Carbón
colombiano acumulado en el puerto gijonés de El Musel.JUAN PLAZA / LNE
Público
Por JOAQUÍN DEL RÍO
28 de abril de 2017
Asturias
encabeza estadísticas de problemas sanitarios como consecuencia, en parte, del
almacenamiento en la región de carbón colombiano con metales pesados que flotan
en la atmósfera.
Asturias encabeza estadísticas
de problemas sanitarios como consecuencia, en parte, del almacenamiento en la
región de carbón colombiano con metales pesados que flotan en la atmósfera. Tal
como dijo Público hace años, esas cargas se acumulan en depósitos alimentados
por la financiera multinacional Goldman Sachs para el mercado de futuros.
La cuestión enfada mucho a los
asturianos, que llevan años viendo morir las minas de carbón autóctono y ahora
son almacén para los negocios de una de las empresas causantes de la crisis
internacional, sin que digan nada los Gobiernos autonómico y central. El
control de los materiales que entran y salen por los puertos no es competencia
de las administraciones locales y regionales, sino del Estado (a través de las
aduanas), pero sí los problemas de salud que pueda sufrir la población.
Expertos consultados por este
periódico explican: “De todos los contaminantes del aire, el material
particulado tiene el mayor efecto en la salud humana. Las partículas finas se
asocian con un amplio espectro de enfermedades agudas y crónicas, tales como
cáncer de pulmón y enfermedad cardiopulmonar. Otros contaminantes derivados de
los combustibles fósiles y que se emiten a la atmósfera incluyen el dióxido de
azufre (SO2), los óxidos de nitrógeno (NOx) y el monóxido de carbono (CO). Los
contaminantes secundarios y la exposición a ellos pueden desencadenar otros
tipos de patologías: la exposición a plomo, que se acumula en órganos y
tejidos, conlleva problemas de aprendizaje, daño al sistema nervioso y cáncer;
la inhalación de monóxido de carbono interfiere con la entrega de oxígeno,
causando mareos, dolor de cabeza, daño neurológico y en el peor de los casos la
muerte; el ozono disminuye la función pulmonar, genera irritación de los ojos y
bronco-constricción; la exposición a asbesto, mercurio, dioxinas, algunos
compuestos orgánicos volátiles (COV) e hidrocarburos aromáticos policíclicos
(PAH) puede causar cáncer, efectos perniciosos sobre la reproducción, daño
neurológico y daños respiratorios”.
Los conocedores de las
operaciones temen que éstas se difundan, porque en ellas participan nombres mal
considerados públicamente, como la propia Goldman Sachs, el empresario
Victorino Alonso y, probablemente, Xstrata Glencore. Es más, nadie quiere
hablar de los trajes que utilizan para manipular el material los empleados de
European Bulk Handling Instalation (EBHISA), una sociedad de capital mixto
controlada por el puerto de Gijón y en la que participan Arcelor y Energías de
Portugal (Hidroeléctrica del Cantábrico, antes; Electricidade de Portugal,
después). Los trajes son como esa ropa aislante que todo el mundo conoce por
las imágenes del accidente nuclear de Fukushima.
Pero el tema ha comenzado a
trascender, porque mucha gente se pregunta cuál es el origen de la elevada
incidencia de ciertas enfermedades en Asturias o del súbito empeoramiento de la
calidad del aire –desde hace años, los estudios ambientales son demoledores–. Y
hay hasta grupos de opinión que empiezan a hablar de “el infierno de El Musel”,
para referirse a lo que está pasando en los puertos de Gijón y Avilés y en el
parque de carbones de Aboño, situado en la costa entre ambas poblaciones.
Un gigante carbonero
La actividad carbonífera de
Goldman Sachs es menos conocida que la financiera, pero tiene su importancia. A
través de su filial Colombia Natural Resources posee cuatro minas a cielo
abierto en Colombia, un puerto para la exportación de la hulla y un ferrocarril
para transportarla…
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