Tal vez, no
esté de más, mirar hacia atrás y recordar cómo empezó todo. De hecho, hay quien
dice, que para entender las cosas hay que fijarse en cómo se iniciaron. Aunque
no todo el mundo está de acuerdo. Siguiendo el refranero, unos justifican aquello
de “no es como empieza sino como termina”
y otros, “lo que mal empieza, mal
acaba”.
Hace unos años se instauró en Estados Unidos la ley Hinchey, en reconocimiento a Maurice Hinchey, congresista por
New York. Esta ley ha venido a restringir algunos de los “privilegios” que
disfrutaban las empresas de fracking
desde la Administración Bush. Esas condiciones ventajosas fueron introducidas
por Dick Chenney, desde su llegada a la vicepresidencia en 2001 y la creación
del marco regulatorio para esta técnica extractiva en 2004-2005, coloquialmente conocido como “Energy Bill”.
Cuando Chenney consiguió la aprobación en el Congreso, la industria del Petroleo y Gas quedó eximida de cumplir
con el “Safe Drinking Water Act”.
Este acta había sido firmado por un presidente republicano, años atrás. Con
Nixon, se estableció un marco legal para realizar una gestión adecuada de los
recursos de agua potable.
La
administración Nixon fue la primera, en la historia de la democracia americana,
en impulsar un marco regulatorio, entonces inexistente, para una gestión
sostenible y rigurosa de los recursos del aire (“Clean Air Act”, 1.970) y del agua (“Clean Water Act”, 1.972) y la propia “Safe Drinking Water Act”, 1.974. Es de destacar que en tiempos de
Nixon también se formó la E.P.A., Agencia de Protección Medioambiental .
Dick Chenney, con su “Energy Bill” de 2.005, eximió a
las compañías energéticas de cumplir con ciertas restricciones incluídas en las
actas “Clean Air Act” y ”Clean Water Act”. También hubo
exenciones, como es lógico, para la adquisición de reservas de suelo, por
dichas compañías en su actividad exploratoria y extractiva. Así, durante la
segunda Administración Bush, se produjo un despliegue, de infraestructura
extractiva de fracking, desordenado,
voraz y especulativo. Se permitieron operaciones de extracción en suelo público
y protegido llegando a producirse contaminación de subcuencas hidrológicas.
Las compañías
beneficiadas fueron las tradicionales y presentes en la actualidad, como Cabot
Oil&Gas, Williams, Encana o Chesapeake.
Sin embargo, lo que el público no sabía, entonces, era
que Dick Chenney, venia de ser CEO, cargo equivalente al ejecutivo principal de
una compañía, de Halliburton, empresa que desarrollaba la tecnología para
realizar la fractura hidraúlica o fracking.
Prácticamente, todas las empresas dedicadas al fracking, utilizan alguno de sus equipos. De hecho, cuando
Chenney se despidió para ocupar la silla de la vicepresidencia fue atendido con
un “finiquito” de 37 millones US$.
Chenney creó el “Energy Task Force”, un grupo de
trabajo que organizó hasta un total de 40 reuniones con los agentes del lobby industrial y energético del
fracking, y solo una vez con afectados y protectores de los recursos naturales
y la salud pública.
El lobby aportó
una cifra de unos 100 millones US$, claves para la aprobación del “Energy Policiy Act” de 2.005, con
Chenney de Vicepresidente. Esto se conoció como el “vacío Halliburton”, vació
legal sobre la “Safety Drinking Water
Act” de la Administración Nixon. La “Energy
Policiy Act” consentía la inyección de componentes químicos tóxicos en
zonas de acumulación de recursos hídricos (muchos de ellos aguas para
abastecimiento). Cualquier alegación, información contraria, reclamación, fue
anulada por la Administración Bush Jr.
A veces esto me
recuerda a la fiebre del oro, en
California. Para algunos, fue un fenómeno social que provocó que San Francisco,
entonces una pequeña aldea, se convirtiera en una ciudad. Para otros, que, aunque
algunos encontraran riqueza, otros
muchos murieron o fueron asesinados en aquella búsqueda repentina. Entre ellos,
muchos de los aborígenes de la región. Hablando de este tema con un amigo y de
los buscadores que se hicieron ricos, me comentó que hubo alguno que acertó desde
el principio. El que vendía los picos y las palas.
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