Fuente: el Confidencial
El alto coste de producción siembra dudas sobre su futuro
El gas pizarra se ha convertido en una alternativa energética en EEUU y muchos en España abogan por seguir el camino americano y comenzar a estudiar su extracción (fracking), que está llena de controversia. El problema es que el coste de extracción del también conocido como gas de esquisto es más elevado de lo previsto, lo que reduce la rentabilidad y obliga a las empresas a endeudarse para seguir invirtiendo en nuevos pozos. Si sus balances no mejoran, el futuro del fracking podría no ser tan brillante como se espera.
Un ejemplo para ilustrar la factura que supone esta técnica respecto a las tradicionales. Los productores independientes de shale gas, como se conoce por su nombre en inglés, en EEUU calculan que en 2014 por cada dólar que obtengan de la venta de este gas habrán invertido 1,5 dólares para su perforación y extracción. En contraste, ExxonMobil, la mayor petrolera del mundo, solo necesita invertir 68 centavos por cada dólar que obtenga de ingresos.
El coste del fracking aumenta: el problema de la producción
El problema radica en que la producción de petróleo a través de este método cae más rápido que utilizando medios convencionales. La Agencia Internacional de la Energía cálcula que se necesitan 2.500 pozos nuevos al año solo para mantener la producción de 1 millón de barriles al año en el yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte. En comparación, en Iraq apenas se necesitan 60 pozos para obtener los mismos resultados.
Los pozos de gas pizarra reducen su producción entre un 60 y un 70% solo el primer año, mientras que los pozos tradicionales la reducen un 55% en los dos primeros años. Estas estimaciones de Drillinginfo muestran como las empresas se ven continuamente obligadas a reinvertir en nuevos pozos para mantener la producción.
Estos problemas se trasladan a nivel corporativo. Sanchez Energy Corp, una empresa tejana especializada en extracción de gas pizarra, deberá invertir 600 millones de dólares este año para unos ingresos estimados que son la mitad, unos 300 millones, según señala Bloomberg. Además, en uno de sus yacimientos ha obtenido cinco veces más agua que crudo.
"Estamos empezando a vivir en un mundo donde obtener más petróleo supone más energía, más esfuerzo y será más caro", explica a la agencia Tad Patzek, presidente del departamento de Petróleo y Geosistemas de la Universidad de Texas.
Pese al coste elevado que supone la tecnología del fracking, fracturación hidráulica en castellano, Andy Lipow, presidente de la consultora de energía Lipow Oil Associates, asegura que "no veo que el auge del gas esquisto haya llegado a su fin". De hecho señala que se está comenzando la extracción de este gas en lugares como Colorado, Wyoming u Oklahoma.
La clave: el precio del crudo
Las empresas, a pesar de que incluso con el petróleo por encima de 100 dólares tendrán dificultades para obtener beneficios, siguen aumentando la producción de crudo con estas técnicas. De hecho, desde finales de 2011, EEUU en conjunto ha elevado su producción de crudo un 39%.
Con todo, los cálculos varían en función de cada pozo petrolífero, y se estima que el coste puede oscilar entre 6,4 millones de dólares y 13 millones de dólares, que es lo que está inviertiendo Goodrich Petrolem, tal y como explicó Robert Turnham, su presidente y consejero delegado, durante la presentación de sus resultados la semana pasada.
A pesar de ello, extraer petróleo con este técnica sigue siendo más caro. Por ejemplo, en Iraq el coste del barril de petróleo para las empresas ronda los 20 dólares. Sin embargo, el punto de equilibrio para obtener beneficios en EEUU con petróleo proveniente del fracking está estimado entre 60 y 80 dólares el barril, según la AIE.
El precio del petróleo West Texas no ha bajado de los 80 dólares desde 2012 y se ha mantenido por encima de 90 dólares desde mayo, pero según los expertos, una caída sostenida del precio del petróleo por debajo de 85 dólares/barril haría que esta técnica ya no fuera rentable. De hecho, aseguran que las empresas dedicas a este tipo de gas podrían aguantar algún tiempo si el precio del barril se coloca por debajo de 85 dólares, pero si se mantuviera una caída prolongada de precios podría frenar este tipo de extracciones.
Un problema de deuda
"Para mantenerlos en el corto plazo (los pozos de gas pizarra), EEUU necesita un precio del petróleo en la zona de los 65 dólares/barril", ha señalado Leonardo Maugeri, exgerente de la petrolera italiana Eni y actual investigador de la geopolítica energética en Harvard.
Por el momento, los inversores parecen dispuestos a seguir apostando por esta técnica, mientras las empresas siguen endeudándose rápidamente. El precio del petróleo sigue siendo lo suficientemente alto para mantener los inversores interesados en los beneficios potenciales.
Sin embargo, "hay un momento en el que los inversores se muestran preocupados por los niveles de deuda y sobre cómo se va a seguir financiando el gasto", concluye Ryan Oatman, analista de energía de Sun Trust, un banco de inversión. "¿Cómo acelerar la producción sin preocupar a los inversores sobre el balance de la empresa? Esa es la tensión clave en la industria", concluye este experto a Bloomberg.
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