Publicado en Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health
9 de abril de 2015
Los NIVELES DE radón, un conocido
carcinógeno, van en aumento desde 2004, coincidiendo con el inicio de UN NUEVO
TIPO DE PERFORACIÓN PARA GAS NATURAL
Los
investigadores de la escuela de Salud Pública Bloomberg Johns Hopkins dicen que
los niveles de radón en los hogares de Pennsylvania - donde el 42 por ciento de
las lecturas superan lo que el Gobierno
de los EE.UU. considera seguro - han ido en aumento desde 2004, en la época en
que se inició la industria del fracking con la perforación de pozos de gas
natural en el estado.
Los
investigadores, en una edición on line del 9 de abril en Environmental Health Perspectives, también encontraron que los edificios
ubicados en los condados donde el gas natural se extrae más activamente en el
campo de esquisto de Marcellus en la última década, muestran lecturas significativamente más altas de radón en
comparación con los edificios en zonas de baja actividad. Tales diferencias
entre contados no existían antes de 2004. El radón, un gas radiactivo inodoro,
es considerado la segunda causa de cáncer de pulmón en el mundo después del hábito
de fumar.
"Una explicación plausible de los niveles
elevados de radón en los hogares en Pennsylvania es el desarrollo de miles de
pozos no convencionales de gas natural durante el últimos 10 años ", dice
el responsable del estudio, Brian S. Schwartz, MD, profesor en el Departamento
de Ciencias de Salud Ambiental de la Escuela Bloomberg. "Estos hallazgos nos
preocupan ".
El
estudio, realizado en Pennsylvania con
el Geisinger Health System, analizando
más de 860.000 medidas de interiores del radón e incluidas en una Base de datos
del Departamento de Protección del Medio Ambiente de Pennsylvania, entre los
años 1989 y 2013. Los niveles de radón suelen ser medidos cuando se compra o se
vende una vivienda; gran parte de los datos del estudio provino de esas
mediciones. Los investigadores evaluaron las asociaciones de las concentraciones
de radón con la geología, las fuentes de agua, la estación, el clima, el tipo
de comunidad y otros factores.
Entre
2005 y 2013, 7.469 pozos no convencionales de gas natural fueron perforados en
Pennsylvania, usando la fracturación hidráulica ("fracking") para
liberar el gas natural de esquisto. Hasta hace poco, la mayoría de los pozos de
gas natural fueron creados por la perforación vertical en zonas porosas de roca
en formaciones de piedra arenisca para liberar el gas. Estos son conocidos como
pozos de gas natural convencionales. En los últimos años, se ha producido un
enorme aumento en la perforación de pozos no convencionales de gas natural en
18 estados de todo el país. En contraste con los pozos convencionales, el gas no
descansa junto a la pizarra y en espera de ser bombeado. En lugar de ello, el
gas está contenido dentro de la pizarra, que tiene que ser descompuesta para
liberar los grandes volúmenes de gas natural. Esto se hace con una primera
perforación vertical más profunda y de nuevo se perfora horizontalmente. Luego,
en el proceso de fracking, millones de galones de agua que contienen químicos
patentados son bombeados para ayudar a extraer el gas.
El
proceso disruptivo que trae el gas a la superficie puede también aportan
metales pesados , compuestos orgánicos y materiales radiactivos como el
radio-226, que se desintegra en el radón. La mayor exposición al radón en
interiores de las casas se ha relacionado con la difusión del gas del suelo.
También se encuentra en los pozos de agua, en el gas natural y en el aire
ambiente.
En promedio, durante todo el período del estudio, las casas y otros
edificios que utilizan agua de pozo tenían un 21 por ciento más de concentración
de radón que los que utilizan el agua municipal. Las casas y los edificios
ubicados en la zona rural y suburbana de los municipios, donde están la mayoría
de los pozos de gas, tenían un 39 por ciento de mayor concentración de radón
que en de las ciudades.
Donde el
radón es de origen natural, en zonas sin ventilación adecuada - como muchos
sótanos - el radón puede acumularse hasta niveles que aumentan sustancialmente
el riesgo de cáncer de pulmón.
El primer autor del estudio es Joan A. Casey, de
la Fundación Salud y Sociedad Robert Wood Johnson en la Universidad de California-Berkeley y de San
Francisco, que obtuvo su doctorado en la Escuela Bloomberg en 2014. Ella dice que
no está claro si el exceso de radón en los hogares viene de radio que entra en
el agua de los pozos a través del proceso de fracking, o se libera en el aire
cerca de los pozos de gas o si el gas natural de esquisto contiene más radón que
el gas convencional y entra en las casas a través de las cocinas, estufas y
hornos u otros consumos de gas. Otra posibilidad, dice, es que en la última
década los edificios se presentan más herméticamente cerrados, potencialmente atraparían
el radón que entrara y conduciría a mayores niveles de radón en el interior. En
el pasado, la mayor parte del radón entraba en los hogares a través de la presencia
de grietas y otras aberturas en los edificios.
"Al perforar 7.000 agujeros en el
suelo, la industria del fracking puede haber cambiado la geología y haber creado
nuevas vías de llegada de radón a la superficie ", dice Casey. "Existen un montón de
maneras posibles de que el fracking cambie la distribución y difusión del radón
".
El gas natural normalmente viaja a través de las tuberías a unos 10
kilómetros por hora, lo que significa el radón puede recorrer todo el estado en
un día. El radón tiene una vida media de unos cuatro días, lo que significa que
ha perdido 95 por ciento de su radiactividad después de 20 días.
El
estado de Pennsylvania recientemente realizó un amplio conjunto de mediciones
cerca de 34 pozos de gas, incluyendo muestras de aire para el radón cerca de
cuatro pozos, que no presentaban altos niveles del gas radiactivo. Pero los
investigadores dicen en su estudio, que analizar los niveles en cientos de
miles de viviendas y otros edificios, es una mejor manera de evaluar los
potenciales impactos acumulativos de todos los pozos.
"No
creo que podamos ignorar estos hallazgos", dice Schwartz. "Nuestro
estudio se puede mejorar mediante la inclusión de información que no estaba
disponible para nuestro análisis, como por ejemplo sobre el gas natural que se
utiliza para la calefacción y la cocina, si existe cualquier concentración
de radón en el edificio, y en los
cimientos del edificio. Se deben hacer nuevos estudios porque el número de
pozos perforados sigue aumentando y el posible problema identificado por
nuestro estudio no va a desaparecer ".
“Predictors of Indoor Radon Concentrations in Pennsylvania 1989-2013” "fue
escrito por Joan A. Casey, Elizabeth L. Ogburn, Sara G. Rasmussen, Jennifer K.
Irving, Jonathan Pollak, Paul A. Locke y Brian S. Schwartz. El 9 de abril, este artículo estará
disponible para descargar de forma gratuita en
http://ehp.niehs.nih.gov/1409014.
La
investigación fue financiada en parte por National Institutes of Health’s
National Institute of Environmental Health Sciences (R21 ES023675).
Los contactos
para los medios de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Johns Hopkins:
Stephanie Desmon al 410-955-7619 o desmond@jhu.edu y Barbara Benham al 410-614-6029
o benham@jhu.edu.
Para
acceder a la publicación,
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