Publicado en La
Vanguardia / EFE
25 de agosto de 2015
Burgos, 25 ago
(EFE).- La escasa distancia, de solo unos kilómetros en línea recta, entre
varios puntos donde están pendientes sondeos para buscar gas natural mediante
fracking o fractura hidráulica y la central nuclear de Garoña deberían suponer
la denegación de estos permisos, según Ecologistas en Acción.
En
declaraciones a Efe, el portavoz del grupo ecologista para temas nucleares,
Francisco Castejón, ha afirmado que la escasa distancia, de solo unos
kilómetros en línea recta, entre varios puntos donde están pendientes los
permisos de sondeos para aplicar el fracking "deberían bastar para denegar
los permisos automáticamente".
Castejón ha advertido
de que el riesgo de un accidente grave por movimientos sísmicos asociados a la
fractura hidráulica sería mayor con la central operando, pero también es
"evidente" aún en el caso de que comience el proceso de
desmantelamiento.
En el caso de
que se produzca el cese de actividad definitiva, en Garoña seguirá habiendo
durante años residuos de alta actividad, como el combustible consumido, y agua
con alto nivel de contaminación radiactiva en el circuito primario y la piscina
de almacenaje, lo que implica "riesgo de fuga radiactiva" si se rompe
alguna tubería o sistema de seguridad, según Castejón.
El portavoz
ecologista ha asegurado que en Estados Unidos hay numerosos estudios que
relacionan el uso del fracking con movimientos sísmicos, aunque entiende que el
interés económico de las empresas que apuestan por esta técnica provoque que se
intenten poner en duda.
Para Castejón,
solo el hecho de que exista un riesgo de provocar movimientos sísmicos por
encima de 4 grados en la escala de Richter aconsejaría denegar cualquier
permiso de fracking cerca de instalaciones tan sensibles como una planta
nuclear.
En este
sentido, ha señalado que la mayoría de los científicos coinciden en que una
modificación del territorio a gran escala, como un gran embalse o una explotación
convencional de gas o petróleo pueden provocar seísmos, más probables con
técnicas más agresivas, como la fractura hidráulica.
Ha reconocido
que, aunque se trata en su mayor parte de seísmos de baja intensidad, también
se pueden producir algunos de mayor intensidad y "el riesgo es demasiado
grande para sumirlo".
Aunque las
empresas que han solicitado los permisos para aplicar la fractura hidráulica
sostienen que no existe ese riesgo, Castejón considera que se trata de
"una información motivada por sus importantes intereses económicos".
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