol cuando ésta pertenecía al estado a través del instituto Nacional de Hidrocarburos. Global Partners se ufana, en su página web, de operar con rentabilidades del 15%.

PGGM y GINKO son otras gestoras, de fondos de pensiones una y de divisas del gobierno chino la otra. PPGM en vez de cuidar las pensiones de los futuros jubilados se incorporaron a la fiebre inversora especulativa en activos de gas en España pujando también por los activos de gas. Es difícil pensar que un fondo de pensiones y un operador financiero en divisas sea un inversor especializado en Infraestructuras energéticas.

Mientras tanto, los españoles pagan la energía un 30% más cara que el promedio europeo. Todos estos grupos financieros que se manifiestan a través de la fachada falsa de fondos de inversión en infraestructuras no son agentes económicos con voluntad para políticas industriales de largo plazo.

Las infraestructuras son bienes comunes

Las infraestructuras son, casi por definición, un entramado básico, por debajo –infra– de la estructura productiva de una economía que entretejen la fragmentación productiva y el consumo de las economías modernas, tecnológicamente diversificadas, y facilitan el funcionamiento dinámico de la actividad económica. Son lo que los economistas llaman economías externas, universalizada, son aglomeraciones comunes de inversión sin las cuales las empresas de una economía moderna no podrían producir y los ciudadanos vivir dignamente. La actividad económica de un país se colapsaría si las empresas y los ciudadanos no tienen garantizado el acceso y disfrute a la energía. La electricidad mueve las cadenas de montaje de las empresas y el gas calefacciona los hogares de los españoles.

Los fondos de inversión entran en infraestructuras por ser mercados maduros, constituidos como negocios estables. El consumidor suele comportarse de forma inelástica frente a las variaciones de los precios de estos servicios que, aunque prestados por empresas mercantiles, no pierden su carácter de público. Esto es, una subida de precios no supone dejar de demandarlos al ser su consumo un bien necesario para la producción y el bienestar de las familias. Infraestructuras es la energía, también los es el saneamiento urbano, el agua potable, las carreteras, y un lago etcétera. Todos ellos en definitiva son bienes comunes por la finalidad última de los mismos para la economía de un país. Los fondos de inversión en infraestructuras traen como mochila no la vocación de invertir en servicios comunes, sino la promesa de repartir, como mínimo, utilidades del 15% a sus accionistas…..


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