lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Algo mejor qué el agua?




Un sistema de mapeo, conocido como WATEX y que combina imágenes de satélites  con mapas climáticos, información de movimientos telúricos y estudios geográficos del terreno y diseñado originalmente para identificar reservas de minerales ha permitido encontrar una reserva enorme de agua en Kenia. Desde hace tiempo esta tecnología ha demostrado su validez en la búsqueda de agua.

El sistema ha sido diseñado por Radar Technologies International (RTI), empresa con sede en Francia. El proyecto se ha desarrollado entre el gobierno de Kenia y la UNESCO, con financiación japonesa.


Este país africano azotado por una sequía  crónica responsable de muertes y desnutrición podría cubrir sus necesidades de agua en los próximos 70 años. La reserva, bautizada con el nombre del acuífero Lotikipi Basin, se encontró bajo el desierto de la región de Turkana al noroeste de la cuna de la humanidad, contiene más de 200 mil millones de metros cúbicos de agua dulce. Sin duda que esta reserva aliviará bastante a los sacrificados keniatas que residen en esta región, los que pueden fácilmente caminar unos 15 kilómetros para encontrar la fuente de agua más cercana.

En una entrevista telefónica con The Verge, Gachet, presidente y CEO de RTI, explicó que WATEX no es realmente capaz de "ver " lo que hay debajo de la tierra y sólo puede ofrecer probabilidades de encontrar agua en un área determinada. En el caso de reservas a poca profundidad (hasta 80 metros bajo el suelo),  puede identificar las fuentes de agua con  una exactitud del 95-98 % .

"Esto es literalmente un salto desde el neolítico a la era moderna", dijo Gachet. "Ellos quieren fertilizar la tierra y cultivar sus propios alimentos, para superar la economía de supervivencia y pasar a otra más sostenible".

Gachet reconoce que esta transición, probablemente tomará tiempo, y debe tratarse con cuidado. Los habitantes de Turkana necesitan ser educados en técnicas agrícolas, y deberán perforarse más pozos en torno a Lotikipi, con el fin de evitar el agotamiento de las tierras agrícolas cercanas. También hay un riesgo de que los inversores extranjeros puedan abalanzarse a cosechar los beneficios, egoístamente, quizás a expensas de los habitantes de Turkana.

"Nos enfrentamos a algo completamente nuevo y tenemos que tener cuidado", continúa Gachet . "No quiero ver esta tierra en manos de las empresas chinas".
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