Nos dicen que el gas de esquisto es una oportunidad de futuro que no podemos perder, que se trata de una energía más limpia que el carbón por la menor emisión de CO2 y que por tanto contribuye menos al cambio climático. Sin embargo, el fracking tiene asociado unos aspectos negativos que parecieran desmesurados y que las empresas de hidrocarburos intentan minimizar resaltando principalmente los aspectos positivos ante la opinión pública.
Para entender la magnitud de estos aspectos negativos vamos a intentar darlos una dimensión comprensible. Unos de los mayores problemas del fracking es el gran consumo de agua dulce.
Veamos un ejemplo, hablando del agua. La ciudad de Santander, con unos 180.000 habitantes, tiene el mayor consumo de agua por habitante de toda España, unos 200 litros por habitante y día. La media nacional está en unos 160 litros.
Si dispusiéramos del agua dulce que hasta el momento se ha destinado a la fractura hidráulica en EEUU, Santander tendría el consumo asegurado para ¡¡ 76 años !!.
Ahora, veamos que pasa con las aguas residuales. Cuando se hace el fracking, el agua se mezcla con arena y químicos antes de inyectarla. Cuando vuelve a la superficie, además contiene elementos radiactivos de origen natural. Como resultado emergen aguas y lodos de alta toxicidad.
Si consideramos que el pantano del Ebro tiene una capacidad de 541 Hm3, las aguas residuales generadas hasta el momento en EEUU, darían para llenar ¡¡ 2 veces !! el pantano del Ebro.
Como se hace fácil de entender, el tratamiento de este volumen de agua es inalcanzable. Primero por los costos económicos y segundo porque la demanda supera ampliamente la oferta de plantas de tratamiento especializadas.
En un mundo de contratas y subcontratas e idóneo para que el principal responsable termine lavandose las manos, ha habido de todo. Aguas residuales han terminado vertiéndose libremente en ríos. Después de ser tratadas en plantas especializadas y vertidas nuevamente a corrientes de agua dulce, los análisis, en tramos ya alejados, han dado presencia de radiactividad y tóxicos variados.
Como solución final han decidido inyectarla en el subsuelo aprovechando pozos agotados y otras formaciones geológicas como depósitos. Hacer estudios geológicos para evidenciar fallas o estructuras debilitadas resulta muy caro cuando el único fin es esconder aguas residuales. Así, en el inyectado se producen miles de pequeños sismos de intensidad baja y previsible, pero de vez en cuando la intensidad es importante, afectando en la superficie a personas y viviendas.
Y nadie puede asegurar el vector de desplazamiento de estas aguas con el paso de los años.
En un mundo de contratas y subcontratas e idóneo para que el principal responsable termine lavandose las manos, ha habido de todo. Aguas residuales han terminado vertiéndose libremente en ríos. Después de ser tratadas en plantas especializadas y vertidas nuevamente a corrientes de agua dulce, los análisis, en tramos ya alejados, han dado presencia de radiactividad y tóxicos variados.
Como solución final han decidido inyectarla en el subsuelo aprovechando pozos agotados y otras formaciones geológicas como depósitos. Hacer estudios geológicos para evidenciar fallas o estructuras debilitadas resulta muy caro cuando el único fin es esconder aguas residuales. Así, en el inyectado se producen miles de pequeños sismos de intensidad baja y previsible, pero de vez en cuando la intensidad es importante, afectando en la superficie a personas y viviendas.
Y nadie puede asegurar el vector de desplazamiento de estas aguas con el paso de los años.
En fin, lo de las empresas se entiende, más allá de los beneficios, impuestos bajos y reparto de dividendo, lo demás..... "problemas de otros".
Lo de los políticos en EEUU, también. ¡ La supremacía militar y la independencia energética a cualquier precio !
Pero, ¿y lo de los políticos de aquí?, en España el ministro Soria y las empresas interesadas calculan gas y en enclaves diferentes. La EIA (U.S. Energy Information Administration) vaticina poco y localizado. Una cosa es clara, los dos no van a tener la razón. De todas formas conviene mirar las principales cuencas mundiales de gas de esquisto,
Y si no, habrá que preguntarle a D. Mariano: ¿ a cuánto sale realmente este gas?
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