Actualmente está confirmada la práctica del fracking con la inducción de terremotos.
Un estudio de la Universidad de Columbia ha confirmado que el terremoto más intenso, producido por la inyección de aguas residuales en el subsuelo, alcanzó la magnitud 5,6 y afectó a la población de Praga en el estado de Oklahoma (EEUU) en 2011.
Este terremoto se registró dentro de un número elevado de sismos inducidos durante las tareas de inyección de líquidos.
El temblor pudo sentirse a casi 3000 Km de distancia y en la población de Milwaukee produjo la destrucción de 14 casas, movió y fracturó una carretera federal y dejó varias personas heridas.
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