La última noticia importante
sobre el fracking en España ha sido la aprobación en el Parlamento autonómico
del País Vasco de una ley semejante a la aprobada por la Generalitat de
Cataluña en la que sin prohibir expresamente la práctica de la fracturación
hidráulica, la regulan en cuanto a aspectos de suelo, agua y otras consideraciones
medioambientales. Así, la modificación de la normativa urbanística aprobada por
la Generalitat dice:
"En
la explotación de recursos naturales en suelo no urbanizable, en el caso de
aprovechamiento de hidrocarburos, no está permitida la utilización de la
tecnología de la fractura hidráulica cuando pueda tener efectos negativos sobre
las características geológicas, ambientales, paisajísticas o socioeconómicas de
la zona, o en relación con otros ámbitos competenciales de la
Generalitat".
Poco tardó el gobierno del
popular Rajoy en salir a recurrir la ley, como cualquier otra iniciativa que
pudiera ser contraria a la polémica técnica de extracción de hidrocarburos.
En el pasado fue Cantabria la
primera comunidad en intentar prohibir el fracking mediante una ley en el marco
de la comunidad autónoma. Después la seguirían otras autonomías en la actuación
legislativa. Sin embargo, el recurso del Gobierno central ante el Tribunal
Constitucional fue positivo al considerar éste que la ley invadía competencias
estatales. No ha sido así con la ley catalana, la Generalitat no propuso
ninguna ley que prohibiera el fracking sino que cambió su normativa urbanística
y por lo tanto no crea ninguna prohibición genérica. Y aquí, está la “madre del cordero” ya que al recurrir el
Gobierno central pudiera parecer que quisiera invadir competencias autonómicas.
La vuelta a la tortilla.
En el caso de Cantabria, fue el
anterior presidente, Ignacio Diego el impulsor de la malograda prohibición.
Antes de las pasadas elecciones dejó el legado de anular el permiso Arquetu, de naturaleza autonómica y
concedido en el último tramo de la legislatura de Miguel Angel Revilla y los
socialistas. Si bien es cierto, que a Ignacio Diego y a su consejero Javier
Férnandez no les dolieron prendas en oponerse públicamente al fracking y en
contra de su partido y hacer que los alcaldes lo manifestaran por escrito,
acabó la legislatura con sólo algunos esbozos sobre un hipotético cambio en la ley del
suelo de Cantabria, a semejanza de Cataluña.
Personalmente en esto soy
comprensible en parte. Esta democracia no es la de EE.UU, sirva de ejemplo, donde los candidatos
a senadores y congresistas, son elegidos de forma directa, y se enfrentan
frecuentemente a su propio partido en la defensa de los intereses de sus
representados, o de algún otro inconfesable. Teniendo en cuenta que las “primarias”
para Ignacio Diego en las últimas elecciones consistían en la “imposición de
manos” por parte del presidente de su partido, pues…. algo se entiende.
Aunque con el verano se
hable poco de fracking, pudiera estar más cerca que nunca. Sólo queda
esperar a las elecciones. Las encuestas dan por finalizadas las mayorías absolutas
y contemplan dos bloques donde se agruparán la mayoría de los votos. Por un lado conservadores y liberales y en el otro
socialistas y el resto de la izquierda.
De los socialistas es difícil hablar, no existe acuerdo entre lo que dicen y lo que han hecho como para saber donde estarían finalmente en
esto del fracking. La confianza en un respuesta contraria a la fracturación vendría
del resto de la izquierda, más
ambientalista y de renovables.
Si algo tiene de bueno el PP es
que en lo del fracking es claro. Por ellos las exploraciones están aseguradas. Ciudadanos
con un discurso que se estira, al igual que el de Podemos, seguramente estaría
a favor de las mismas. Al fin y al cabo, Luis Garicano, liberal, de los de
verdad, y profesor y Jefe de Departamento en la Escuela de Economía de Londres,
no le haría ascos a esa actividad económica a cambio de algunos riesgos medioambientales
y la incomodidad para unos miles de personas.
Así, en el fondo, esto del
fracking tiene casi todas las papeletas para que toque. ¿Y por donde empezaría?.
No es fácil saberlo pero algo se puede intuir. En principio, por donde menos
conflicto social ocasione parecería lo más acertado. Sin embargo, hay parámetros
económicos a considerar. La bajada del precio del precio del petróleo y el gas
ha hecho que sea una extracción cara y especialmente en Europa, respecto a
EE.UU. La falta de empresas auxiliares de servicios y el traslado de equipos hacen
que la perforación de un pozo sea aquí considerablemente más costosa. ¿Donde
propondría el inicio de la perforación una empresa de fracking?, pues
lógicamente donde más posibilidades hubiera de tener éxito para la explotación.
¿Y donde están las mayores reservas calculadas? En la cuenca vasco-cantábrica.
Es de imaginar que Rajoy dejara
fuera al País Vasco, a pesar del interés del PNV, y a Cataluña ni
te cuento. Rajoy tendría miedo de encontrarse como Cameron ante Gales y
Escocia, que al final les ha tenido que ceder los poderes sobre las
exploraciones de fracking, porque lo de
la extracción se lió con la independencia y así casi se lía la de San Quintín. Todo ello, sin contar las
leyes aprobadas en ambas comunidades, que le podría complicar hasta el punto de
tener sacar leyes nacionales que anularan algunos derechos autónomicos sobre el
suelo.
Con este razonamiento, en el caso de ser acertado, nos queda Cantabria, inicialmente
en su versión más castellana y el norte de Burgos, en las Merindades.
Si en el pasado Diego se
explicó sobre el fracking hasta donde pudo, ¿cómo se explica en el presente Revilla?
Después de declarar desconocimiento en el “Arquetu”, sin ser todavía otra vez
presidente dijo que si lo fuera no dudaría en “ponerse delante de las máquinas
de fracking que llegaran a Cantabria”. La verdad es que tampoco parecería necesario
que el presidente se pusiera en esa tesitura, que entre la edad y los nervios, al intentar detener algún camión no estaría exento del suceso de alguna
desgracia.
Más bien, el presidente Revilla
y los socialistas nos deberían explicar que piensan y como actuarán ante el
fracking. Que algo tendrán que decir antes de sentarse a ver los camiones llegar.
Miguel Angel Revilla tiene que
hablar del fracking y los cántabros escuchar.
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