El
continuo apoyo de Theresa May al fracking
la está apartando de la comunidad
europea Getty
Independent
Por Craig Bennett
4 de Junio de 2017
Cada
vez son más los líderes mundiales que están aceptando la gravedad de los
riesgos asociados con la fractura hidráulica. Theresa May está cada vez más
aislada en su apoyo a esta farsa ambiental
Theresa May podría tener que
acostumbrarse a sentarse en el extremo opuesto de la mesa con sus homólogos
europeos en una cuestión más - la fractura hidráulica .
Tras la votación de esta semana
en el Parlamento irlandés para prohibir la fractura hidráulica , la primer ministro parece mostrarse como uno de
los pocos líderes europeos que todavía sostienen que la fractura hidráulica es
una buena idea. Francia, Holanda y Alemania
todos han puesto fin a este método arriesgado de tratar de obtener el
gas del subsuelo mediante la ruptura de rocas a alta presión.
Aparte del hecho de que nadie
sabe todavía lo caro que sería el poder obtener gas de esquisto en el subsuelo
de Europa, que se presenta geológicamente mucho más “arrugado” que en los EE.UU., el aumento de los estudios que apuntan
a los riesgos, tales como correlaciones con picos en la emisión de metano ,
contaminación del agua y el impacto sobre la salud , están dando a los líderes una
pausa para la reflexión. El ímpetu para mostrar el compromiso europeo con el
acuerdo sobre el clima en París frente a las acciones de Trump es probable que
esté también en la mente.
No está yendo tan bién para
aquellos que esperan poder hacer dinero rápido a partir del gas atrapado debajo
de nuestras casas y en el campo. Los líderes del Partido Laborista, los liberal
demócratas y los partidos verdes han dicho que se opondrían a la fractura
hidráulica en sus manifiestos. Además, Escocia, Gales e Irlanda del Norte han
puesto en marcha sus propias suspensiones de la fractura hidráulica, lo que
significa que cualesquiera que sean los resultados de las elecciones en el Reino
Unido ya están fuera de la mesa con el gas de esquisto.
La “revolución” europea,
prometida con el gas de esquisto parece estar pulverizándose, a pesar de los grandes
esfuerzos del gobierno anterior. Ya han pasado seis años desde que se realizó
el primer y único intento de fracking en Inglaterra, que terminó después de producirse
los temblores de tierra en mayo de 2011. Seis años sin nada que enseñar, a
pesar de los millones de libras de recortes de impuestos, la relajación de las
normas de planificación, la entrega de cientos de licencias para fracking, y
las reuniones secretas realizadas para tratar de forzar a través de proyectos a
la oposición local. ¿Se imagina si mucho de este esfuerzo se hubiera puesto en
el apoyo a proyectos de energía limpia como los parques eólicos y los paneles
solares que la gente realmente quiere?...
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