El Pozo de San Martín de
Toranzo sería un pozo humilde. Su principal fin sería tomar una muestra de rocas,
hasta unos 300 metros de profundidad. Esta información junto a la prueba de
sísmica permitiría reconstruir un mapa del subsuelo y situar la disposición y
profundidad a la que se sitúa la “pizarra”
buscada. Para ello, Repsol, estima una necesidad de unos 625 m2 de
terreno en una de las dos campas elegidas. Con ese espacio sería suficiente
para instalar la sonda de perforación y una pequeña balsa para almacenar el líquido
que facilita la perforación y evita que la sonda se sobrecaliente.
Pero esta información es la
llave que abre la puerta a todo el proceso.
El pozo de San Pedro ya sería
otra cosa. Se bajaría con la perforación a 2500 metros de profundidad. Se
necesitaría cerrar un reciento de 22.500 m2, casi 2,5 campos de
fútbol y de las tres balsas propuestas, para almacenar aguas y residuos
contaminantes, solo una, ya ocuparía toda la superficie del pozo de San Martín.
Cada balsa podría contener unos 1800 m3 de aguas residuales y lodos.
Como en esta zona es difícil encontrar
una campa que no esté en “pindio”, proponen cementar y elevar el recinto, respecto
al nivel del suelo, para evitar el
vertido de líquidos contaminantes por el pasto y las laderas del monte. Para hacerse
una idea de cantidades, sólo los motores para la perforación vertical necesitarían de un consumo
diario de 5.000 – 8.000 litros de combustible y 800 litros de aceite. Para facilitar
la perforación vertical se necesitarán 2000 m3 de agua,
químicos y una espuma especial.
Una vez hecho el pozo, se retiraría
el equipo de perforación y se adaptaría
el equipo de fracturación hidraúlica. Una vez que ésta se hiciera, se comprobaría
si sale gas y en qué cantidad, para ver si comercialmente es de interés.
En el permiso Luena, se
contempla abrir un segundo pozo exploratorio en la última fase del proyecto sin
que se indique el emplazamiento de interés.
Y aquí acabaría la exploración.
Si sale gas y resulta de
interés, en un permiso de explotación
se necesitarían abrir un número de pozos indeterminado. Y su localización
podría ser en cualquiera de los enclaves dentro de una superficie de 74.628
hectáreas investigadas. Desde San Miguel de Luena hasta Santiurce de Toranzo,
en las tres Villas Pasiegas, en todo el Valle de Carriedo y desde Bárcena Pie
de Concha hasta Pesquera.
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